[Opinión] De Jaguar a Oso Polar

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Por: Sergio Urzúa. Coordinador de Políticas Sociales CLAPES-UC.  Ing. Comercial U. de Chile. Ph.D. en Economía U. de Chicago


 Viendo un documental sobre el impacto del cambio climático, me encontré con un dato que desconocía: los osos polares no hibernan. Raro. Totalmente distinto a otros en la especie que reducen al límite su actividad por más de 5 meses a la espera de la siguiente estación. No lo hacen por frío, sino por la ausencia de alimento. El polar, por el contrario, busca incansablemente. Intuye que toda escasez eventualmente va a terminar. Es un caso de resiliencia interesante de destacar.

Los datos económicos del impacto del covid-19 son escalofriantes. La caída del PIB para 2020 de al menos un 5,5% es señal inequívoca de lo que será una monumental escasez. A esto además se suma la invaluable pérdida de vidas a manos de la enfermedad. El panorama es desolador, pero hay que aguantar. No sabemos cuándo, pero el ruin bicho cederá. A prepararse para eso. La cosa pasará.

De ahí la importancia del diseño de las acciones de política pública frente a la grave situación. Por un lado, ojalá que los miles de millones de dólares de apoyo mitiguen los efectos de la catástrofe en el corto plazo. Por otro, que las acciones del Estado sean pensadas anticipando el fin de la forzada hibernación económica y el largo plazo. Un Chile más pobre y desigual, con menos ahorro y más deuda, no farrearse las oportunidades que el planeta ofrecerá poscovid-19. Si bien es temprano, emergen al menos dos amenazas a ese balance.

La primera es la miopía política. La bien intencionada respuesta a una Emergencia puede desembocar en un problema de visión: se ven claros los obstáculos cercanos, pero borrosos los lejanos. ¿Un plan de dos años? Bien, ¿y luego qué? El bienestar y progreso futuro dependen de la respuesta a esa cuestión.

La segunda es la desprolijidad en la acción. Frente a la urgencia, errores de diseño serán aprovechados por retroexcavadores que mutarán esfuerzos transitorios haciéndolos permanentes. ¿Del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) al Ingreso Familiar Universal (IFU)? una letra y adiós focalización. ¿Prohibición de cortar servicios básicos por no pago luego del fin de la pandemia?.

El cambio en las reglas del juego ya no es ciencia ficción. ¿La inmensa carga fiscal significará mayores impuestos?. Afectará la recuperación, pero muchos apuestan a que sin ajuste futuro del gasto no habrá opción. Camuflar un nuevo proyecto país de la mano de una crisis es una estrategia añeja. Negar tal agenda y dejarse llevar por la contingencia, la fórmula de un futuro peor.

No me puedo sacar de la cabeza la secuencia final del documental Un escuálido oso polar deambula por el ártico. Han sido meses de lo que se conoce como “hibernación caminante”. Como años antes, salta al océano para cazar y dar fin a la penuria. Su resiliencia se mantiene, pero las cosas han cambiado. Nada y nada sin encontrar alimento y a duras penas alcanza un iceberg donde descansar. La escasez es ahora permanente. No es su culpa, sino la de otra especie que no anticipó las consecuencias de largo plazo de miopes y desprolijas acciones. Da para pensar. ¿Cómo evitar pasar de ser un jaguar a un oso polar?


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.

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