Por: María Celeste Garros. Directora Regional de Ventas de Citrix para la región sur de Latinoamérica
¿Alguna vez les pasó que mantuvieron más de una conversación con una misma persona a través de diferentes plataformas? Sucede que a veces me resulta interesante el evento del que habla un colega en LinkedIn, y terminamos intercambiando mensajes a través de WhatsApp al respecto. Una misma persona y dos conversaciones diferentes, ¿les suena familiar?
En mi espacio de trabajo me sucede algo similar, a veces incluso sin involucrar un interlocutor del otro lado, ya que las conversaciones las tengo con la tecnología: frecuentemente recibo recordatorios de un calendario mientras estoy trabajando con información de una plataforma y, a la vez, recibo diferentes notificaciones de correos y otras aplicaciones. Estas conversaciones que mantenemos a través de diferentes plataformas generan lo que conocemos como ruido digital.
La transformación digital que están transitando las compañías ha contribuido a que exista innovación de clase mundial al alcance de la mano. A su vez, esta proliferación de tecnologías es también la madre del ruido digital. El ruido digital representa esas voces, tan solo en apariencia, silenciosas, pero que en realidad estamos constantemente escuchando en el trabajo y perjudican nuestra productividad.
Para graficar aún más este fenómeno, un estudio reveló que un empleado en promedio sufre 1100 interrupciones al día, o cada dos minutos, a través de mensajes de texto, chat u otros medios. Imaginen tener una persona parada a su lado, que cada dos minutos les toca el hombro para llamarlos. De solo pensarlo se volverían locos, ¿verdad? La realidad es que esto nos sucede a la mayoría de los trabajadores a diario, aunque no lo notemos.
Es crucial que sean las empresas quienes puedan escuchar este ruido, y se planteen estrategias que permitan reducirlo. En este sentido, para acallar el ruido digital y encender la productividad de los empleados es clave que se planteen soluciones pensadas en conjunto entre el departamento de HR y también el de TI. La colaboración entre estos dos sectores tiene el potencial de complementar perfectamente las necesidades de las personas y los beneficios de la tecnología, comprendiendo las particularidades de cada caso, rol y compañía.
Cada empleado es un mundo, y su rol puede variar según su especialidad, industria o el tipo de compañía en la que esté trabajando. Más allá de esas particularidades, hay un factor que comparten todos los trabajadores modernos: necesitan que su espacio de trabajo sea inteligente.
Volviendo a la metáfora en donde teníamos a una persona tocándonos el hombro cada dos minutos, ¿qué sucede si en su lugar, esta persona logra resolver algunas actividades de manera automática, y reduce estratégicamente la cantidad de veces que toca tu hombro a situaciones donde realmente amerita la interrupción? Seguramente nos sintamos mucho más motivados y productivos. Este es el objetivo de un espacio de trabajo inteligente: mantener las conversaciones que son necesarias.
Contar con un espacio de trabajo de este estilo permite organizar y guiar el flujo de trabajo de cada empleado según sus necesidades puntuales, y hasta incluso automatizar tareas repetitivas o tediosas que hayan sido aprobadas previamente. De esta manera, el ruido digital se reduce notablemente, y el silencio que genera impulsa a la voz de la creatividad y productividad.
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