[Opinión] Biodiversidad en la Agenda Mundial

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Por: Margarita Ducci B. Directora ejecutiva de Pacto Global Chile (ONU)


En todos los estudios realizados para medir el estado de avance de la Agenda 2030, después de la pandemia, se comprueba un retroceso promedio de cuatro años en el mundo, en todos ellos, y diez, en América Latina, lo que es muy difícil de remontar a solo siete años del plazo. El ODS que aparece más postergado es el ODS15, relativo al cuidado de los ecosistemas y protección de la biodiversidad.

Las empresas no conectan necesariamente, la acción para abordar el cambio climático, con la gestión por el cuidado de la diversidad. Esta falta de integración de ambos temas se ha traducido en que las empresas han venido realizando menos iniciativas destacadas en pro de la biodiversidad, con respecto a otros Objetivos de Desarrollo Sostenible.

De acuerdo a datos de KPMG, solo el 40% de las 5.800 empresas líderes en 58 países, informan sobre su gestión en biodiversidad. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (COP15) finalizó en Montreal (Canadá) en diciembre de 2022 con un acuerdo histórico para orientar las acciones mundiales en favor de la naturaleza de aquí a 2030. Las delegaciones de 188 gobiernos se reunieron con motivo de esta importante cumbre, poniendo el tema en la agenda mundial.

Organizada por Canadá, dio como resultado la adopción del Marco mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica (GBF, por sus siglas en inglés) en el último día de negociaciones. El Marco mundial de la diversidad biológica tiene como objetivo abordar la pérdida de biodiversidad, restaurar los ecosistemas y proteger los derechos de los pueblos Indígenas.

El plan estratégico del marco incluye medidas concretas para detener y revertir la pérdida de la naturaleza, incluida la protección del 30% del planeta y el 30% de los ecosistemas degradados para 2030. Asimismo, el plan incluye propuestas para aumentar la financiación destinada a los países en desarrollo, lo que representó una barrera durante las conversaciones.

Los acuerdos suscritos allí, por los países participantes, incluidos Chile son relevantes, a diferencia del escepticismo reinante en Cop27. Son ya un millón de especies de plantas y animales las que están en peligro de extinción, gran parte de las cuales lo estarán en cuestión de unas décadas. Chile asumió el compromiso de aumentar sus áreas protegidas, que hoy representan casi el 22% de su superficie lo que, sumando las zonas de conservación privada, abarca más del 23%. Sin embargo, el desafío de llegar al 30% no solo significa resolver un tema presupuestario, sino de gestión, ya que se requieren planes de manejo eficaces y específicos.

La institucionalidad debería ser una ayuda, con la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP). Aunque su tramitación legislativa ha demorado once años, ya está muy cerca de convertirse en realidad, pues el pasado 22 de enero, la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad el proyecto que crea este organismo, considerado clave para el resguardo de las áreas protegidas en Chile.

De esta manera, el proyecto -que robustecerá la institucionalidad ambiental del país, pasará a discusión en la Sala de la Cámara, marcando un hito en un largo anhelo del Estado de Chile y de las organizaciones medioambientales. Sin duda, la protección de la biodiversidad ha pasado a un lugar más importante de la agenda mundial, y en nuestro país también se están viendo los efectos.


 

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