Por: Dr. Fernando Soto P. Broncopulmonar. Registro CONACEM 3934 – Registro Super de Salud 33093
¿Qué es un virus? No es nada más que un trozo de material genético, una hebra de ácido ribonucleico (RNA), inerte, que no tiene ojos, no tiene pies, por lo tanto no ve ni se desplaza por sí mismo, no piensa ni tiene sentimientos. Ni siquiera es agresivo. Está ahí, en un huésped que le resulta confortable porque lo mantiene activo, a la espera, igual que un pendrive, de poder conectarse al puerto USB adecuado de la célula en la que al introducir su información le pueda dar la orden de reproducirlo. Eso es todo.
Por lo tanto, si es virus es solo eso, si nunca pensó en agredirnos, ¿qué pasó? Simple, el hombre lo sacó de su hábitat natural (murciélago, cocodrilo o lo que haya sido finalmente), y al contactar el virus a las células respiratorias humanas encontró los receptores justos, la llave precisa para conectarse. Al hacerlo, su información penetró (fuerte expresión) al aparato genético, encontró una enzima, la trascriptasa reversa, que lo incorporó a una estructura de doble hebra, generó un nuevo DNA (ácido desoxiribonucleico), distinto al de la célula, alteró la maquinaria celular original de la célula y lo que era solo información se expresó en multiplicación del mismo virus, hasta invadir y destruir la célula y pasar entonces a las vecinas y así sucesivamente.
¿Cómo se expandió luego, si por sí solo no se mueve ni desplaza? Fácil, pues encontró al mejor aliado. Un ser humano que habita toda la tierra y que la recorre, que interactúa a cada momento con otros seres humanos, y que con un simple estornudo, una tos, o incluso un hablar vehemente elimina microgotas de saliva que contiene millones de virus provenientes del árbol respiratorio donde se han estado multiplicando y los lanza al ambiente.
¿Es que el virus espera ese momento para salir volando y apuntar al ser humano mas cercano para atacarlo?
De ninguna manera. Recuerden que el virus no tiene objetivos, no piensa, no es agresivo, solo es. Solo debe esperar caer en una zona de células acogedoras, las del sistema respiratorio que se extienden desde las mucosas nasales, orales y luego bronquiales, y con ello inicia nuevamente el único proceso que sabe hacer y que por mandato genético está programado a ejecutar. Reproducirse.
Además, cuando el virus no cae en una mucosa acogedora cuenta con otro recurso. Una cartita bajo la manga. Puede permanecer por períodos variables en las superficies en las que cae, y ahí encontró en su aliado humano, sin buscarlo, otra forma de acceder a su puerto USB. Las manos humanas, aquellas que diferencian al hombre de los animales (pero que también comparten los primates, con mis respetos para los primates) por su ductilidad y capacidad de aprehensión, pero que además visitan con alta frecuencia en un día normal… a las mucosas de la nariz, ojos y boca. Y suficiente.
El virus se encontró con este regalo, un bonus track, que además de la vía aérea a través de gotitas, le permite acceder a sus células regalonas por medio del contacto. Inevitable contacto para el ser humano. Cómo no saludarte, abrazarte, darte un beso cariñoso. Sin saberlo, y peor, una vez que lo supimos, seguimos hasta el día de hoy sin entender que el contacto entre humanos transmite al virus…
Los efectos clínicos que produce son devastadores, pero no forman parte de ninguna estrategia de parte del virus. Ocurren por la sola multiplicación que afecta y trastorna nuestro sistema inmune, que en un acto desesperado por defenderse activa mediadores, citoquinas y otra serie de sustancias en esencia con roles protectores, pero que generadas en grandes cantidades no hacen sino amplificar la inflamación y el daño. Finalmente, el organismo humano sucumbe no por el virus, que resulta ser solo el desencadenante, sino por una respuesta inmune inflamatoria de tal nivel, provocada y gatillada por su presencia, que resulta finalmente ser una autoagresión imposible de manejar.
Entonces, resulta que el problema no es el virus, sino las condiciones que genera el ser humano que han favorecido su transmisión de persona a persona…
¿Y qué otros factores han contribuido a esta pandemia (pandemia= epidemia que se extiende y abarca continentes)? Al menos 5
a) Ausencia de memoria inmunológica: efectivamente, el virus se encontró con un huésped cuyo sistema inmune no tenía información de su existencia, no lo reconoció y no alcanzó a montar una respuesta inmune adecuada, que fuese controlada y no desbordada. Es lo que se pretende lograr con la generación de una vacuna efectiva, que no estará disponible, en la práctica, antes de un par de años.
b) Aspectos genéticos: dentro del aprendizaje tenemos datos que no afecta por igual a todas las personas. Respeta a los niños, es agresivo con los adultos jóvenes (la mayor parte de los casos en Chile están entre los 20 y 55 años de edad ) al parecer porque son los que reaccionan con una respuesta inmune más exagerada que termina en una autoagresión, y mata, no exclusivamente pero en mayor proporción, a los adultos mayores. No tendría la misma facilidad de expresión en todas las razas, si hasta el grupo sanguíneo parece generar diferencias en el riesgo de contagio. Falta por aprender en este punto.
