Por: Cristina Melo. Abogada Laboral
Solo desde hace poco más de una década, el 21 de mayo tiene un doble sentido para el país. Además de conmemorarse el día de las Glorias Navales, es el día del abogado en honor a nuestro héroe nacional, Arturo Prat, que fue el primer oficial de la Armada en servicio activo que estudió Derecho.
Gran parte de esos estudios los realizó a bordo de la misma Esmeralda, rindiendo exámenes mientras la fragata recalaba en el puerto de Valparaíso. Son muchas las historias y anécdotas desconocidas que se cuentan como ejemplo de su ética, rigurosidad, honestidad y probidad con una visión de justicia y amor a la Patria, que fueron finalmente la inspiración para honrar a todos los profesionales del derecho en Chile.
Sin embargo, cabe reflexionar qué prioridad tienen hoy estos valores en la práctica de esta profesión. Lamentablemente, vemos más de lo que quisiéramos que la probidad no prima en el ejercicio de muchos abogados.
Se ve escasez de profesionalismo y desinterés en llevar sus causas. Con inquietud se advierte que a pocos les importa convertirse en un buen asesor jurídico, y más bien su preocupación está centrada en cómo rentabilizar. ¿Qué está pasando con las vocaciones?
Es válido que los nuevos egresados se pregunten en qué tipo de profesional se quieren convertir, y qué clase de ser humano quieren llegar a ser, porque Chile necesita profesionales con sentido de justicia social ahora y de manera urgente.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.