Por: Marco A. Zúñiga. Director Ejecutivo Chiletec (Asociación de Empresas Chilenas de Tecnología)
En el marco al apoyo de la Misión de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OECD en el diseño de políticas públicas en Chile, Chiletec tuvo la oportunidad de participar en una serie de actividades relacionadas con la definición de una Estrategia Nacional de Identidad Digital.
Hay que destacar que la Identidad Digital, asegura la confianza requerida para realizar operaciones digitales, en sus diversas dimensiones y mecanismos, asegurando la relación del ciudadano con el Estado, la prestación de múltiples servicios por diversos canales y todo tipo de operaciones en las cuales -como personas naturales y jurídicas- interactuamos en los entornos virtuales. Este pilar es también fundamental para la definición y aplicación de nuevos modelos de operación basados en nuevas tecnologías, como por ejemplo blockchain. Sin la definición de esta estrategia, nuestro modelo de desarrollo digital como país, sea cual sea, se ve totalmente comprometido.
Durante estos días, hemos conocido la estrategia propuesta por la OECD para la definición integral de un marco nacional de trabajo, además de las exitosas experiencias de países como Uruguay, Estonia y España. Es coincidente, en esos países, se aplica un modelo nacional basado en la colaboración pública privada y la definición de estrategias de Estado (más allá de los gobiernos temporales), lo que ha significado un catalizador para el éxito en sus modelos de servicio y creación de valor público y privado. Además, con extrema generosidad, los representantes de esos países han compartido sus aprendizajes, con los altos y bemoles de sus proyectos evolutivos.
La OECD, nos ha permitido convocar en Chile un espacio de discusión transversal, con la participación de diversos sectores académicos, empresariales, políticos y ciudadanos del país, para este tema fundamental.
Una Estrategia Nacional de Identidad Digital es un tema pendiente en Chile. La discusión ha sido realizada por grupos reducidos durante los últimos 15 años, erróneamente restringida a los aspectos tecnológicos involucrados. La definición de esta estrategia requiere una discusión en múltiples niveles, primero políticos y estratégicos, ya que genera discusiones que obligan a repensar algunos modelos de operación del país. Y, por cierto, también incorpora aspectos tecnológicos en los cuales debemos tomar definiciones urgentes, adoptando las mejores prácticas internacionales y las tendencias. Por fin, y después de mucho tiempo, percibimos un consenso de que es un pilar fundamental para el desarrollo de la Economía Digital de nuestro país y que entre todos debemos resolver con urgencia.
Ahora nos queda pendiente la segunda etapa. Convocar a mesas de trabajo, en un marco de colaboración público y privada, donde más allá de los intereses propios de ciertos agentes o sectores, establezcamos un modelo colaborativo en el cual diseñemos nuestra estrategia nacional. La verdad es que, siendo pragmáticos, nuestra recomendación como industria es “adoptar” alguno de los modelos internacionales exitosos.
Demasiados esfuerzos aislados en este ámbito han sido insuficientes. Tenemos condiciones internas de mercado que no han permitido una adecuada cobertura. La inexistencia de servicios masivos no ha permitido profundizar la provisión de servicios por parte del Estado a los ciudadanos y el desarrollo de una economía digital con nuevos emprendimientos y modelos de servicio.
Una Estrategia Nacional de Identidad Digital chilena nos permitirá mejorar y profundizar -en el mundo público y privado- el desarrollo y la calidad de los servicios de salud, financieros, sociales, comerciales, transporte, colaboración, educación y entretención, accediendo a los beneficios de la Economía Digital.
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