[Opinión] Digitalización agrícola, ¿en marcha lenta?

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Por: Gabriel Gajardo. Director comercial AG Business


El negocio agrícola no solo está condicionado por los procesos biológicos de la naturaleza, sino también por el clima y otros factores externos. Un ejemplo de esto es la preocupación que está generando el fenómeno de El Niño y el cambio climático a nivel mundial en la industria.

El rubro agrícola es tremendamente pragmático, porque requiere de respuestas concretas, simples y oportunas, pero fundamentalmente dinámicas. Por esto cuesta entender la falta de implementación de tecnologías como parte del plan estratégico de estos negocios.

Para quienes estamos permanentemente en el campo, es inevitable observar la necesidad de promover la digitalización de los procesos en el negocio de la producción agrícola con el fin de mejorar la sistematización operativa, aumentar el monitoreo y control, y lograr una toma de decisiones estratégicas en base a información verídica y confiable.

Existen tres factores que han influido en que aún no hayamos podido despegar. Lo primero, es la falta de integración de datos de los múltiples factores productivos; segundo, el enfoque de la tecnología como producto, más que una herramienta, para responder a los complejos desafíos agronómicos; y, finalmente, las limitaciones en la forma de procesar, analizar y visualizar la información.

El valor de la información integrada y oportuna, más aún cuando es correcta y verídica, constituye un elemento crucial y central dentro del proceso de digitalización, y actúa como elemento facilitador para la incorporación de tecnologías. De lo contrario, y como en ocasiones ha ocurrido hasta el día de hoy, las tecnologías incorporadas pasan a constituir -en el mejor de los casos- herramientas únicamente operativas y acotadas en su alcance; y -en el peor de los casos- vestigios de proyectos truncados por los quehaceres cotidianos.

Actualmente, las exigencias y alta competencia del negocio productivo a nivel internacional nos dejan un margen de acción extremadamente acotado respecto de cómo era años atrás, donde la calidad y condición (sanidad y vida poscosecha de la fruta) eran cualidades suficientes para el éxito de cualquier negocio. Hoy, son la base mínima para la comercialización, ya que también se requieren de otros factores, como la productividad (kilos por hectárea) y eficiencia en costos por kilo producido.

En la actualidad, la eficiencia productiva en el uso de los recursos y la productividad son los determinantes del éxito. La trazabilidad sobre los recursos naturales y medioambientales, como la huella hídrica y de carbono, la racionalidad en el uso de agroquímicos, entre otros, pasan a ser factores claves también en la comercialización y en el resultado de nuestro negocio.

Creo que el primer desafío para comenzar a dar pasos concretos en la digitalización tiene que ver con el trabajo colaborativo y la sinergia que seamos capaces de generar, así como el desarrollo de tecnologías que respondan a las necesidades reales de nuestra actividad agrícola.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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