A 30 años del Plebiscitico y una nueva Centro Derecha

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Por: Gustavo Ferrada M. Presidente Evópoli – Región de O’Higgins


El 5 de octubre de 1988 se constituyó el paso final de un largo proceso que se tradujo en la recuperación de la democracia en Chile. Sin embargo, el gran avance se registró dos años antes con la apertura del Tribunal Calificador de Elecciones (TRICEL) y de los registros electorales, en 1985 y 1986 respectivamente.

En dicha instancia, se inscribieron 7.435.913 personas, el equivalente a casi el 98% de los ciudadanos habilitados para votar. Esta cifra de participación es única en nuestra historia electoral y sin duda gráfica el entusiasmo que existía en ese momento por ser parte activa de las decisiones que cambiarían el futuro del país.

Los 30 años de conmemoración del plebiscito de 1988 es una buena oportunidad para reflexionar en torno a nuestra democracia, y así  entender la importancia de no perder la institucionalidad, estar atentos como sociedad de todo atisbo de  ruptura del diálogo democrático, y evitar caer en un enjambre de situaciones,  tanto coyunturales como históricas, como así también políticas, económicas y/o culturales, que puedan llevarnos a retroceder en los avances que hemos logrado como sociedad en estas tres décadas.

Todos debemos confirmar nuestro compromiso con la libertad, no solo la del simple sufragio, sino también la del pensamiento y acción política. Hoy vemos como nuestro sector es una gran muestra de esto, ya que el presente visualiza una centro derecha moderna, que se atreve a un futuro sin mochilas pero con memoria, con parlamentarios valientes al momento de aceptar nuestra historia, pero corrigiendo los discursos que no ayudan a avanzar en un Chile más justo.

Chile cambió y nuestro sector también, y no solo desde los nuevos partidos como el nuestro, sino también vemos como parlamentarios de partidos tradicionales son capaces de plantear un debate en temas que antes eran impensados, y más aún, votar por leyes sobre temáticas que hace 20 años difícilmente se podrían haber concretado. Eso es mérito de estas nuevas generaciones crecidas en democracia.

Es también imprescindible ratificar nuestro compromiso con la defensa por los Derechos Humanos, de forma transversal, evitando cualquier tipo de matices o “contexto histórico”. Es imposible edificar democracia sobre la ausencia de la verdad, debemos ser intransigentes al momento de plantear que el camino de la violencia, nunca será una alternativa y solo en un Estado de Derecho es posible avanzar como sociedad.

Finalmente, debemos ser capaces de recuperar la participación ciudadana como en aquel plebiscito, donde Chile dio el ejemplo claro que la democracia se gana en las urnas y se construye con respeto a la institucionalidad y la verdad.

Sin duda la palabra Democracia es vigencia de la libertad y los derechos, pero también existencia de igualdad de oportunidades. Sigamos caminando para que nuestro país sea cada día un lugar más justo, libre e inclusivo.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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