Por: Gerardo Wijnant. Responsable de Impacto y Ecosistema de Banca Ética Latinoamericana
Como cada 1 de mayo, se celebró el Día Internacional del Trabajo y es muy bueno conmemorarlo, reflexionar y preguntarnos: ¿Qué tipo de trabajo queremos y debemos fomentar?, ¿cualquier tipo de empleo?, ¿solo un espacio que nos permita un ingreso razonable?, o más bien ¿queremos un trabajo que pueda hacernos sentir más plenos, realizados, en que se valore nuestro aporte y se nos reconozca?, ¿trabajo en donde tenemos espacio de crear, contribuir y colaborar a una mejor sociedad?
Pienso que el esfuerzo debe ser puesto, como lo plantea la Organización Internacional del Trabajo: “Buscando que todo trabajo se desarrolle en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana”. Desde la mirada de muchas empresas y organizaciones que se enfocan en un propósito de contribución al bien común, la relevancia que tiene el tema de las condiciones de trabajo es central y se reconoce así. Nos interesa que las condiciones laborales sean seguras y sanas para las personas, a la vez que se resguarde el respeto de su dignidad y sus capacidades.
Estos factores son fundamentales desde nuestra mirada y desde el punto de vista de las finanzas éticas y sostenibles, buscando acoger a aquellas empresas que consideran este tema como central en sus esquemas, ámbitos de acción, modelos de negocio o misión.
Este es un gran desafío y que aún muchas entidades no logran comprender del todo. Nuestro compromiso es hacer conciencia de que la justicia y la paz se consiguen en base a generar las posibilidades para que esto ocurra. Trabajos dignos y decentes, adecuadamente remunerados permitirán reducir las enormes brechas de desigualdad que hoy enfrentamos como sociedad y que son el germen de una gran insatisfacción, dolor y frustración.
Estamos comprometidos, desde nuestro esquema de gestión de financiamiento en Banca Ética, en el apoyo a este tipo de organizaciones y relevar su valor, propósito y sentido de respeto a todo ser humano, en la producción, los servicios, las organizaciones de todo tipo y esto hace parte de nuestra propuesta de valor y fundamentos.
Lo que hoy busca la ciudadanía es poder reconocer entidades que reflejen el valor de la honestidad, el respeto, que generen confianza, no sólo por la calidad de los productos o servicios que ofrecen, sino por la consistencia de las relaciones al interior y hacia el exterior de estas.
Necesitamos más trabajo reconociblemente digno. El camino de la sostenibilidad y el trabajo bien hecho -en todo sentido- tiene y genera mayores rendimientos y nos hace más respetables para una sociedad que ha perdido grados de confianza, al tomar conciencia de las malas prácticas de algunos.
Necesitamos ejemplos concretos y verificables, que se muestren completamente, que declaren lo que hacen y logren dar una mayor claridad sobre su compromiso con el trabajo decente hacia todos sus grupos de contacto y en particular en su aporte al bien común general, gracias al resguardo de este fundamental valor.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.