[Opinión] Instituto Nacional, ¿sigue preparando líderes para un mundo que cambia día a día y que es plenamente mixto?

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Por: Bernardita Espinoza V. Ingeniero Civil Industrial, Universidad de Chile


En estos días se ha desatado una gran polémica a causa de la posibilidad de volver el Instituto Nacional José Miguel Carrera, en adelante IN, a un Liceo Mixto.

El IN es un establecimiento educacional público, el más antiguo de la República de Chile, ya que fue creado durante el gobierno de José Miguel Carrera, en el periodo histórico que se denomina “Patria Vieja”. Los planes para su creación son obra en gran medida de Juan Egaña, Fray Camilo Henríquez, Manuel de Salas y Francisco Echaurren, y en menor medida de otros múltiples intelectuales y líderes patriotas.

Fue fundado el 27 de julio de 1813 y abierto solemnemente el 10 de agosto del mismo año. Solo fue clausurado entre el 17 de diciembre de 1814 y el 20 de julio de 1819, periodo de nuestra historia que es conocido como la “reconquista española”.

Es considerado como la cuna de la educación pública chilena, y uno de los pilares fundamentales de la República. En sus salas y patios se han gestado muchas de las más importantes transformaciones culturales y educacionales de nuestro país, y han egresado del plantel innumerables generaciones de exalumnos que han contribuido a la formación de Chile como nación.

Por las aulas del Instituto, han pasado grandes próceres de la Historia de Chile, que incluyen 18 presidentes de la república de Chile, e incluso un presidente del vecino Perú, y 31 premios nacionales en múltiples disciplinas.

Cuando entré a Ingeniería en la Universidad de Chile, en marzo de 1988, junto conmigo entraron alrededor de 120 institutanos, la gran mayoría destacaron desde los inicios por su dedicación y notable desempeño, y están, gran parte de mis compañeros, hoy en la dirección de la mayoría de las empresas públicas y organismos técnicos estatales,  así como de empresas originariamente estatales, de servicios tales como energía, aguas, gas, transportes y telecomunicaciones que hoy son privadas.

Hecha esta introducción, ¿qué duda nos cabe de lo emblemático que resulta el IN para la educación de Chile y para la dirección de los destinos de la Patria? ¿Lo fundamental que resulta para la dirección de sus principales empresas productivas, extractivas, públicas y privadas?

Luego, ¿es correcto, justo, adecuado, que dicha educación de excelencia, definida para generar los líderes que dirigirán nuestras principales empresas y en muchos casos dirigirán los destinos de Chile, esté denegada a las mujeres?.

¿No es acaso, contraproducente, para lograr una Sociedad equitativa y justa, para enfrentar el siglo XXI, que nuestros líderes tanto del mundo privado como el público, se eduquen en un contexto arcaico, que no les permite desarrollar el sentido de compañerismo, valoración intelectual y sana competencia con mujeres? Un contexto educativo que no les permite desarrollar un relacionamiento natural en ámbitos que no sean afectivos y sociales, sino que de estudio, de diálogo intelectual, de debate profundo. De modo que, en forma natural y sin mediar mala intención alguna, les haga replicar dichos modelos de relacionamiento solo entre hombres, en sus trabajos, en la formación de los equipos que dirigirán las grandes empresas, construirán los grandes proyectos y crearán el futuro que están llamados a liderar?

Inclusive, los Colegios Privados, incluso religiosos, emblemáticamente masculinos, han ido cediendo al contexto socio cultural en que estamos inmersos y a los desafíos que esta Sociedad nos impone, como por ejemplo el Colegio San Ignacio, el Instituto Alonso de Ercilla, Instituto Chacabuco de Los Andes y el Instituto O´Higgins de Rancagua. No sin haberse enfrentado a polémicas y descontento de los sectores más conservadores de sus comunidades, y en especial, y nuevamente lo más interesante es que la mayor resistencia estuvo de parte de los ex alumnos.

En el caso de la polémica respecto de volver misto el Instituto Nacional, también hubo gran rechazo de grupos de ex alumnos, pero de qué manera puede resultar preponderante la voz de quienes se educaron en una época en que la vida pública, laboral y empresarial “NO ERA MIXTA”, respecto de la visión de un HOY en que la vida pública, empresarial y privada SI ES MIXTA. Al respecto, ahora recuerdo a mi padre, quien siendo Ingeniero Civil de la U de Chile (estudió casi exclusivamente con hombres), habiendo estudiado la media en el Liceo de Hombres de la Serena,  dijo en 1989, cuando tuvo que elegir un Colegio para mis hermanos menores en Santiago, una frase que no olvido: “La vida es mixta”.

Y en todo esto me salta la reflexión ¿Cuál es el ROL del Estado en la educación estatal? “Es deber del Estado propender a asegurar a todas las personas una educación inclusiva de calidad.” El Estado, por tanto, debe comprender la  responsabilidad que significa ofrecer a nuestros niños, niñas y adolescentes una formación integral y actual, una sensibilidad social que hoy reivindica el rol de la mujer y que busca construir sociedades más justas y equilibradas.

Luego, ¿es sensato y prudente que la institución educacional pública más importante de Chile, siga siendo exclusivamente para hombres? ¿Es justo para esos valiosos jóvenes enfrentar el mundo, con todos los cambios socio-culturales que está experimentado, sin las todas las herramientas necesarias para enfrentarlo? ¿Es justo que, por un lado o bien no sean capaces a adaptarse y queden fuera de muchas empresas que se han adaptado a dichos cambios con mayor celeridad, teniendo todo el talento y las capacidades para haber estado preparados; o en otros casos que lleven un esquema machista y excluyente, como forma de relacionamiento a las empresas que les corresponda liderar?.

Pues no, no es sensato que el IN siga siendo exclusivamente masculino, y si no fue este año 2019, pues lo será el 2020 o 2021, pues el mundo cambió y es deber de la Educación, en especial la pública, preparar a nuestros jóvenes para enfrentarlo.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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