Por: Catalina Valiente. Directora ejecutiva de Desafío 10X
El aumento de 10 mil pesos en el sueldo mínimo en Chile (ahora llega a $410.000) es una buena noticia, recibida con entusiasmo por miles de trabajadores. Desde mayo del 2022 este ítem ya había aumentado de $350.000 a $380.000, para luego en agosto llegar a $400.000. Sin embargo, la ley decretó que una inflación anual del 7% gatillaría un nuevo incremento, lo que acaba de ocurrir.
Si bien no es un alza significativa, es un avance positivo para disminuir la brecha salarial y mejorar la calidad de vida de los trabajadores junto a otros beneficios. Por ejemplo, el alza en el sueldo mínimo reajusta varios de los bonos que entrega el Estado, según informó el Ministerio de Hacienda. Uno de ellos es la Asignación Familiar y Maternal, el Bono Canasta Básica y los montos del Subsidio Sueldo Mínimo Mipymes.
Este incremento se da, sin embargo, en un escenario difícil para los hogares. Como señaló el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en diciembre de 2022 el Índice de Precios al Consumidor (IPC) anotó un aumento mensual de 0,3%. Con ello, la inflación del año pasado acumuló un alza de 12,8% en el año y a 12 meses. Se trató del registro más alto de los últimos 31 años.
Por otro lado, los ingresos siguen perdiendo fuerza por efecto de la inflación. El Índice Nominal de Remuneraciones Real (IR) -que mide la evolución de los sueldos ajustada por la variación mensual del IPC- disminuyó 2,3% interanual, acumulando una variación de 2,8% al undécimo mes de 2022, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Con esto, el IR anotó 14 meses de caídas consecutivas en su variación anual y 10 bajas mensuales seguidas.
En Desafío 10X creemos que nadie debería trabajar para ser pobre y que un trabajo debería conseguirle a una familia sobrepasar la línea de la pobreza. Por eso, hoy más que nunca el llamado a las empresas debe ser a desafiarse a sí mismas y ayudar a mejorar las condiciones materiales de sus trabajadores.
Incluso en un momento delicado como el actual, con una perspectiva de ajuste de la economía aún a la baja -al menos hasta el segundo trimestre-, combatir la brecha salarial y mejorar los ingresos es digno de celebrarse. Somos muy conscientes de que las circunstancias actuales del mundo y del país han generado un golpe a la actividad económica, pero este esfuerzo es fundamental.
Reforzar las condiciones salariales de los trabajadores genera mejoras medibles en las organizaciones, por lo que invitamos a más empresas a sumarse a este desafío, cuyo fin es que las empresas nos convirtamos en agentes de cambio por cuenta propia, sin esperar a nadie. Este sueño de promover mejoras en los sueldos más bajos debería ser liderado por empresas con buenos modelos de negocios, ya que no todas las empresas están preparadas para pagar sueldos mínimos de 22 UF de un día para otro. Un sueldo digno no es un freno para el crecimiento, ya que contribuye a una actividad económica más inclusiva y equitativa.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.