Por: Rodrigo Sandoval. CEO I Am Not Plastic
Fue a comienzos del siglo XX cuando aparecieron en el mundo los materiales plásticos, y a partir de los años ’50, gracias al acelerado desarrollo industrial, lograron un crecimiento masivo, incorporándose en la vida cotidiana de las personas y abarcando una infinidad de usos y aplicaciones. Si bien su utilización ha resuelto muchos problemas, estos beneficios han acarreado también altos costos para el medioambiente, afectando los ecosistemas de manera permanente.
Al 2040 se estima que los volúmenes de plástico que fluirán hacia el mar casi se triplicarán, con una cantidad anual de entre 23 y 37 millones de toneladas. Son cifras que preocupan y que demuestran los dramáticos efectos que genera el uso del plástico en el medioambiente; un escenario que ha llevado a que muchos fabricantes opten porlos bioplásticos como una alternativa de consumo más sustentable o también podríamos decir con menos externalidades negativas
Se trata de plásticos de origen biológico (bio-basados) y/o biodegradables, es decir, pueden tener ambas características o solo una de ellas, y se han posicionado como una opción cada vez más atractiva para un consumo de bienes y servicios más respetuoso y responsable con el medio ambiente.
Así lo reveló el estudio más reciente de la Asociación de la Industria del Plástico llamado “Mirar: Bioplásticos, una serie sobre economía – demografía – consumidor y tendencias tecnológicas en mercados finales de plásticos específicos”, el cual proyectó que esta industria crecerá a 6,3 millones de toneladas al 2027.
Según el informe, los beneficios que ofrecen los bioplásticos en su proceso inicial, fabricación, uso, y la gestión final de su vida útil, son llamativos para una variedad de marcas y aplicaciones. De hecho, los fabricantes de automóviles fueron los primeros en adoptar bioplásticos cuando Henry Ford en 1941 mostró su “Soybean Car” que utiliza 14 paneles de plástico hechos de biomateriales, incluyendo fibras de soja. Igualmente, la importante empresa de calzado Saucony actualmente está trabajando para alcanzar la meta del 90% en el uso de materiales orgánicos, reciclados o renovables en su línea de productos.
Otro punto que destaca el estudio es que, si bien el tamaño del sector de los bioplásticos sigue siendo pequeño en comparación con los plásticos tradicionales, representando el 0,5% de los más de 489 millones de toneladas de este material producidos en 2023, la capacidad de crecimiento se estima auspiciosa, con ingresos por fabricación que se prevé aumenten a un ritmo compuesto del 1,9%, es decir, a 1.200 millones de dólares en cinco años hasta 2028.
¿Qué nos dice todo esto? Claramente, las perspectivas de evolución de los bioplásticos se han visto apalancadas por los objetivos de sostenibilidad ambiental, y donde se espera que la competencia en el sector se incremente a medida que más empresas entren en el mercado y se desarrollen nuevas aplicaciones para los materiales.
El mundo y el cambio climático nos están demandando nuevas soluciones. Y frente a un gran problema, como son los plásticos, nos urge pensar en grandes innovaciones que tengan como eje la búsqueda de nuevas materialidades y acciones concretas que vayan más allá de reciclar. De hecho, la propia ONU ha sido categórica en indicar que el reciclaje no es la salida adecuada para la crisis ambiental y que se deben combatir adecuadamente los plásticos de un solo uso con una combinación de medidas que abarquen desde las políticas de economía circular hasta la adopción de instrumentos fiscales, como los impuestos.
Así, a nivel ciudadano podemos impulsar grandes transformaciones. Porque si entre todos hacemos pequeños gestos en nuestra forma de consumir, es posible generar un impacto que trascienda en los años, y que los actores, a todo nivel, trabajen juntos y coordinados por ello.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo