El Cambio Climático impulsa la Instalación de Sistemas Tecnológicos basados en Energías Renovables

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Por: Jorge A. González. Profesor de la Universidad Nacional de Tucumán-Argentina


Casi el 80% de toda la energía que consume la humanidad realizando sus actividades, proviene de quemar combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), con la consecuente emisión de gases de efecto invernadero (GEI), que se suman a los que se encuentran naturalmente en la atmósfera, dando como resultado el calentamiento global y el cambio climático asociado.

Hoy en día, sus efectos negativos los estamos sintiendo cada vez con mayor fuerza en distintos puntos del planeta. Ya no pertenecen a un futuro lejano, ni a un relato de ciencia ficción. Si bien los responsables están localizados, los afectados somos todos los habitantes del planeta, pero en especial los más vulnerables que apenas han contribuido y contribuyen a estas emisiones.

El pasado 8 de octubre el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) difundió a través de un documento, señales de alarma sobre estos efectos y urgió a los países a realizar cambios rápidos, de amplio alcance y sin precedentes, para que el aumento de la temperatura sea de 1,5 ºC y no de 2ºC (Acuerdo de París en 2015), ya que ese salto de tan solo 0,5 ºC potenciaría el incremento del nivel del mar, la destrucción de corales de agua cálida, el adelgazamiento del casquete polar y el derretimiento de los glaciares.

Para lograr esto, las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) deberían disminuir un 45% hasta el 2030 y alcanzar su neutralidad para el año 2050. Es por ello, que las tecnologías basadas en energías renovables cobran un rol fundamental a la hora de reducir dichas emisiones,  siendo que para el 2050, entre un 70% y 85% de la electricidad debería provenir de estas tecnologías, que actualmente ronda en un 25%.  Estas tecnologías presentan un gran dinamismo en el área de la producción de energía eléctrica, aunque es marginal todavía en sectores vinculados con la producción térmica y con el transporte. Se caracteriza por el continuo y pronunciado descenso de sus costos (en diversos lugares del mundo ya compite con la producción convencional), el aumento de su eficiencia y el incremento de sus inversiones. En el año 2017, el 70% de la nueva capacidad instalada en el mundo fue en este tipo de tecnologías, sobre todo eólica y  fotovoltaica.

En este contexto, Argentina emite tan solo un 0,7% del total de GEI emitidos en el planeta, siendo su sector energético el más contaminante (90% de su oferta de energía primaria proviene de la quema de combustibles fósiles). Siendo uno de los países firmantes del Acuerdo de París, presentó en el año 2016 su Contribución Determinada a Nivel Nacional que involucra elementos de mitigación y adaptación al cambio climático. Sumando su compromiso incondicional (tomando medidas en los sectores de energía, agricultura, bosques, transporte, industria y residuos) y su compromiso condicional (tomando medidas  dependientes del uso de fondos verdes internacionales), se estima que sus emisiones disminuirán para el año 2030, de 592 millones de tCO2eq correspondiente al escenario base de sus emisiones, a 369 millones de tCO2eq.

Sobre un total de 136000 GWh/año generados en el año 2017, solo un 2% tuvo su origen en la energía eólica, solar, minihidráulica y biomásica. Para potenciar la producción de energía eléctrica por medio de este tipo de recursos, se promulgó en 2015 la Ley Nº 27191 (Ley Nº 26190 modificada) llamada “Régimen de Fomento Nacional para el uso de fuentes renovables de energía destinadas a la producción de energía eléctrica”. Entre otras cosas, establece que el 8% de la energía eléctrica producida esté basada en energías renovables a finales de 2018, con incrementos anuales que permitan llegar al 20% para el año 2025.

Por otro lado, el grado de electrificación de Argentina es cercano al 95 %, por lo que se trabaja desde hace más de 15 años en el Proyecto de Energías Renovables en Mercados Rurales (PERMER), con el fin de abastecer de electricidad a personas que viven en hogares rurales y a servicios públicos de todo tipo (escuelas, destacamentos policiales, salas de emergencia médica, etc.) que se encuentran fuera del alcance de las redes de distribución de energía.

Por último, pero no por eso menos importante, se está comenzando a transitar el camino de la Generación Distribuida. En diciembre de 2017 fue promulgada la Ley Nacional Nº 27424 “Régimen de Fomento a la Generación Distribuida de Energía Renovable Integrada a la Red Eléctrica Pública”, con su reglamentación en etapa de definición.

En definitiva, Argentina asumió compromisos internacionales vinculados con el cambio climático y contando con un enorme potencial de recursos renovables, decidió transformar su matriz energética carbonizada en otra, donde las energías renovables y la eficiencia energética comenzarán a jugar un rol fundamental en los próximos años. Y este desafío es el que se discutirá en el próximo Summit de Energías Renovables a realizarse en Calama, Chile el próximo 5 y 6 de noviembre en la Universidad Tecnológica de Chile INACAP, para ir en la senda de reconocer a esta zona como la capital de las energías renovables de su país y contribuir a que cada habitante de este planeta tenga derecho a una vida plena y en paz.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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