La propuesta de desarrollar cuerpos específicos de policía orientados al turismo no es nueva, pero la elevada sensación de inseguridad por la que atraviesa el puerto ha hecho posible que las autoridades pongan el foco en el problema
El apuñalamiento de un turista canadiense a plena luz del día en el Cerro Alegre de Valparaíso, hace tres inviernos, fue la tragedia que colmó el vaso. De esta forma rememora Karen Lein, máxima dirigente de la Asociación Gremial de Hoteles de Valparaíso, cómo nació el debate en torno a la delincuencia que sufren los lugares más turísticos de la capital portuaria. A día de hoy, los visitantes llegan bajo la recomendación de no adentrarse en determinadas zonas que entrañan cierto peligro. Este es el panorama cotidiano que ha llevado a la Cámara Regional de Comercio, con José Pakomio a la cabeza, a plantear la creación de la denominada policía del turismo, un cuerpo de seguridad que ya se deja ver en países como Argentina, Paraguay o República Dominicana.
Los homicidios en la ciudad de Valparaíso han ido dibujando una tendencia más o menos constante en los últimos años, como reflejan los datos que ofrece el Centro de Estudios y Análisis del Delito. En 2019 se produjeron ocho, mientras que en los cursos sucesivos hubo respectivamente un total de veintiocho, dieciocho y veintitrés. En esta misma dirección apuntan desde la Subsecretaría de Prevención del Delito, donde confirman que la urbe costera es uno de los lugares chilenos que registran un mayor crecimiento de la criminalidad. Se trata de un escenario que está generando miedo y desconfianza entre los viajeros que acuden a las playas, los cerros o el casco antiguo.
La propuesta de desarrollar cuerpos específicos de policía orientados al turismo no es nueva, pero la elevada sensación de inseguridad por la que atraviesa el puerto ha hecho posible que las autoridades pongan el foco en el problema. El propio presidente de la Cámara Regional de Comercio, José Pakomio, organizó la campaña pasada una reunión de trabajo con diferentes mandatarios de Valparaíso, Viña del Mar y Concón, siempre con la idea de tomarle el pulso a este difícil contexto y perfilar soluciones que devuelvan la tranquilidad al entorno.
La iniciativa que proyecta el ente cameral incluye en primera instancia una normativa diseñada para informar a los ciudadanos. A partir de ahí, la intención pasa por poner en marcha unos perímetros de seguridad en los enclaves de mayor afluencia turística, donde la policía pueda efectuar controles identitarios a todas las personas que entren y salgan. De igual modo, a este mecanismo también podría sumarse la instalación de cámaras de videovigilancia con detectores de reconocimiento facial, como las que se usan en los aeropuertos y en las plataformas online de juegos de azar.
Sin ir más lejos, el país ya incorpora esta tecnología en algunas de sus terminales más importantes, sobre todo para agilizar el flujo de pasajeros y controlar a su vez el tránsito de delincuentes. También los mejores casinos virtuales en Chile se han especializado en el empleo de estos detectores de tipo biométrico, y es que se trata de una herramienta perfecta para evitar los delitos de suplantación de perfiles. La cara de los jugadores que tratan de acceder a las salas de ruleta o de máquinas tragamonedas es escaneada antes por una cámara de reconocimiento facial. Esta se ocupa de recoger los rasgos únicos de cada rostro para luego cotejarlos con los de una base de datos y verificar así la identidad de los usuarios.
El plan sugerido por Pakomio contaría además con un equipo formado por Carabineros jubilados y agentes de seguridad de empresas privadas. Ahora bien, para que esta policía turística sea considerada un brazo más de las fuerzas estatales es preciso asumir antes una transformación legislativa, y para eso todavía queda. Si bien es cierto que el debate aún no ha tenido lugar en el Congreso, las localidades implicadas ya han empezado a discutir sobre este asunto.
De entrada, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, sostiene que lo fundamental es que el proyecto, si es útil, cuente con la financiación necesaria como para perdurar en el tiempo. En la misma sintonía se mueve la regidora de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, que ha confirmado públicamente su absoluta predisposición ante medidas que protejan a los turistas. Ambos mandatarios presumen de haber aumentado el presupuesto de sus alcaldías dedicado al patrullaje. Con un punto de vista algo más reticente se encuentra Keren Lein, propietaria de Augusta Hotel, quien considera que antes de centrarse exclusivamente en una policía del turismo sería interesante apostar por la adecuación del espacio público.
Por su parte, el equipo de Gabriel Boric, también al tanto de lo que sucede, prometió para este verano un incremento del número de efectivos policiales en aquellos espacios que acumulan un mayor tránsito turístico. En concreto, se habló de cuatrocientos cuarenta y cinco Carabineros más para el mes de enero y de seiscientos noventa y cinco para febrero, lo que se traduce en un repunte del setenta y cinco por ciento con respecto al curso pasado. Desde el gobierno local de Valparaíso, Sharp espera que la medida se lleve finalmente a cabo, pues entiende que la ciudad continúa teniendo menos presencia policial que otros puntos turísticos de Chile.