Las cifras detrás de los desafíos que impone la Ley REP

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Según ANIR la capacidad de reciclaje en el país permite absorber y valorizar el 57% del volumen de Envases y Embalajes generados actualmente a nivel nacional


De acuerdo con los datos entregados por la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR), durante 2022 se generaron en Chile un total de 1.7 millones de toneladas de residuos correspondientes, según la Ley de Responsabilidad Extendida al Productor (REP), a productos prioritarios de Envases y Embalajes. El dilema es que la capacidad técnica instalada actualmente a nivel nacional para reciclar este tipo de material de origen domiciliario y no domiciliario solo alcanza a cubrir el 57% del total generado.

En el  mismo estudio se establece otro dato clave de la cadena de valor del reciclaje, como la clasificación y pretratamiento, la capacidad actual no supera las 40.000 toneladas anuales y se concentra en la Región Metropolitana. Por lo tanto, la industria de los gestores para clasificación y pretratamiento también comienza a sentir la presión por aumentar sus capacidades y eficiencias.

Una proyección realizada por la empresa de gestión de residuos Ambipar Environment, revela que es necesario multiplicar por 10 la capacidad instalada actual a nivel nacional para absorber la demanda por clasificación y pretratamiento de Envases y Embalajes, que se desprende de la evolución de las metas que impone la Ley REP. Según estimaciones de la misma empresa, este desafío implicará una inversión aproximada de unos US$ 160 millones a nivel país.

“La buena noticia es que la Ley REP está diseñada para ir aumentando de manera gradual las metas de recolección y valorización de este tipo de residuos con horizonte al 2034, por lo que el desafío es también una oportunidad para que la industria se adelante a desarrollar estas capacidades para cumplir con las metas que establece la normativa”, explica Andrés Jensen Velasco, gerente Corporativo de Desarrollo y Nuevos Negocios de Ambipar Environment.

El ejecutivo además destaca que la actual capacidad de 40 mil toneladas a nivel nacional para clasificar y pretratar los residuos de Envases y Embalajes, pronto será triplicada gracias a que durante las próximas semanas comenzará a operar el Centro de Pretratamiento para la Valorización de Residuos GIRI que Ambipar Environment desarrolla en la comuna Quilicura, el cual aportará 60 mil toneladas anuales, a lo que se suma dos proyectos clasificación y pretratamiento que estará desarrollando durante 2024 en la Región de Tarapacá y Región de Los Lagos, los cuales aportaran 10 mil toneladas anuales cada uno. El gerente adelanta que, además, esperan prontamente desarrollar otro de similares características en la Región de Biobío.

“Otro aspecto clave es que estas inversiones deben considerar capacidades equipadas con un estándar técnico que permita lograr las eficiencias necesarias, avanzando desde un modelo de operación completamente manual hacia uno semiautomático que incorpore tecnología, como la que se observa en Europa, que durante más de 30 años ha acumulado un valioso aprendizaje y experiencia en torno al logro de metas REP. En Chile, nos hemos propuesto alcanzar en 11 años lo que Europa logró en 27 años”, señala Andrés Jensen.

 

Las mejores tecnologías disponibles para este este tipo de instalaciones corresponden, por ejemplo, a lectores ópticos de rayos infrarrojos para identificación y separación de diferentes tipos de material, complementado con equipamiento mecánico como trituradoras industriales, separadores balísticos, separadores magnéticos y otros elementos tecnológicos que permiten obtener las eficiencias necesarias.

Jensen recalca que todos estos componentes tecnológicos siempre deben complementarse con el trabajo de operadores(as) especializados(as) para asegurar que los materiales clasificados cumplan con los estándares de calidad necesarios para su posterior reciclaje. “Estos procesos, que combinan una operación humana con tecnología de punta, son clave para facilitar la posterior valorización de estos materiales por parte de otros actores que participan en el ecosistema del reciclaje. También sirven para desarrollar otras formas de valorización, como la energética, para la fracción no reciclable, que nos permitan materializar una economía realmente circular en nuestro país”, concluye.


 

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