Por: Patricia Orellana. Customer Success Manager de InterSystems
Uno de los grandes retos que enfrentan los gobiernos a nivel global es la creciente proporción de adultos mayores. De hecho, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) declaró que estamos en la década del envejecimiento saludable y se estima que en 2030 una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más.
En Chile, la población correspondiente a adultos mayores ha tenido un crecimiento anual del 5,8% llegando a los 3.6 millones durante 2023, según el Centro de Conocimiento e Investigación en Personas Mayores (CIPEM).
Muchos de ellos se encuentran en situaciones de vulnerabilidad económica y social, por lo que la situación plantea un desafío para los sistemas de salud que ya cuentan con una alta demanda de atención médica.
Este escenario trae consigo una mayor necesidad de cuidados especializados y monitoreo constante, produciendo una sobrecarga de costos y recursos. A esto se suma que muchos adultos mayores de 60 años no tienen acceso regular a los servicios médicos preventivos.
En 2022 había más de 46 mil personas con retrasos en la atención de salud GES, con un promedio de 157 días de espera, de acuerdo con el Informe INDH 2022.
Para abordar estos desafíos, debemos adoptar un enfoque preventivo que priorice la longevidad y el bienestar de nuestros adultos mayores en cuanto a sus enfermedades crónicas. En lugar de esperar a que un paciente diabético presente una complicación grave como una insuficiencia renal, tendríamos que estar implementando un monitoreo digital de los niveles de glucosa para intervenir de manera anticipada.
En este sentido, las soluciones digitales, como los Registros Clínicos Electrónicos (RCE) y los portales de pacientes, han demostrado ser herramientas efectivas para mejorar la atención. Estas tecnologías facilitan el acceso a la información médica y permiten un seguimiento proactivo de las condiciones de salud, lo que puede prevenir complicaciones graves.
Este cambio de perspectiva debe ir acompañada de una estrategia integral de acompañamiento y para ellos los clínicos deben preguntarse cómo quieren modificar el viaje del paciente. Un ejemplo notable es el Hospital el Pino, que implementó el programa “Mi Salud”.
A través de esta iniciativa, han logrado identificar los antecedentes médicos más relevantes, gestionar las recetas y proporcionar acceso rápidos a los resultados de laboratorio. Permitiendo un seguimiento más fluido y eficiente de la salud de los pacientes.
Por lo tanto, hoy las herramientas están disponibles y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que se implementen para crear un futuro más saludable para todos. El envejecimiento de la población exige un enfoque colaborativo en el que la tecnología no solo esté al servicio de los pacientes, sino que también sea accesible y eficiente.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.