Por: Zdeněk Sobotka. CEO y fundador de Solek Group
Recientemente estuve en Chile, y entre distintas actividades pude visitar plantas de energía solar. Al regresar a Praga (mi ciudad de origen) no tuve más remedio que encender completamente el aire acondicionado dadas las altas temperaturas.
En un verano tan caluroso tiendo a pensar que tal vez la energía fotovoltaica fue cancelada demasiado pronto en Europa. Tanta luz y energía no tan solo se desperdicia en aire acondicionado, refrigeración y congelación, sino que también causa enormes pérdidas para la agricultura y la gestión del agua.
Pero Chile tiene una gran oportunidad. Los paneles solares que actualmente se instalan en varias plantas son un tercio más eficientes que los que inundaron la República Checa en 2010, cuando el auge solar alcanzó su punto máximo.
Esta eficiencia implica que el actual suministro de 1MW proporcionado por una planta de energía solo necesita un área de 1.7 hectáreas, en comparación con las 2.5 hectáreas que se requerían hace ocho años.
Generar energía limpia, eficiente y al alcance de todos ya es una realidad, y la enseñanza de otros países en la materia es algo que Chile debiera aprovechar, para verse ampliamente beneficiado por las nuevas tecnologías.
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