Por: Maximiliano Andrade Reyes. Coordinador de Extensión FEUOH, Vocero Confech
Por primera vez en la historia tenemos la posibilidad, mediante vía democrática, de elegir una nueva constitución. Una constitución nacida desde el fervor de la revuelta, desde la petición histórica de cambios en nuestro país.
El 4 de julio del 2021 comenzó un proceso inédito en la historia de Chile, comenzaba a funcionar la primera convención constitucional del pueblo chileno. Por primera vez fue el propio pueblo el que escogió quienes escribirían nuestra nueva constitución, instancia que le abrió la puerta a los independientes, a las mujeres y a los pueblos originarios de escribir y de participar en la elaboración de una constitución democrática.
Como jóvenes y estudiantes es importante lo que “está en juego”, es la posibilidad de, por primera vez en la historia, ser protagonistas y poder cambiar desde las raíces este país. Lo que está en juego es ver al futuro con una propuesta para el siglo en el que estamos, con una constitución que se haga cargo de las demandas básicas de cada ser humano y de aquellas que hemos pedido durante décadas en las calles para nuestras compañeras y compañeros.
Ad portas de los 50 años del Golpe, tenemos que ser capaces de sepultar la constitución del tirano, tenemos que ser capaces de crear los trazos de un futuro mejor. Como dijo alguna vez Salvador Allende: “la juventud contemporánea, y sobre todo la juventud de Latinoamérica, tiene una obligación contraída con la historia, con su pueblo, con el pasado”.
Es nuestro deber seguir el camino democrático que fue bombardeado el 73 y que no ha mejorado durante décadas, es nuestro deber seguir cultivando la democracia, es nuestro deber seguir y responder a nuestro pasado.
Es por esto, que debemos aprobar y dejar todo en las calles para soterrar definitivamente la actual constitución. Tenemos que vernos el día 4 de septiembre en todas las plazas de nuestro país para celebrar este avance en nuestra historia, de abrazarnos eufóricos por el futuro que viene, de poder, finalmente, crear un Chile mejor.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.