[Entrevista] Tamara Monroy: “Mientras no estemos las mujeres en espacios políticos difícilmente vamos a poder avanzar”

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Poderyliderazgo.cl conversó en extenso con la primera mujer en ser electa como consejera regional por Cardenal Caro, en la región de O’Higgins, sobre las razones que le motivaron a insertarse en un ámbito históricamente dominado por hombres y, por cierto, de las brechas que existen para terminar con la violencia contra las mujeres y avanzar en más derechos y oportunidades


Tamara Monroy Villar nació en San Miguel, tiene 38 años. Terminó su enseñanza media en una escuela de adultos, cuando nació el segundo de sus cuatro hijos. Llegó a Pichilemu hace 8 años atrás y desde entonces se ha cuestionado el “modus operandi” de la sociedad con respecto a las mujeres y su rol en ella.

Hoy, desde el Consejo Regional de O’Higgins (CORE), tras ser electa con 2.300 votos en las elecciones de 2021, levanta la voz para erradicar la violencia contra las mujeres y aportar decididamente a mejorar la calidad de vida de los más postergados, especialmente de quienes viven en las zonas rurales del territorio.

Su experiencia de vida así lo ratifica, “En Pichilemu fue mucho más brutal, porque había una normalización absoluta de la violencia, era normal que una niña de 13 años se quisiera casar solamente para irse a vivir a la casa de los suegros, o era normal que tu marido llegará tomado y te pegara o si tú no querías tener relaciones solo te quedaba mirar para el techo”, sentencia con convicción Tamara.

Nos relata con detalle su transitar hacia el mundo feminista y todo lo que ha aprendido en el camino de la mano de la Coordinadora 8M, del Núcleo Julieta Kirkwood y su interacción con otras feministas de la región como Carla Sagredo.

“Tuve que dejar de estudiar para poder ayudar mi familia, tuve que trabajar muy joven, me casé muy joven, porque creía que casarse era la única forma de me podía ir de la casa de mis papas. Empecé a cuestionarme cuando fui mamá.  Ahí empecé a decir que no era correcto y empiezo a liderar, a tratar juntarme con mujeres que piensan similar y conversar esto, a desmitificarlo, no fue fácil en el campo”.

 

“Empiezo a ser lideresa sin querer serlo de grupos de mujeres. Empiezo a entender, a estudiar, a hacer cursos, me metí a Sernameg como monitora, fui usuaria de Sernameg un tiempo, por tanto también entendía la violencia económica y psicológica, pude entender cómo funcionaba el sistema y considero que el sistema funciona súper mal. Formamos una organización feminista que se llama “Mujeres Libres de Pichilemu”.


¿Cómo pasa Tamara Monroy del mundo social al político?

“Todo eso era política, pero llegó a la política real cuando veo que hay situaciones muy difíciles en la comuna, de abandono del Estado, por ejemplo a las usuarias de Sernameg les cambiaban el psicólogo y el abogado a cada rato o mujeres violadas y que nada hacía nada y que nunca terminaba en condena. Empiezo a pedir ayuda de parlamentarios y no llegó nadie… la única que llegó y sigue estando es Alejandra Sepúlveda, siempre disponible hasta los domingos si uno la llamaba por teléfono, y fue ella la que se interesó”.

“Y ahí es cuando me comienzo a meter con el mundo político y me dicen “sabís que tu estás pintada para tirarte a concejal o algún cargo público de representación porque la tienes super clara”, y yo “no, que me voy a tirar a esto, como que no quise, pero me tiro como un poco que sí, que no a candidata a concejala por Pichilemu y me faltaron un poco más de 100 votos para quedar como concejala. Entonces dije chuta, de verdad que hay gente que cree yo me la puedo, así que empecé a prepararme, a estudiar y el partido en ese entonces (Federación Regionalista Verde Social) me dice si quiero ser consejera regional”.


¿Cómo tomas la decisión de una nueva campaña y para un rol tan relevante como el de Consejera Regional?

“Con mis hijos, con mi pareja también, porque no fue fácil, pues yo no iba aceptar el cupo. Me acuerdo que se estaban definiendo las listas en el partido, de quién iba de quién no. Todos los hombres querían postularse y eran dos cupos. Me acuerdo claramente de esa reunión y entonces ahí dije que no me hacia sentido todo esto y que yo me iba a tirar si las chiquillas de mi partido, mis compañeras, estaban de acuerdo. Y claro, ahí me secundaron y logro tener un cupo paritario en la lista, que además fue la única lista de Cardenal Caro en que iba una mujer para el cargo de Consejera Regional. Lo encontré terrible, de once candidatos, yo era la única mujer abiertamente feminista y ecologista y logré ser electa”.


