Felipe Martin: “La reforma al Código de Aguas tiene un carácter ideológico y no resuelve el problema de fondo”

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En el norte existe un déficit hídrico estructural y en el sur la oferta disponible irá disminuyendo como consecuencia del cambio climático, “pero aunque en Chile no nos falta agua, el problema es que manejamos mal la que ya tenemos, lo que es cada vez más importante ante el crecimiento de la población mundial”, aseguró a Poder y Liderazgo, el ex secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Riego y gerente general de MÁS Recursos Naturales, Felipe Martin


Junto con identificar algunos problemas, también plantea soluciones, ya que Felipe Martin -que además es Presidente de la Asociación Gremial de Riego y Drenaje (Agryd)- resalta la necesidad de construir obras que mitiguen los efectos del cambio climático como embalses, mejoramiento de canales, sistemas de infiltración de aguas superficiales o de infiltración artificial para acumular agua a nivel subterráneo.


¿Cuál es la realidad del agua en Chile? ¿Realmente existe una crisis como plantean algunos sectores o sólo se trata de especulaciones mercantiles?

“Según Conaf, el 72% de la superficie nacional experimenta algún grado de sequía, afectando al 90% de los habitantes, y donde además el 27% del territorio tiene algún riesgo de sufrir desertificación”.

“A ello se suma que las temperaturas aumentan mientras las precipitaciones disminuyen, afectando fuertemente al ciclo del agua tal como lo conocíamos, generando un 15% menos de lluvia en los últimos 50 años en algunas regiones, concentrándose en menos eventos durante el año, aunque con mayores volúmenes. La cordillera de Los Andes también hace lo propio, pues se ha elevado la altura donde cae nieve, disminuyendo su acumulación y eliminando históricas formas de embalses naturales”.

“Pese a ello, Chile es un país con un gran potencial hídrico, pero mal manejado: el agua de río llega en sólo 24 horas de la cordillera al mar y un 84% de este recurso se vierte en aguas saladas sin antes ser almacenada o utilizada, lo que ocurre producto de una evidente falta de infraestructura hídrica donde tenemos un retraso tecnológico equivalente a 50 años respecto de países desarrollados, lo que no nos permite almacenar el recurso”.

“Si consideramos el panorama a nivel país, de manera general falta infraestructura, conducción, acumulación superficial y subterránea, sistemas de infiltración artificial, embalses y sistemas de riego por goteo, donde sólo el 50% de las hectáreas regadas poseen riego tecnificado, con mucho por desarrollar aún. Asimismo en todas las industrias tenemos un déficit de infraestructura, como ocurre con el agua potable rural con una carencia muy potente”.

“Por ello, es imprescindible que Chile cuente con infraestructura hídrica moderna y amigable con el medioambiente para acumular agua, de manera de recuperar la capacidad de reserva para los meses de menor precipitación, donde todos los ríos debieran contar con sistemas de embalse y conducción, monitoreo a distancia, telemetría y telecontrol con compuertas automáticas y sistemas de infiltración artificial, tecnología que debiera estar ya bastante más globalizada en Chile de lo que está aún”.


¿Cómo país contamos con una política del agua que vaya más allá de los gobiernos de turno?

“Durante el primer gobierno del Presidente Piñera se presentó una Estrategia Nacional de agua enfocada en acelerar la construcción de infraestructura hídrica, sin embargo durante el Gobierno de Michelle Bachelet se avanzó de otra manera y ahora es fundamental que se retome, recobrando la acumulación de agua y restableciendo los ciclos normales de este preciado recurso”.

“En la actualidad nos falta mucho por implementar, todos los ríos debieran estar con su sistema de embalse y conducción, estos últimos con monitoreo a distancia, telemetría y telecontrol con compuertas automáticas, tecnología que debiera estar ya bastante más globalizada en Chile de lo que está aún, con diferencias muy fuertes entre organizaciones de usuarios, donde algunas tienen tecnología de punta y donde otras no han partido”.

“Además aún no tenemos ningún sistema de infiltración artificial implementado y funcionando a cabalidad, sólo pilotos, lo que no puede continuar así. Debemos implementar esta tecnología y masificarla, donde no podemos pensar en riego tecnificado para el siglo 21 sin inversiones con este tipo de riego que mejora la eficiencia en un 90% versus un 35% que tiene el riego por tendido, lo que debemos detener independiente cuál sea la región. En este minuto hay déficit durante el verano hasta en la región de Aysén y eso cambiaría si es que mejoramos la tecnología”.

