Cuando se prenden las luces de un cambio efectivo en las vidas de quienes conviven con adicciones o dependencias severas. Por Anita Huerta P.
Los ciudadanos solidarios existen, y se ven en cada región con actos desinteresados en ayuda de sus vecinos y de la comunidad en general. Esa loable acción es la que se vivió en Illapel, en la Región de Coquimbo, donde trabajadores comunitarios en salud mental han dejado la vara muy alta con su trabajo y apoyo, y el cambio que han experimentado en sus vidas y la de su entorno cercano.
A través de un programa que busca brindar real apoyo a personas con problemas de dependencias al alcohol y drogas, la iniciativa ha ido creciendo, involucrando hoy a aquí quienes presentan otros problemas de salud mental. Se trata de los Grupos de Autoayuda Multifamiliar, que buscan entre sí las fórmulas para su propio cambio, y por cierto, alcanzar un rotundo vuelco a su favor y para sus familias.
En el marco del Encuentro Regional de Interclubles de Illapel, desarrollado como parte de las actividades anuales del Programa Ecológico en Psiquiatría Comunitaria, dependiente del Servicio de Salud local, más de 350 personas se dieron cita para sacarse el sombrero ante cada uno de los anfitriones, donde se vertió todo un cúmulo de emociones por el trabajo realizado durante el año, demostrando los aprendizajes, el cariño y el avance en el cambio al que se comprometieron, lo cual han experimentado íntegramente.
Con la presencia del director nacional del Programa Ecológico en Psiquiatría Comunitaria, doctor Mauricio Troncoso, no solo se dieron muestras de cariño y valoración, sino también una jornada de análisis en trabajos con comisiones y simposios, donde entre los temas abordados destacan la autogestión en salud y particularmente en salud mental.
¿Cómo motivar a los Equipos de Salud para aceptar la incorporación de Trabajadores Comunitarios de Salud Mental en las tareas?
Esa fue la interrogante abordada en plenitud, y en ello mucho tienen que aportar los Grupos de Autoayuda Multifamiliares que funcionan en salud; además de la labor que se puede realizar con diferentes segmentos de la población, entre ellos con quienes están privados de libertad, en situación de calle, entre otros.
“Si quieres algo, haz que sea posible”. Si esta frase, no le hace sentido a quienes se integran al Programa Ecológico en Psiquiatría Comunitaria, seguramente es porque, o no toma suficiente atención a ese dicho, o porque no está en la búsqueda de insertarse en este sistema de autogestión que se desarrolla en el país y que con tanto ahínco se valora en la Región de Coquimbo.
Si así no fuera, cómo es entonces que hay personas que, por ejemplo de localidades como Caren y Pedregal en Monte Patria, recorren casi doscientos kilómetros de distancia hasta la ciudad de La Serena o algo menos a Coquimbo para capacitarse y lograr ese trascendental cambio en sus vidas. Si. Y no es uno, sino muchos más, por no decir cientos de familias que, sin mirar madrugadas, lluvias, vientos, el frio de la noche, dejan de lado descansos, sus quehaceres y haberes. Lo hacen, y lo concretan con gusto. Todo ello porque lograrán objetivos muy positivos para sí, y para los demás. Y por supuesto no esperan viajar en avión o en un bus premium. No. Muchos suben a una sencilla micro que por casualidad llega hasta su localidad, para trasladarles de un lugar a otro. Todo aquí es a voluntad, con responsabilidad y mucho compromiso. Así lo comenta la trabajadora comunitaria de Salud Mental, Rosa Gómez, de la localidad de Caren, a 35 kilómetros de Monte Patria, a 70 kilómetros de Ovalle y a 160 kilómetros de La Serena. “Trabajo feliz por las familias de esos lugares, donde yo también pude experimentar el cambio de estilo de vida”.
Agrega que “siempre he sido dirigente social y se me invitó a formar parte como una familia más del Grupo de Autoayuda. Ahora puedo contribuir gracias a la formación lograda en el Programa Ecológico que desarrolla la sabiduría de nuestro director el doctor Troncoso. Hoy logré inclusive que mi hija se inserte en este mismo afán y como digo, aún cuando hay que recorrer largas distancias para acompañar a muchas más familias, lo hacemos con gusto, porque todo es en bien de los demás y de sí mismo”.
Por su parte, es el director nacional de este programa, el doctor Mauricio Troncoso, quien ha asesorado por años el trabajo que se realiza en Coquimbo, partiendo de la premisa de que “si yo cambio, es muy posible cambie toda mi familia”. Y así es, pues el programa brinda acogida, mucha contención, pero no es gratis, pues cada uno debe hacerse cargo de lo que desea conseguir.
Este año, sólo en la Región de Coquimbo, 84 son los Grupos de Autoayuda Multifamiliar que funcionan bajo el alero del Programa Ecológico. Y a ellos se suman muchos Trabajadores Comunitarios en Salud Mental. En este proceso, se vuelven personas que se integran plenamente para que, a través del trabajo con grupos de autoayuda, a veces con apoyos de profesionales de los equipos de salud, pero en general, son los mismos integrantes que entre sí se contienen y buscan la resolución a lo que les afecta.