¿Has notado algún cambio en el diagnóstico inicial que hiciste cuando ingresaste al quehacer feminista y luego al político?

“Creo que ha habido una instalación del tema, se ha abierto mayormente al cuestionamiento, que me parece bien.  Ahora si me preguntan si hemos avanzado en políticas públicas que garantice que tengamos menor violencia, que tengamos mayores condenas, no siento que haya un aumento sustancial y es lo que preocupa. Y es lo que seguimos cuestionándonos. Me ha tocado cuestionar la misoginia de algunas personas que son representantes públicos, el hecho también del machismo instalado dentro de estos espacios”.


¿Cómo es el trato, la vinculación al interior del Consejo Regional? ¿Hay machismo?

“Hay un machismo que es el que los hombres no saben que son machistas, que te dicen algo como casi por galantería, que sigue siendo machismo, pero que en el fondo una es capaz de lidiar con eso, como por ejemplo un compañero un día dijo “bueno es que las mujeres tienen esa capacidad natural para conciliar”.  Bueno eso no es así, las personas pueden conciliar, no es que necesariamente porque seamos mujeres vamos a ser conciliadora, pero es algo con lo que se puede trabajar y con el que tú puedes vivir, a mí no me molesta”.

 

“Pero hay otras situaciones que son complicadas, que tienen que ver por ejemplo con el mansplaining, el hecho que aunque tú estés opinando algo, hay otras personas que son dueños de la verdad, te interrumpen constantemente y es complicado, es complejo. Yo no voy a levantar la voz, yo tengo un tono de voz y no para hacer valer un punto voy a ponerme agresiva o enojona. No corresponde, no tengo porque perder mi esencia y claro, sí una mujer lo hace, habla con voz más fuerte… “Ah, es gritona”, cuando está reclamando sobre algo”.

“Pero no es solamente en el Consejo Regional, es en la sociedad que las mujeres sí hablamos mucho de algo, es porque somos histéricas, si levantamos la voz, somos gritonas y un sin fin de estereotipos que se nos van asignando”.


¿De qué forma podemos avanzar en eliminar esta realidad al interior del Core?

“Me parece importante el cuestionamiento permanente de los privilegios y de lo que significa el rol que ejercen en la sociedad, o sea entender que puede que les haya sido más fácil o no el estar sentados ahí, pero cuestionase por qué no hubo consejeras mujeres antes, ¿cuánto es lo que realmente valoramos?”

“El cuestionarse creo que nos ayuda a crecer siempre y con altura de miras. Entender que aquí nadie es dueño de la verdad absoluta, hay convenciones internacionales que avalan la violencia en contra de la mujer, no solamente tiene que ver cuando tú le pegas un combo, pasa en el hecho de que tenemos que vernos de cierta forma, expresarnos de cierta forma, opinar además de cierta forma. Se cree además que vamos a tener sensibilidad solo por ser mujeres para algún tema, entonces hay sesgos que no los conocen y que probablemente ni siquiera reconocen que los tienen, porque no se han cuestionado, pues no han visto el tema y esa es la invitación permanente”.


Si de ti dependiera, ¿qué acciones inmediatas impulsarías para reducir esta violencia en la política, en la sociedad?

“Creo que lo mínimo es que todos los funcionarios públicos, sean autoridades o estén contratados por el estado, que deban tener no solo conocimiento de lo que significa el acoso en contexto laboral, en el tema de la equidad y la perspectiva de género me parece que es importante que lo sepan, pero que además lo practiquen y que lo normemos, o sea que haya una normativa en que diga mira hasta aquí está bien y de aquí para allá no puede”.

“Me gustaría que se empezara a hablar de personas y no de géneros, de personas porque las personas son las que componen la sociedad, independientemente de su sexo biológico y esas personas, sobre todo las que nos representan deben tener una dignidad mínima para ejercer esos cargos. Sea diputado o sea senador, sea alcalde, concejal consejero regional, no puede ser que sea, porque hay un respeto mínimo hacia la hacia el otro”.


¿Cómo se compatibiliza el rol de consejera regional, el rol de autoridad con el rol de madre, de mujer?

“No sé, aún estoy buscando una fórmula mágica para compatibilizar, porque ha sido muy difícil, ha sido un cambio muy drástico a nivel personal, porque además a principio de año fallece el papá de mis hijos, por lo tanto hoy día tengo el cuidado personal cien por ciento mis de mis hijos. Tengo un tremendo compañero que me apaña, que es Carlos, quien me ayuda en la casa con los niños, mis papás que también están muy presentes ayudando, pero no ha sido fácil porque diariamente venir a sesionar a Rancagua son mínimo seis, siete horas de conducción si me toca un taco”.

“No ha sido fácil, pero hay una disposición tremenda, han sido super apañadores, mis hijos se sienten muy orgulloso que su mamá es consejera regional.  No los meto mucho en este tema político, pero tenemos mucha conversación de lo que significa el país en que ellos quieren vivir.  Trato de congeniar la vida de madre, la vida de pareja, de consejera regional y estar disponible”.


¿Qué consideras necesario hacer para que más mujeres participen en política?

Mientras no estemos, no vamos a hacer. Vamos a seguir siendo invisibilizadas en algunos temas como por ejemplo el de lactancia. Mientras no estemos las mujeres en espacios políticos difícilmente vamos a poder avanzar, porque además los avances que tenemos a lo largo de la historia nunca son derechos que realmente se nos dan por adquiridos, constantemente se nos están cuestionando”.

“Tú ves a un parlamentario que está hablando hoy día de que las mujeres no se “desviolan”, por ejemplo, revelando una misoginia que no esperarías en el 2022 y que cuando una empieza a opinar del tema, sale otro por ahí diciendo “cómo les permitimos que tuvieran votos”. Entonces mientras nosotras no estemos en estos espacios de conversación no vamos a poder seguir instalando esos temas, se puede, siempre una puede”.

“Si tú miras las organizaciones sociales, la mayor cantidad son dirigidas por mujeres, en los emprendimientos son mayoritariamente de mujeres, sobre todo los pequeños emprendimientos, porque el factor de la pobreza feminizado o sea generalmente las mujeres están postergadas para que otro pueda desarrollarse y contienen la casa y sostienen el hogar, sostienen la vida. Se puede absolutamente, hay herramientas, yo internamente aprendí con la escuela de líderesas de Sernameg”.


En base a tu experiencia de vida y política, ¿qué aportan las mujeres a la política?

“Aporta una visión diferente, aporta estructura a cosas de que se dan por sentadas. Me he fijado que se pensaba que todo se tenía que hacer de esta manera porque siempre se había hecho así, y me acuerdo que cuando llegamos al Consejo regional fuimos las consejeras las que empezamos a cuestionar muchas muchos temas”.

“Me parece que engrandece, soy de las personas que cree que es mejor siempre sumar antes que restar y las mujeres por cierto sumamos a la visión política, a construir un país con más equidad, sobre todo social. Si tú miras grandes potencias mundiales, que han sido lideradas por mujeres se avanza en temática social, y es porque nosotras al tener este rol que nos ha tocado desempeñar por años, tenemos una visión más amplia de cómo poder mirar el mundo.

“Y creo que debe ser sin desestimar al sexo opuesto, es importante que todas las visiones puedan tener mayor cantidad de personas opinando, así tú enriqueces, así logramos consensos. Es importante que estemos todas, todos y todes siempre en los espacios”.


¿Qué mensaje le entregas a las mujeres, particularmente a las del mundo rural de la región?

“Primero valorar la resistencia que tienen, porque hoy día vivir en algunas partes del territorio es hacer resistencia. Valorar el trabajo que han hecho por generaciones, que con los medios que tenían lograron sacar familias completas adelante. Tenemos una región rica en tradiciones, con una cultura campesina importante, donde muchas mujeres privilegiaron otras cosas por sobre ellas mismas”.

“A ellas agradecerles por su constante trabajo, por su constante esfuerzo y decirles que se atrevan a cuestionar, se atrevan a conversar, a participar en todos los espacios, desde la Junta de vecinos, desde la presidencia del curso hasta un espacio político, incluso parlamentario, si quieren estar en la ciencia o si quieren ser presidenta o si quieren ser las grandes matemáticas. Que no se limiten, por el contrario, sigan creciendo, que sigan atreviéndose”.


¿Qué depara el futuro político, social y personal para Tamara Monroy?

“Como mujer política, siempre dije que quería dos periodos como consejera regional, me parece importante poder ver estos 6 meses de arduo trabajo en el consejo regional. Pero no me puedo desdoblar, como madre, como mujer con una pareja, espero que podamos seguir creciendo, que mis hijos también puedan tener las mismas oportunidades que el resto y que finalmente esto no nos descalabre”.

“No perderme, no perder mi esencia, que durante todo este periodo de tiempo que me toque ejercer, si la ciudadanía me lo permite, no perder la esencia de Tamara Monroy, seguir siendo exactamente igual y seguirme viendo con mis vecinos en el consultorio. Poder saludar a la gente en la calle mirándole a los ojos y nunca tener que agachar la cabeza”.


 

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