Los hombres, víctimas silenciosas del machismo de la sociedad

0

Por: Bernardita Espinoza V. Ingeniero Civil Industrial – Universidad de Chile


En estos días en que las mujeres han protagonizado una mediática campaña de protesta contra una Sociedad Machista que las oprime y las discrimina, reclamando por equidad, respeto y valoración, quiero darle otro enfoque al Machismo, aquel enfoque donde la víctima es el hombre.

La Sociedad Machista impone al hombre un rol masculino tradicional, que le aprisiona y obliga a ser siempre ser fuertes, racionales, dominantes, autónomos, independientes, activos, competitivos, poderosos, invulnerables, positivos; de modo que se les vuelve fundamental, para encajar en el molde de la identidad masculina tradicional, y, por ende, reafirmar su autoestima.

Este molde, le obliga al hombre a un bloqueo y manejo, en solitario, de emociones prejuiciadas como “no masculinas” como la tristeza, la ansiedad, la impotencia, la incertidumbre o la indecisión, emociones, que, ciertamente, son humanas y no exclusivas del género.

De modo que el hombre, tiende a evadir los conflictos emocionales mediante hiperactividad en el trabajo, deportes, televisión, internet, consumiendo alcohol en forma adictiva, o manejando en forma peligrosa, de modo de mitigar su ansiedad y para mantener dicha fachada masculina intachable e invulnerable al acoso de la emoción.

Ante una crisis, esta masculinidad tradicional le impide, asimismo, la búsqueda de ayuda, cuestión que socialmente se ve como un indicador de la falta de masculinidad, de modo que muchos hombres se convencen de que tienen que resolver sus problemas por ellos mismos y no hablan de lo que sienten. Sin apoyo, contención y vías de escape, las salidas violentas, como las adicciones, la violencia de género (ante crisis emocionales) e inclusive el suicidio (ante muchos tipos de crisis), es vista como una opción y materializada por algunos hombres.

Incluso el hombre, en estas sociedades machistas, encuentra cero empatía cuando es sometido a violencia intrafamiliar psicológica (la más común) y física, así como respecto del acoso sexual, dado que en su rol de macho, no es aceptable que denuncie o requiera ayuda ante una de estos flagelos. Dichos como “eres hombre”, “ponte los pantalones” retumban en los oídos de los incomprendidos que se atreven a alzar la voz.

¿Pueden imaginar la presión para el hombre, de arreglárselas solos si, en estos días, muchas mujeres han declarado que “no somos merenguitos, debemos defendernos solas”, oponiéndose a legislar en contra del acoso callejero?

Acoso estudiantil a los hombres que lloran, que no les gusta el fútbol, o les gusta el arte; manifestaciones burlescas o simplemente impedimento indirecto de ejercer derechos relativos a la paternidad (acaso eres doctor, acaso vas a amamantar tú a la guagua), son manifestaciones de un machismo que también oprime al hombre y que, en sus consecuencias más graves, implica adicciones, y por cierto, la alta tasa de suicidios masculinos (4 veces más que los femeninos, en Occidente).

Respecto del suicido, flagelo que golpea a Chile con mayor incidencia que otros países vecinos, con 18,2 suicidios de hombres por cada 100.000 habitantes versus un 4,2 de mujeres. ¿Cómo explicar esa diferencia, siendo que las mujeres han sido más sometidas y discriminadas por la Sociedad Machista?.

Algunas causas de esa diferencia son visibles, como en el caso de las adicciones, en las que el consumo de alcohol y drogas es mayor en el caso de los hombres (muchas veces, como única válvula de escape); o en de la violencia suicida, vale decir el suicidio que tiene lugar después de episodios de violencia de género. Otras causas se encuentran más escondidas como la de no poder cumplir con su función de proveedores, por no ser capaces de manejar la frustración en un ambiente de competitividad y exitismo, o el sentimiento de desamparo y la depresión a las que los hombres se enfrentan con dificultad al tener más problemas para pedir ayuda o demostrar sus emociones.

Espero que los movimientos feministas del siglo XXI, tomen este camino de respeto y diversidad, y no en cambio, el camino de imponer un molde tan extremo a las mujeres, en como debe ser una mujer, como debe pensar, relacionarse, vestirse, arreglarse y amar, que en el futuro nos signifique estar tan limitadas como lo están hoy los hombres, a causa de la Sociedad Machista.

La búsqueda de una Sociedad ecuánime que no discrimine, no limite, ni encajone a sus miembros en moldes estrictos, y que les permita desarrollarse con independencia, sin discriminaciones de ninguna especial y en libertad, es la que debiera inspirarnos y motivarnos.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

Compartir

Acerca del autor

Comments are closed.