Tal es el respaldo que aquí encuentra cada persona, que empiezan a generar su cambio, y llega el día que sin darse cuenta entienden que se vuelven un apoyo para otros que vienen, sino con algún problema mayor, al menos muy parecido.
Recogimos el testimonio de otro trabajador comunitario, de iniciales ERH, quien a sus 48 años, confiesa haber vivido situaciones muy difíciles desde la infancia. “Recuerdo haberme iniciado en la adicción a los once años. Sufrí mucho cuando niño y ello me llevó a acogerme en grupos de mala influencia. Mis padres intentaron revertir el hecho enviándome al norte. Practiqué deportes, pero volví a las drogas. Fueron 22 años de consumo”.
“Pero avanzado ese camino, algo hace que empiece a cuestionarme y en ese intertanto encuentro personas que me apoyaron y me incentivaron a sumarme a un grupo que funcionaba en el Cesfam. Recibí mucho apoyo y logré gran apego a esa gestión a mi favor. Es así como logro seis años de abstinencia. Y en eso ofrecen integrarme a un grupo de autoayuda en Las Compañías, y en adelante pude dar importantes pasos hacia mi rehabilitación definitiva… Hoy soy un Trabajador Comunitario de Salud Mental”.
Es un hombre que irradia alegría, optimismo, ganas de vivir y está muy entusiasmado con los desafíos que se plantea con su nuevo estilo de vida. Y cómo no. Si tras doblarle el rumbo a lo que pudo ser un obscuro futuro y lo que fue parte de su niñez, adolescencia y juventud, pasó a ser un mundo nuevo. Estima tal la benevolencia que a través del mismo Grupo de Autoayuda Multifamiliar, que consigue volverse un trabajador de uno de los Consultorios de Salud, donde luce orgulloso su misión. Además, hoy es uno de los destacados Trabajadores Comunitarios en Salud Mental, y hasta dicta algunas clases en las Escuelas de Primer Nivel, que son un segmento de este programa.
Pero este trabajo no para ahí, ya que bajo el alero del Programa Ecológico en Psiquiatría Comunitaria, existen distintas instancias que operan y cada cual con su fórmula preestablecida, inclusive tienen su propia terminología, vocabularios, formas de actuar, reglas y actúan bajo ciertos cánones, que hacen de éste un proyecto disciplinado, consensuado, pero muy atento a brindar respaldo mutuo. A modo de ejemplo está la autogestión que consiste en crear las posibilidades de autonomía, responsabilidad y participación en la solución de los problemas que se enfrentan.
Para ello deben abandonar la “comodidad” relativa que brinda a los usuarios el considerarse “pacientes” del Sistema de Salud Pública, para pasar a ser “agentes” de su propio cambio, el de su familia, de su comunidad, de su sociedad y finalmente de su cultura.
Los registros del programa establecen que se pueden buscar infinitas excusas para evitar la autogestión: falta de tiempo, falta de preparación, falta de oportunidades y un largo etcétera. Sin embargo, las personas que buscan desesperadamente una solución, la buscan sin descanso, y aquí la pueden encontrar.
Para que el programa tenga acogida, es necesario trabajar en la comunidad buscando los espacios para implementar el desarrollo de los grupos de autoayuda multifamiliares y demás segmentos del Programa. Además, se procura mantener un trabajo en red con las distintas instancias al interior del Programa y fuera de éste. Por tanto, mediante la autogestión se posibilita asegurar el óptimo funcionamiento del Programa a la vez, difundirlo e impedir las complicaciones médicas y recaídas en el consumo de substancias, impedir la mantención de los patrones disfuncionales del estilo de vida que ha generado la situación de crisis por la que la familia pide ayuda.
Lenka Alfaro, coordinadora regional del programa dice que este trabajo proyecta que las familias se empoderen en el cuidado de su salud mental. “Por eso debemos invitarnos a ser protagonistas de los cambios que deseamos para nosotros y nuestras familias. Ello implica que nos empoderemos y seamos capaces de buscar soluciones para las dificultades que enfrentamos y que ello indica también responsabilidad”.
Habla también la profesional de los diferentes segmentos que hacen operativo este programa “y que parte por los Grupos de Autoayuda Multifamiliar, la Educación Continuada (Escuelas de Primer y Segundo Nivel), Comité Autogestor, Local, Comunal Regional, Promoción y Difusión y proyectos viables para la generación de recursos”.
Difícil pero no imposible
Difícil puede resultar para muchos el cambiar su estilo de vida. Pasar de una condición de paciente, a un ser individual, que con voluntad propia y mucho apoyo, pasa a ser persona sana, saludable y con un valor agregado, dispuesta a colaborar con sus pares, para que sientan que pueden terminar con su padecer.
Tal es el proceso de este sistema, que en la región de Coquimbo, crece como una gran bola de nieve. Y no se detiene.