Por: Marisol Durán S. Rectora de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM)
Los defensores de la “educación de mercado” están muy activos de cara al debate del proceso constitucional. Recientemente se publicó en medios de comunicación un texto que señala que “identificar solo a las universidades estatales con el concepto de ‘públicas’ no tiene sentido” y se trataría de “una diferenciación impropia”. Se asevera que es una “añoranza del pasado” y “una insistencia equivocada”, pues la calidad de pública no puede reducirse a “la naturaleza jurídica de las instituciones”.
El fondo de este punto de vista es explicado en el mismo texto que señala: “Quizás el aspecto verdaderamente más anómalo del sistema universitario nacional sea el que solo algunas universidades tengan acceso a fondos basales y semi basales”. Es decir, pareciera que no es suficiente “el actual modo de financiamiento de la educación superior y la estructura de la matrícula”.
En ese contexto, resulta de un particular interés el recién publicado libro “La Universidad pública amenazada. 40 años en el mercado chileno de la Educación Superior” (Editorial Universitaria), en el que participaron Ennio Vivaldi Véjar, ex Rector de la Universidad de Chile; María Olivia Mönckeberg Pardo, Premio Nacional de Periodismo 2009; Alejandra Contreras Altmann, directora ejecutiva del Consorcio de Universidades del Estado (CUECh); Roberto Flores Flores, ex presidente del Centro de Estudiantes de la Universidad de Chile y ex Jefe de Estudios del CUECh; y Yerko Montenegro Ortiz, ex senador universitario.
En la ceremonia de presentación, Vivaldi afirmó que “si tuviéramos que discutir en qué sección de una librería colocamos este libro, sugeriría que lo pusiéramos en la sección ‘semiología’, porque este libro de lo que se trata es de los significados, y lo que quiere mostrar es cómo se intentó tergiversar, deformar, rebajar el significado de lo que es una universidad y cómo desde las universidades públicas fuimos capaces de defender y ganar el significado de las universidades”.
En sus palabras, el ex Rector abordó la discusión actual en torno al concepto de lo público. “¿Se les ocurre a ustedes algún colegio privado del sector oriente que quiera ser llamado liceo público?, ¿Alguna clínica privada que le gustaría ser considerada un hospital público?, ¿Una Isapre que tuviera como su gran eslogan propagandístico que lo van a tratar como Fonasa?”. Así, cuestionó la pretensión de “universidades privadas que quieren ser llamadas públicas”. En esta línea, sentenció que “si se ambigua, se diluye y desaparece el concepto de lo público y todos somos públicos, le estamos dando tardíamente la razón a los Chicago Boys: nadie es público”.
En la oportunidad, el ex senador Ignacio Walker destacó el rol de la educación pública en la construcción de una mejor sociedad. Citó a la autora Sol Serrano, quien en su libro “Ensayo sobre la noción de Estado en el siglo 19 y 20” destina un capítulo a la Educación Pública en el siglo 19 en la conformación de la nación. Indicó también que es necesario hacer “una reflexión, ojalá desapasionada, que nos permita construir un sistema de educación superior mixto, público y privado, pero donde siempre se reconozca la especificidad de lo público–estatal, el cual no puede ser diluido en un concepto de lo público, que tiene muchas acepciones, pero no al punto de desconocer esa especificidad y esa historia en el país”.
En la obra se expone que las transformaciones al modelo educacional chileno, impulsadas durante la dictadura por los tecnócratas de Chicago y los ideólogos conservadores, quedaron en gran medida aseguradas por los múltiples cerrojos definidos en la Constitución de 1980, que estableció el rol subsidiario del Estado. En este contexto, sostiene que el mercado en la educación permeó en tal medida que hoy incluso el concepto de lo público pareciera estar en disputa.
“No son pocas las autoridades de universidades privadas que han insistido, especialmente a propósito de la discusión constituyente, en que sus instituciones debieran ser también reconocidas bajo este término, lo que desconoce conceptos jurídicos básicos y los consensos internacionales que identifican como pública solo a instituciones controladas o gestionadas directamente por una autoridad o agencia estatal, o cuyo órgano superior esté conformado en su mayoría por miembros designados por la autoridad o elegidos públicamente”, sostiene.
En la presentación del libro, señala que el trabajo “busca resumir uno de los experimentos más extremos jamás operados en el ámbito de la educación. En consecuencia, es también uno de los experimentos más extremos jamás operados en el ámbito de la política, dado el rol que la educación juega en inculcar el sentido de ciudadanía y en promover la aceptación del modelo de sociedad existente como aquello que resulta esperable y normal”.
En efecto, ello es uno de los aspectos clave del nuevo debate constitucional en curso.
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