Propuestas incluyen la flexibilización de aperturas de cuentas y avales familiares para fortalecer la posición del solicitante. Además, se aboga por reformas legales que se adapten a la realidad actual, considerando la activa participación laboral y comercial de los adultos mayores
En los últimos días, ha surgido un debate en torno al “edadismo financiero”, con críticas hacia la banca por presuntas prácticas discriminatorias hacia adultos mayores, quienes enfrentan obstáculos para acceder a servicios financieros básicos.
La controversia surgió después de que el ingeniero agrícola Fernando Pardo hiciera pública una carta en la que denunciaba presuntas prácticas discriminatorias por parte de algunos bancos hacia los adultos mayores. Aunque la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) se abstuvo de emitir una opinión directa, expertos en el tema han comenzado a plantear soluciones.
En ese contexto, Cristián Lecaros de Inversión Fácil, destaca que la banca, aunque no lo admite públicamente, discrimina a los adultos mayores debido a la percepción de menores ingresos demostrables.
“Las razones apuntan a que, los adultos mayores, representan un mercado que tiene, en general, menores ingresos demostrables, porque muchos de ellos están asociados a pensiones que son bastante bajas a nivel de promedios. Entonces se encuentran con adultos mayores que tienen enormes necesidades de financiamiento para poder a veces financiar costos, incluso de vida, y probablemente, lo encuentran un mercado más riesgoso”, sostiene Lecaros.
Es así como Lecaros sugiere la posibilidad de flexibilizar la apertura de cuentas corrientes sin líneas de crédito y, en caso de financiamiento, solicitar avales familiares para solidificar la posición del solicitante.
En tanto, Patricio Gana, director ejecutivo de AK Contadores, aboga por reformas para adaptar normas anticuadas a la realidad actual, donde las personas continúan siendo activas laboral y comercialmente más allá de los 60 o 65 años. “La verdad es que sigue habiendo mucha vida y mucha actividad después de esa edad, y creo que se hace necesaria una modificación mayor para que, incluso las compañías de seguros, puedan asegurar dichas transacciones”.
Gana afirma además que “hoy día el tema de los seguros es justamente una de las trabas importantes para poder continuar y profundizar la bancarización de las personas que están en esa etapa de su vida”.
En la misma línea, Claudio Cáceres, Economista Senior del Observatorio Económico de la Universidad Bolivariana, plantea la necesidad de legislar a través de políticas públicas que tengan una proyección, “por ejemplo, generando seguros colectivos o pooling risk, que permite reducir el riesgo promedio de adultos mayores y le permite un más ágil y mejor acceso al financiamiento”.
“Adicionalmente, la industria bancaria posee instrumentos como los seguros de desgravamen, obligatorios para créditos hipotecarios, los cuales podrían considerarse para otros contratos”, expresa Cáceres.
El economista considera que, mirando a largo plazo el mercado financiero, “claramente nuestra sociedad está envejeciendo y, por tanto, las instituciones financieras deberían ir mirando con más interés este grupo etario, ya que en los próximos años serán la masa más grande de clientes potenciales que deberán atender, la industria necesariamente se desplazara hacia ellos”.
Finalmente, el representante de la UB llega a la conclusión de que “no se puede obligar a un privado a trabajar con un adulto mayor. Quizás, BancoEstado debería avanzar en cubrir esta necesidad por el objetivo propio del banco, pero claramente los legisladores deberían allanar el camino para que, en el futuro, podamos acceder a las instituciones financieras, y no quedar dependiendo de nuestros hijos”.