c) Ausencia de vacuna: lo mencionamos y es claramente una debilidad nuestra, y no una ventaja del virus, que solo hace lo que tiene programado hacer. Multiplicarse en condiciones adecuadas.
d) Falta de tratamiento probadamente efectivo: al menos 8 a 10 protocolos están actualmente en curso, sin que se tenga todavía un tratamiento que con la rigurosidad de la investigación pueda ser señalado como probado, efectivo y seguro. Hasta entonces, debemos utilizar aquellos esquemas que al menos ya han generado resultados prometedores, asumiendo en muchos paciente los costos de los efectos tóxicos o adversos, o el costo económico que en algunos casos deja fuera a muchos países de la posibilidad de implementarlos.
e) La CONDUCTA HUMANA: con mayúscula, y a pesar de la importancia de los puntos anteriores, es el factor que genera el peor escenario. Revisemos algunos aspectos que grafican este factor:
- A pesar de los datos ya generados por la pandemia, sobre todo en China y Europa, nuestras autoridades insisten en mantener un llamado a la calma y un optimismo que no se sustenta en los datos objetivos. Un solo ejemplo. China llegó a poco mas de 80.000 infectados actuales, y ya casi no tiene casos nuevos y solo importados, con una tasa de contagio acumulada de 57 casos por millón de habitantes (y tiene poco más de 1.400 millones de habitantes), comparado con Chile, que registra 1610 casos al 27/03/2020 y una tasa de contagio acumulada de 89 casos por millón de habitantes. Lo mismo pasa cuando nos comparamos con España en tasas de contagio por millón de habitantes, vemos que vamos con curvas hasta ahora similares.
- Teniendo la evidencia de aquellos países que lograron reducir los efectos de la pandemia, incluyendo China que ya no reporta casos propios hace 48 hrs, que señala que las claves del éxito fueron DETECCIÓN de casos TEMPRANO y AISLAMIENTO EFECTIVO, en ambas estrategias tenemos fuertes debilidades. Hemos sido parcialmente exitosos en la detección de casos tempranos (parcialmente porque vamos con una rémora importante de casos sospechosos con resultados pendientes de sus exámenes), pero hemos sencillamente fracasado en el aislamiento efectivo.
- No es aislamiento social lo que se requiere, sino FISICO. Por eso, establecer cuarentenas parciales con múltiples excepciones para finalmente tener una gran cantidad de personas circulando no aporta a la tarea. Además, por la idiosincrasia latina, nos tomamos el tema como vacaciones, hacemos celebraciones, reuniones y fiestas, y con la pérdida de confianza y credibilidad de todas nuestras autoridades, incluso las sanitarias, se tiene el escenario perfecto para que esta medida, probadamente útil, fracase.
- Falta de espíritu solidario: Chile no es un país solidario. El virus, si pudiera, se sonreiría observando como acaparamos alimentos, combustibles, medicamentos, mascarillas, guantes, alcohol gel….los que pueden hacerlo. Poco nos acordamos de los campamentos, de la gente que vive en calle, de los que no tienen poder económico. Es un factor no menor si se considera que la estrategia gubernamental, de avanzar paso a paso, se funda en confiar en el cumplimiento de la normativa de parte de la población y de su espíritu colaborativo. En sociedades como la chilena, esos llamados suelen tener tantos incumplimientos que hacen fracasar dicha postura. Lamentablemente parece que si no nos obligan (en general, lamentablemente a veces los pocos en situaciones como esta bastan para generar el fracaso), no acogemos el llamado de la autoridad.
- No puede dejar de mencionarse además un grado importante de soberbia de unos pocos, concentrado en una serie de especialistas que hablan del tema como si hubiesen diagnosticado y manejado cientos de pacientes, o del manejo de la pandemia como si hubiesen tenido la oportunidad de afrontar varias de ellas, o de las estadísticas y de cómo se va a comportar al virus como si tuviesen una comunicación directa con él… Este aspecto, que lleva a muchas de esas “autoridades” a tener que retractarse días después de lo afirmado en vista de los nuevos acontecimientos, solo aumenta la desconfianza y el temor, y eso se vive incluso dentro de los centros de salud públicos y privados, que ven todos los días circulando nuevas instrucciones o nuevas definiciones de temas ya definidos los días previos.
Pero en definitiva, me parece que lo más relevante tiene que ver con el hecho, indesmentible a estas alturas, que nuestro enemigo NO es el virus. El verdadero y más peligroso enemigo soy yo, tú y nosotros, que con nuestras conductas, expresadas en lo que hacemos con nuestras manos y en la falta de respecto al distanciamiento físico recomendado y especialmente en no preocuparnos por el otro ( para no contagiarlo, no para no contagiarme yo ), estamos simplemente cayendo en nuestra propia trampa.
El virus… solo hace lo que tiene programado por su programa genético hacer. Nosotros lo tomamos, lo repartimos entre todos y lo transformamos en una tragedia. Aún estamos a tiempo de recapacitar. Espero…
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.