Según la FAO, el 95% de los alimentos se producen en la tierra y una cuarta parte de la biodiversidad del planeta la habita, pero debido a la erosión y al uso indiscriminado de productos químicos, este elemento fundamental para la vida humana y animal enfrenta un periodo crítico que influye sin duda en el cambio climático
El uso indiscriminado de productos químicos además de otras malas prácticas en la agricultura, degradan y erosionan el suelo, pero eso es solo el aspecto más visible. El daño trasciende el impacto en el medio ambiente, eleva los costos de producción y disminuye la competitividad de las exportaciones, pero aún más grave, es el efecto nocivo que en menor o mayor grado tienen en la salud de animales y personas.
“La agricultura comenzó hace unos 12 mil años y hasta mediados del siglo pasado, la actividad era prácticamente realizada de forma natural. Pero desde hace unos 60 años, cuando se comenzaron a utilizar excesivamente productos químicos, se ha provocado un daño enorme al medioambiente y en términos generales, a toda forma de vida en la tierra”, señala Ana Patricia Luengas, gerente general de Biopunto, una empresa especializada en soluciones biotecnológicas que tienen aplicaciones en agricultura, producción animal, medio ambiente y también de uso doméstico.
“En este escenario complejo, debemos actuar de manera rápida, entendiendo la relevancia que tienen los suelos y que es posible hacer una corrección biológica para ayudar en la recuperación de los ecosistemas”, afirma la ejecutiva.
Según asegura Luengas, en el escenario actual, utilizando métodos que no contemplan la recuperación integral del suelo, “se elevan los costos de producción en un porcentaje considerable, al entrar en el círculo nocivo del desequilibrio del ‘ecosistema suelo’ que trae las enfermedades y con ellas los “cidas” para manejarlas: nematicidas, fungicidas, pesticidas, etc. eliminando, aún mas, la vida y convirtiendo el suelo en una estructura compacta que necesita cada vez mas intervención e inversión”.
Corrección biológica del suelo
Según información de la FAO, Organización de las Naciones para la Alimentación y la Agricultura, el 95% de los alimentos se produce en el suelo y ahí se alberga una cuarta parte de la biodiversidad del planeta por ello su “preservación es esencial para la seguridad alimentaria”. Este organismo señala también que este es un recurso no renovable, porque para que se regenere por si solo 1 centímetro de suelo, pasan a lo menos mil años.
“Pero aún así, podemos recuperar la vida y el equilibrio del suelo haciendo una corrección biológica, utilizando soluciones biotecnológicas basadas en microorganismos probióticos, que mediante su proceso fermentativo y antioxidante, proporcionan azúcares y sustancias útiles para el desarrollo de otros microorganismos benéficos del suelo donde se aplican, generando un aumento de la materia orgánica, mejorando su estructura y retención del agua. Todo esto acompañado de mejores practicas en la forma de cultivar”, asegura Ana Patricia Luengas.
Este tipo de soluciones basadas en microorganismos eficaces, fueron desarrollados por la empresa japonesa EMRO JAPAN, de la que Biopunto es representante en Chile y se conocen como Tecnología EM™️. Estas no solo buscan ayudar a recuperar el suelo para el cultivo, sino que también ayudan a mejorar la producción, porque utilizando este tipo de tecnología, se obtienen productos de mejor calidad, tanto para el consumo humano, como también animal, se reduce el uso de agroquímicos, se bajan costos de producción, además de proteger y ser un agente activo en el cuidado del medio ambiente, ya que los suelos juegan un papel demasiado importante en la mitigación del cambio climático, almacenando carbono.
Otra práctica que afecta el suelo es la quema de rastrojos, que es muy habitual en los campos chilenos tras la cosecha del maíz, con lo que se intenta de alguna manera acelerar el proceso para volver a sembrar, pero lo que se hace no solo es perjudicial para el medio ambiente por la contaminación, sino que además el fuego afecta el ecosistema presente y deja de lado una materia orgánica importante para la nutrición y estructura el suelo y un recurso económico. “Los microorganismos eficaces de EM™️ aceleran el proceso de degradación de materia orgánica ayudando en la reincorporación y aprovechamiento de estos residuos de post-cosecha y contribuyendo con el medio ambiente”, comenta Luengas.