Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Desafío de las Empresas en Chile

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Por: José Miguel Ansoleaga. Director de Estrategias en Replica


El desafío de las empresas en Chile frente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS) no es solo una cuestión de responsabilidad social o cumplimiento regulatorio. Más bien se trata de un imperativo estratégico que afecta directamente su competitividad, rentabilidad y viabilidad a largo plazo.

Las compañías deben comenzar a ver los ODS como una guía para optimizar su operación, mejorar su eficiencia y generar valor económico, financiero, social y ambiental. En lugar de considerar la sostenibilidad como un “extra” o algo complementario a su actividad principal, deben entenderla como una parte fundamental de su estrategia de negocio y, por tanto, las empresas chilenas deben alinear su estrategia de negocio con los ODS de manera intencionada y estructurada.

Para que esta alineación sea efectiva, se deben integrar los ODS en el “core” del negocio, debe ser parte de su núcleo estratégico, más allá de campañas superficiales o de responsabilidad social corporativa.

No se trata solo de agregar iniciativas “verdes” o de impacto social, sino de transformar profundamente sus operaciones y sus modelos de negocio.

Para ello, cada empresa debe seleccionar los ODS que sean más relevantes para su sector, su cadena de valor y sus oportunidades de crecimiento.

Los ODS ofrecen una hoja de ruta amplia, pero no todos los objetivos tendrán el mismo impacto para cada organización. En el contexto empresarial chileno, una buena estrategia sería identificar aquellos cuatro o cinco ODS que aporten más valor tanto a nivel operativo como a nivel reputacional y financiero.

Un buen punto de partida podría ser el ODS 9, sobre Industria, Innovación e Infraestructura, que incentiva a las empresas a invertir en modernización tecnológica e infraestructura sostenible. Estas acciones no solo optimizan procesos y mejoran la eficiencia operativa, sino que también abren nuevas oportunidades en sectores emergentes, como las energías renovables y la tecnología verde, áreas que están en auge y donde Chile tiene un potencial significativo.

También puede ser el ODS 12, sobre Producción y Consumo Responsables y que promueve prácticas de economía circular y la optimización en el uso de recursos, ayudando a reducir costos y minimizar el impacto ambiental. Esto es particularmente relevante en un contexto donde los consumidores y reguladores demandan productos más sostenibles, lo que permite a las empresas destacarse en el mercado y mejorar su reputación.

En Chile también se pueden identificar importantes desafíos relacionados con el ODS 8, sobre Trabajo Decente y Crecimiento Económico, ya que al promover condiciones laborales justas y apostar por un crecimiento inclusivo, las empresas pueden atraer y retener talento de calidad, lo que se traduce en mayor productividad y estabilidad en sus operaciones.

Otro ejemplo es el ODS 13, sobre Acción por el Clima y que aborda la necesidad de gestionar riesgos climáticos de manera estratégica. Las empresas que lideren la adopción de prácticas sostenibles no solo reducirán su exposición a riesgos regulatorios y físicos, sino que también estarán mejor posicionadas para acceder a mercados y capital que valoran la sostenibilidad.

Finalmente, el ODS 17, sobre Alianzas para Lograr los Objetivos, subraya la importancia de las colaboraciones intersectoriales, que pueden facilitar la innovación y reducir costos, ayudando a las empresas a maximizar el impacto de sus iniciativas sostenibles. Estas alianzas permiten un mayor alcance de las acciones sostenibles y consolidan el rol de las empresas en el logro de objetivos globales y locales.

Impacto Económico y Financiero de la Sostenibilidad

Los incentivos para que las empresas se alineen con los ODS van más allá de lo social y ambiental. Como señalamos, invertir en sostenibilidad no solo mejora la reputación corporativa, también genera un impacto directo en los resultados financieros. Las compañías que implementan los ODS logran optimizar sus procesos, reducir el consumo de recursos y minimizar costos operativos, lo que aumenta su productividad y eficiencia.

La reducción de residuos y la optimización de recursos, por ejemplo, permiten generar ahorros que mejoran el margen operativo. A largo plazo, estas prácticas fortalecen el valor de la marca, ya que los consumidores y los inversores valoran cada vez más a las empresas que adoptan políticas sostenibles.

Un enfoque coherente y estratégico hacia los ODS también atrae inversiones responsables, dado que los fondos de inversión y los inversionistas institucionales tienden a favorecer a las empresas que gestionan sus riesgos ESG de manera eficiente.

Además, los incentivos regulatorios y financieros, como los bonos verdes y los incentivos fiscales, ofrecen oportunidades para que las empresas chilenas financien sus proyectos de sostenibilidad a menor costo, aumentando aún más su rentabilidad.

En definitiva, el desarrollo sostenible de las empresas en Chile no es solo una cuestión ética, sino una estrategia inteligente para asegurar su crecimiento en el futuro. Alinear la estrategia empresarial con los ODS mejora el desempeño económico y financiero de la compañía.

En un mundo donde los consumidores, los reguladores y los inversores valoran cada vez más la sostenibilidad, las empresas chilenas que adopten los ODS como parte central de su estrategia no solo estarán preparadas para enfrentar los desafíos futuros, sino que también se posicionarán como líderes en su sector.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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