[Opinión] “Términos y condiciones”: Occidente vuelve a poner en tela de juicio la seguridad en TikTok

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Por: Ariel Jeria. Gerente general de Rompecabeza


A fines de febrero se encendió una alarma en los celulares de los funcionarios estatales de Estados Unidos, Canadá y países de la Unión Europea (UE): TikTok, la popular aplicación china de vídeos, se prohibiría en dichos dispositivos, debido al presunto espionaje del que podrían ser víctimas los usuarios al tener y usar la aplicación. La noticia dio vuelta al mundo y como consecuencia, TikTok anunció el lanzamiento del “Proyecto Clover”, que consiste en la apertura de tres centros de dato;: dos en Irlanda y uno en Noruega, para resguardar la información de sus usuarios europeos y, de esta manera, cumplir las exigencias en materia de seguridad que le exige la UE.

Ninguna de las investigaciones realizadas ha logrado corroborar la efectiva entrega de datos por parte de TikTok al gobierno de China, pero el caso pone en el tapete la necesidad de ir más allá de las medidas preventivas y tomar acciones para la protección de datos e información, área en la que la mayor parte de desarrolladores de aplicaciones móviles y redes sociales aún reprueban, pues no hay total transparencia sobre los datos que se recopilan de cada uno de sus usuarios.

Este caso se suma al conflicto entre Huawei y el gobierno de Estados Unidos del 2018, cuando la tecnológica fue acusada de recopilar datos de usuarios e información confidencial, a través de su infraestructura, para hacerlas llegar al gobierno chino. A Huawei le tomó tres años recuperarse de aquel bloqueo.

La situación con TikTok es diferente, ya que, según datos de Sensor Tower Data, sería la primera app, que no es propiedad de Meta (empresa dueña de Facebook e Instagram) en llegar a los 3.000 millones de descargas mundiales y, por lo tanto, mantener control sobre aquella cantidad de personas, se torna complejo. De hecho un informe publicado en julio de 2022 por el centro de estudios australiano Internet 2.0, asegura que TikTok genera “una recolección excesiva de datos”, como la localización de los usuarios y qué otras aplicaciones había en el dispositivo. Algo similar a lo que se le ha acusado a Meta en reiteradas ocasiones.

El masivo uso y rol que cumplen las redes sociales en la cotidianidad de millones de personas, en distintas latitudes del planeta, justifican que se ponga en tela de juicio lo que ocurre tras bambalinas entre las compañías desarrolladoras de las aplicaciones, debido a que no se conoce, con total claridad, cómo operan internamente para recopilar los datos de los usuarios.

En cuanto a los usuarios, instituciones como la Agencia Española de Protección de Datos constantemente entregan recomendaciones para mantener un control sobre la información que se entrega a los desarrolladores, como evitar las publicaciones sugeridas, cerrar la sesión cada vez que se deje de utilizar una aplicación, desactivar la ubicación del dispositivo y navegar en modo incógnito a través de los buscadores, entre otras.

Todas estas opciones pueden ayudar a la privacidad por parte de los usuarios, sin embargo, el principal desafío continúa siendo que las aplicaciones avancen en la transparencia sobre las consideraciones de seguridad, para que los “términos y condiciones de uso” y la “política de privacidad” sean más que un texto en el que los usuarios solo hacen click en “siguiente” para instalar rápido la aplicación.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo. 


 

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