“Para esto debiera existir una política de Estado de largo plazo, con colaboración público-privada que se encargue de acelerar la construcción de embalses y fomentar obras como por ejemplo grandes canales, sistemas de infiltración de agua a los acuíferos subterráneos, proyectos de trasvase de aguas y sistemas de telemetría y telecontrol mediante concesiones”.


¿Qué rol han jugado y debieran de jugar los privados en el cuidado y preservación de los recursos hídricos a nivel nacional?

“En primera instancia, el Estado tiene el deber de tomar acciones para mitigar los daños causados por el cambio climático. Lamentablemente, la mano del hombre ha descuidado embalses naturales, lo que nos obliga a crear embalses artificiales para almacenar agua y así recuperar ciclos naturales que se han perdido con el paso del tiempo. Sin ello, estaremos ayudando al avance de la desertificación y al aumento de los periodos de sequía”.

“Dentro de este escenario, el rol de los privados es bastante importante. Chile necesita una inversión de varios millones de dólares en infraestructura hídrica, donde debe existir un incentivo y herramientas de fomento que le permitan no sólo al Estado invertir, sino también a los privados”.

“Para esto necesitamos transmitir confianza y fomentar la inversión público-privada. Esto, como política pública de largo plazo que trascienda el gobierno de turno, de manera de no estancar el desarrollo de infraestructura hídrica que actualmente tiene un retraso de 50 años respecto de países desarrollados”.

“En vez de preocuparnos en cambiar por ejemplo la ley del código de Aguas, deberíamos estar trabajando para sacar adelante los proyectos de inversión, generando soluciones por la vía tecnológica, destinando un mayor presupuesto a un plan nacional de aguas y generando más alianzas estratégicas con los privados. Esa es la vía”.


¿Usted plantea una carretera del agua… cómo sería ésta en la práctica?

“El desarrollo de una carretera hídrica en Chile -en cualquiera de sus modalidades, ya sea superficial o subterránea, y por otro lado, submarina- es clave para lograr la conectividad hidráulica a lo largo de nuestro país. Sin embargo, conocemos que es un proyecto difícil de realizar, donde la alternativa de carretera superficial o subterránea puede pasar por diferentes predios y donde los permisos y las comunidades pueden ser un factor limitante para su desarrollo. La opción de carretera submarina, en cambio, tiene menos procesos de intervención por lo que puede ser más amigable. Sin embargo, en ambos casos la tecnología de desanilización permite una competencia bastante fuerte en este proyecto”.

“Asimismo, es importante recalcar que el país no puede estar conectado sólo en base a las telecomunicaciones, a las carreteras y a las energías sin una conectividad hidráulica, donde ésta es tremendamente necesaria para por ejemplo en casos de emergencias, poder abastecer a sectores vulnerables o devastados por desastres naturales”.


¿Qué opinión le merece el actual código de aguas y las modificaciones que se están impulsando en el Congreso?

“Durante un largo periodo hemos repetido hasta el cansancio que así como estaba planeado durante el gobierno de Michelle Bachelet, este proyecto tiene un carácter ideológico y no apunta a resolver el problema de fondo, que es aprovechar mejor los recursos hídricos, almacenar mejor el agua para períodos de sequía e implementar tecnología en el sector para optimizar su uso”.

“Si bien el actual código puede mejorarse, debe hacerse en forma correcta y ajustarse a los tiempos que vivimos. La reforma no genera ni un solo litro de agua a nuestra matriz, y en vez de eso, equivocadamente se preocupa de quitar los derechos a quienes históricamente los han administrado en forma correcta”.

“En la actualidad, uno de los puntos más relevantes de los que deberá hacerse cargo el Presidente Piñera, es dejar sin contradicciones los incisos correspondientes a la mantención de la propiedad del derecho de uso, goce y disposición de agua”.

“En ese sentido, será fundamental que restablezca la certeza jurídica a la propiedad de los derechos nuevos o antiguos. Hacerlo será trascendental para fomentar las inversiones y asegurar el aumento de la superficie regada, que podría incluso duplicarse en los próximos años, convirtiendo a Chile en una potencia alimentaria”.

“Asimismo, el Estado debe participar más activamente, fomentando la inversión privada a través de la Comisión Nacional de Riego, construyendo nuevos embalses y sistemas de infiltración, implementando riego tecnificado y haciendo más eficiente el uso del agua en todas las industrias”.

“Confiamos en que el actual gobierno cumplirá con estos desafíos propuestos en su campaña, serios y con mirada de Estado”.

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