[Editorial] Dejemos de ser idiotas

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Por: Richard Andrade C. Director de Poderyliderazgo.cl


El proceso constituyente está a la deriva tras los resultados del pasado 4 de septiembre. Ya han pasado más de tres meses y los partidos políticos con representación en el Congreso han sido incapaces de lograr un acuerdo para concretar un mandato directo de la ciudadanía: la redacción de una nueva constitución a cargo de un órgano 100% electo.

Hasta ahora solo han primado intereses partidarios y electorales de cara a las próximas elecciones. El grueso de los senadores, diputados y dirigentes políticos han ignorado su rol y mandato con la sociedad, con la democracia, con el presente y futuro de los chilenos.

Al parecer, siguen sin entender ni valorar la importancia que implica avanzar hacia una sociedad más justa, solidaria y con reales oportunidades para todas y todos.

La derecha en su conjunto se ha hecho dueña de los resultados del plebiscito de septiembre, y cómo no, si fueron responsables de una campaña de desinformación y noticias falsas con el solo fin de confundir a una ciudadanía. Desde esa trinchera defienden una constitución que solo beneficia a algunos, dejando a la suerte del mercado derechos esenciales como vivienda, salud, pensiones y educación, entre muchos otros.

El oficialismo por su parte no logra dar con el hilo conductor necesario que permita actuar como un solo bloque, es indiscutible la ausencia de liderazgos a la altura de las circunstancias. Son evidentes las diferencias, a estas alturas ridículas, entre las coaliciones progresistas que, teóricamente, están por avanzar en las transformaciones que urgen implementar en nuestra sociedad.

Este caldo de cultivo entrega todas las condiciones para que engendros políticos, como  “Amarrillos”, tengan un protagonismo que raya en lo absurdo. No tienen un voto ganado en una elección… ni siquiera han sido capaces de constituirse formalmente como partido político, pero son capaces de entorpecer todo gracias a millonarios recursos para comprar portadas, minutos de televisión y radios.  Este piquete de hombres y mujeres ya viene de vuelta en la vida y en el quehacer político nacional, pero se resisten a perder sus privilegios, sus conexiones y su poder.

Así las cosas, cuesta entender la complacencia y poca autocritica de la clase política chilena. Se olvidan que la génesis del estallido social radica en gran medida en su indiferencia con el sentir de los chilenos, con el deber de legislar en función de los intereses ciudadanos. No han estado, ni están, a la altura de lo que Chile demanda.

Es hora que los demócratas alcen la voz, urgen liderazgos capaces de rayar la cancha con total claridad para erradicar el caudillismo, el populismo y las prácticas antidemocráticas que ostentan algunos sectores que se disfrazan de ciudadanos, artistas y académicos.

¡Recuperemos la política… dejemos de ser idiotas!


 

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