Sondeo de e-press, aplicado a 71 líderes del área en agosto de este año, reveló además que un 50% de las compañias utiliza algún tipo de herramienta de inteligencia artificial (IA) para sus procesos
Una encuesta realizada por e-press Comunicaciones a 71 líderes de comunicaciones corporativas de empresas en Chile, que midió la aproximación a las herramientas que entrega la inteligencia artificial (IA) generativa para esta área, develó que 18,3%% de ellos ya cuenta con políticas oficiales de uso para el desarrollo y aplicación de sus estrategias.
“La utilización de IA todavía es incipiente en las comunicaciones y vemos que está en una fase de exploración. Hoy los equipos están investigando mediante ensayo y error, descubriendo sus potencialidades y definiendo cómo pueden sacar provecho, principalmente, en la creación de contenidos”, dice Nicolás Peralta, socio de e-press Comunicaciones.
Principales usos
Según el sondeo de e-press Comunicaciones, sólo la mitad de los encuestados ha hecho uso de IA para algo relacionado con su área de expertise. De este grupo, 80,3% lo ha hecho de manera experimental o por iniciativa propia, mientras que sólo 19,7% ha recibido algún tipo de entrenamiento formal de parte de sus empresas, siendo la mayoría de estas, extranjeras (57,2%).
Así y todo, los que la han usado, lo han hecho para “Generar ideas creativas” (72,8%), “Acelerar el trabajo” (69,4%) y “Escribir artículos, textos y/o comunicados de prensa” (47,2%).
Para la elaboración de estos contenidos o tareas, 86,1% dice estar usando las versiones gratuitas de IA, aunque 87,1% asegura que pagará por alguna en el futuro. “Uno de los problemas del uso de las versiones sin costo de las herramientas más usadas es que no están 100% actualizadas o su información no siempre es la correcta, por lo que es necesario siempre chequear los datos antes de difundir cualquier contenido”, explica el ejecutivo.
Políticas de uso y transparencia
A pesar del bajo desarrollo de políticas corporativas de uso de inteligencia artificial en el área de las comunicaciones, 50,7% de los encuestados que dijeron que no cuentan con una, dice estar ya diseñándolas.
Otro de los temas que surge, es el relacionado con la propiedad intelectual del contenido. Según 62% de los que respondieron piensan que debiera ser compartida entre el usuario y la herramienta de inteligencia artificial, mientras que 31% piensa que sólo del usuario, y 7% dice que sólo de la herramienta.
“Si bien en Chile todavía no hay una regulación al respecto, sí el documento de Política Nacional de IA elaborado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación aborda el tema, y señala que en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) hay cierto consenso en que una máquina no puede ser titular de este tipo de derechos, pero que esto aún sería un diálogo que no está concluído”, explica el socio de e-press Comunicaciones.
Y por último, 80,3% del total de los encuestados cree que su utilización para el desarrollo de contenido debe ser transparente hacia el receptor de la información.
Oportunidades y riesgos
Los líderes de comunicaciones ven, en su gran mayoría, a la IA como una oportunidad (93%), que tendrá un impacto positivo (86%) en el desarrollo de su área y, al contrario, como se ha detectado con otras profesiones, están seguros de que no reemplazará su trabajo en el futuro (93%).
Sin embargo, creen que en sus compañías no se le ha dado la suficiente importancia (87,3%) a esas oportunidades ni están buscando la mejor manera de capitalizarlas. Esto, aún cuando 68% cree que van demasiado rápido en su incorporación sin pensar en las posibles consecuencias y 90% opina que no se están tomando en serio los riesgos de su desarrollo.
“A medida que las empresas incorporen cada vez más la inteligencia artificial para la comunicación, se hagan más sofisticadas las herramientas, utilicen sus versiones pagas y se internalicen como parte de los procesos naturales del área, probablemente sus oportunidades y riesgos se irán haciendo más visibles. En paralelo, irán avanzando las políticas y también los marcos regulatorios, así como la necesidad de profesionalizar a los equipos en sus usos”, concluye Peralta.
Estudio completo aquí