[Opinión] ¿Reducción a 40 horas o flexibilidad laboral en el mundo de la construcción?

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Por: Robinson Fuentes. Co fundador de Calidad Cloud


Esta semana el presidente Piñera volvió a cuestionar el proyecto que propone rebajar la jornada laboral a 40 horas semanales argumentando que es una “reforma irresponsable” que podría sacrificar la creación de empleos y afectar directamente a las pymes. Desde la vereda que nos toca, hemos analizado cómo afecta esta propuesta al rubro de la construcción en términos de productividad y cuál sería la mejor opción a la tan nombrada Reforma laboral: ¿Reducción o flexibilidad horaria?

Es importante, primero que todo, destacar que la Construcción avanza en relación a la producción de horas hombre disponibles tanto diario como semanalmente. Entendiendo esto -en el contexto actual-, es lógico pensar que al contar con menos horas, el avance semanal proyectado de una obra podría verse reducido hasta en un 10% lo que afectaría negativamente, si la ley -hipotéticamente- se aprobara mañana, a las obras que actualmente están en ejecución o bien en proceso de licitación bajo el actual estándar de trabajo, pues eventualmente podría aumentar el retraso en la recepción final.

Ahora bien, si esto ocurre en mediano plazo, las empresas constructoras tendrán que planificar de mejor manera su proceso productivo, esto implica también recalcular los costos fijos asumiendo quizás la incorporación de tecnologías e innovaciones que permitan acelerar los tiempos de edificación, sin sacrificar la cantidad de horas hombre semanal ni mucho menos la calidad de la obra.

Ante esto, nosotros vemos una gran oportunidad de modernización, pues las obras que están en proceso de estudio, es probable que deban realizar ajustes de producción a nivel de procesos de ejecución de obra, integrando nuevas metodologías y tal vez  sumando la industrialización a niveles más altos que los actuales, esto para compensar las horas hombres faltantes semanalmente, para este efecto, existe la posibilidad que el costo de producción aumente ya que la integración de nuevas metodologías, tecnologías y formas de construcción conlleva un proceso de aprendizaje que siempre significa un aumento inicial en la producción, pero posterior a esta etapa también es muy probable que los costos vuelvan a estabilizarse en relación a  los niveles de producción anterior.

En esta línea, lo más importante es señalar que si esto ocurre no existiría un retraso en los procesos de entrega y recepción final, pues si lo que esperamos es que exista  industrialización, tecnologización y digitalización de la construcción, los ritmos de producción sí o sí deberían elevarse, alcanzando estándares de calidad superior, pues al contar con menos horas hombres disponibles, el mercado buscará la forma de producir más y mejor, y el único medio de compensar esta variable es la industrialización de muchos de los procesos actuales que son manuales y de forma “artesanal”.

Hoy por hoy inclusive esta propuesta de ajuste de horarios es una oportunidad para nuestro rubro para poder modernizar muchos de sus procesos actuales, por tanto es un gran desafío. Si logramos, como rubro ejecutar procesos industrializados, es evidente que se reducirán los márgenes de error en el proceso de construcción, lo que afecta positivamente la calidad de ésta, aumentando su estándar -y por qué no decirlo, llegar a igualarnos a los estándares de construcción de Alemania o Japón, que nos llevan bastante delantera-, entonces esta es una tremenda oportunidad para seguir mejorando y esto sumado al integración del concepto de Digitalización 4.0, que busca  apoyar la industria con el uso de softwares y un concepto de digitalización.

Todo lo anterior incentivado por la CCHC, CDT y el programa Construye2025, que buscan una mejora constante para el rubro, aumentar su productividad en relación a las nuevas tecnologías y poder tener una flexibilidad de horas hombre esperadas o propuesta por esta nueva ley de 40 horas.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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