Encuentro de Rectores latinoamericanos: “Las universidades deben estar coordinadas con el sector público y privado”

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La Universidad Internacional de La Rioja, reunió a rectores de prestigiosas universidades latinoamericanas de Colombia, Perú, Chile, Ecuador, Bolivia y Costa Rica


Rectores de universidades latinoamericanas que participan esta semana en el foro ‘Futuro en Español’, en Logroño (La Rioja) han coincidido en que las instituciones de educación superior deben redoblar esfuerzos para “dejar de ser espacios aislados del mundo, sino vivos y coordinados con el sector empresarial privado y las instituciones públicas, en su objetivo prioritario de generar un auténtico impacto social en las nuevas generaciones”.

Ese ha sido uno de los conceptos más destacados vertidos por Anahí Cárcamo, representante académica de la Universidad de Magallanes, Chile, quien participó en el panel ‘La dimensión social de la universidad y sus impactos’, compartido además por los otros oradores en este espacio: Jairo Miguel Torres, rector de la Universidad de Córdoba (Colombia) y presidente de ASCÚN; y Walter Arizaga, rector de la Universidad de San Francisco Javier de Chuquisaca (Bolivia). La mesa fue coordinada por Isabel Díez Vial, vicerrectora de Transferencia de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

 

La UNIR convocó a rectores de una quincena de prestigiosas universidades latinoamericanas de Colombia, Perú, Chile, Ecuador, Bolivia y Costa Rica, entre otros países, para que participen en la décimo cuarta edición de ‘Futuro en Español’ (ciclo organizado por Diario La Rioja y Vocento, en colaboración con UNIR, el Gobierno de La Rioja, la Fundación San Millán, el Ayuntamiento de Logroño y Circular Universe).

El espacio tiene como objetivo prioritario destacar la importancia clave y el valor trascendente del idioma español como puente de unión para más de 550 millones de hablantes en 21 países, y analizar sus respectivas oportunidades, desafíos y riesgos.


Una enseñanza que debe tener impacto real en la sociedad

En una de las mesas de debate y reflexión, Díez Vial ha abierto el diálogo al reflexionar sobre la dimensión social de la universidad: “La universidad es el lugar central como fuente de aprendizaje, porque prepara a las personas, pero esa función debe entrelazarse con una auténtica dimensión social. Lo que enseñamos debe tener un impacto en la sociedad, para que esos conocimientos sean realmente útiles”.

Diez Vial agrega que “La universidad está hoy en la encrucijada de fijar un espacio de transformación social para generar una oportunidad a los estudiantes y conseguir que ellos tengan mayores oportunidades laborales. Debe existir ese compromiso con la sociedad, enmarcado en un contexto y en una realidad. ¿Cómo puede aprovecharse mejor el espacio universitario para tener mayores avances en los territorios?”.

Jairo Torres asevera que “Hoy más que nunca las universidades debemos encarar un enorme desafío. La sociedad interroga cada vez más a las universidades sobre esto. En Colombia, el 90% de nuestras instituciones forman a personas pertenecientes a los estratos 1, 2 y 3 de la sociedad. Pero hay que integrar a los excluidos del sistema. En la ciudad en la que se encuentra mi universidad, el 80% de los habitantes vive en la pobreza y hay graves problemas de seguridad. Solo hay una universidad pública allí”.

También dijo que “nuestra investigación debe responder a las necesidades del territorio, sin que el conocimiento que nosotros brindamos se desvincule de ese eje. Nuestra responsabilidad radica en eso: en afrontar las características en una sociedad con permanentes cambios de dinámicas y transformaciones, donde la universidad debe responder a retos como los que hoy plantea la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes”.


Una atención especial a los colectivos más vulnerables 

Para Anahí Cárcamo, “las universidades deben reflexionar para qué estamos formando realmente a los estudiantes, en qué tenemos que formarlos más, cuál es la metodología más idónea, y las nuevas maneras de aprender de los alumnos. Debemos generar espacios para que los colectivos más vulnerables puedan ser incluidos en el sistema. Y ocuparse también de que los espacios donde se desarrollen los nuevos profesionales sean aptos para ser felices. Es decir, que esos espacios permitan a las personas vivir de la mejor manera”.

Por otra parte, abordó las nuevas tecnologías que marcan la era digital en el mundo universitario y en la sociedad: “La Inteligencia artificial puede aportar muchas soluciones, es buena para los nuevos tiempos, pero no podrá desarrollar jamás ni reemplazar la creatividad de las personas. La creatividad depende de nosotros. Debemos reflexionar cómo vamos a evaluar a los estudiantes y capacitarlos en valores éticos, en el desarrollo moral, del respeto con uno mismo y hacia los demás, y en la búsqueda constante de la verdad”.

 

Para el Rector chileno, “las universidades tienen mucho que decir al respecto. La política ha perdido credibilidad. Tenemos que ver cómo la recuperamos, cómo las universidades pueden (y deben) inmiscuirse más en los problemas sociales. Tenemos que vincular la teoría y la práctica para responder a los problemas reales que tiene una sociedad, como los medioambientales, sociales, económicos… Padecemos una crisis en muchos ámbitos. Por ello, un gran desafío pasa por afrontar cómo podemos ayudar desde la formación profesional”.

A su turno, Walter Arizaga desglosó en el panel cuáles son las principales líneas que su universidad emprende en Bolivia para alcanzar un mayor impacto social: “La nuestra es muy antigua. Ya ha cumplido 400 años de vida, en una ciudad de 300.000 habitantes. Casi el 20% de ellos son universitarios. Nuestra institución está inmiscuida en todos los ámbitos de la ciudad. Hemos creado unidades académicas en varios lugares de nuestro departamento, para que la población rural no deba desplazarse a la ciudad para estudiar”.

Explicó que desde allí hacen muchos esfuerzos para lanzar profesionales al mercado, pero que luego no encuentran un lugar para trabajar: “Un 30% debe emigrar a otros lugares porque no hay posibilidades laborales en mi ciudad. En este sentido, las universidades deben realizar investigación productiva, para vincularse más con la sociedad. Llevamos un año trabajando con la alcaldía, la gobernación y con los empresarios, para ver cómo nuestras jóvenes profesionales no emigren a otros lugares”.


 

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