Por: José Miguel Ansoleaga. Director de Estrategias en Replica
El 3 de noviembre, la comunidad global celebra el Día Internacional de las Reservas de la Biosfera, fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia de estos espacios como pilares para la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sostenible.
Este día, proclamado por la UNESCO, destaca el valor de las reservas de la biosfera en el equilibrio ecológico del planeta y su función esencial como laboratorios vivos donde los ecosistemas naturales y las actividades humanas coexisten de manera armoniosa.
Las reservas de la biosfera abarcan áreas de gran valor ecológico, cultural y económico, protegidas bajo un modelo que permite la preservación de la biodiversidad, la investigación científica y el uso sostenible de los recursos.
Este enfoque promueve un equilibrio entre conservación y desarrollo, permitiendo que comunidades locales puedan beneficiarse de los recursos de forma responsable y sostenible.
Existen reservas icónicas, como la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an en México, que alberga una impresionante diversidad de especies en la península de Yucatán; o la Reserva de la Biosfera de Yasuní en Ecuador, reconocida por ser uno de los lugares más biodiversos del planeta.
Estas áreas no solo protegen especies y ecosistemas únicos, sino que también desempeñan un rol crucial en la regulación del clima y en la provisión de servicios ecosistémicos vitales para la humanidad.
Chile, con su rica diversidad geográfica y biológica, es un actor clave en la conservación a nivel regional y global. Existen diez reservas de la biosfera reconocidas por la UNESCO en nuestro país. Estas incluyen la Reserva de la Biosfera Lauca, en el altiplano de la región de Arica y Parinacota; la Reserva Bosques Templados Lluviosos de los Andes Australes, en las regiones de Los Ríos y Los Lagos; la Reserva Archipiélago Juan Fernández, un santuario de endemismo; la Reserva Torres del Paine, famosa por sus paisajes únicos y su biodiversidad; y la Reserva Cabo de Hornos, en el extremo sur, que protege uno de los ecosistemas más prístinos del mundo.
Además, se encuentran la Reserva de la Biosfera La Campana-Peñuelas, la Reserva del Nevado de Tres Cruces, la Reserva Laguna San Rafael, Fray Jorge y la Reserva del Desierto Florido, cada una con su propio valor ecológico y cultural.
La contribución de Chile a la protección de las reservas de la biosfera, tanto a nivel local como internacional, es fundamental en un contexto de cambio climático acelerado y pérdida de biodiversidad. A nivel nacional, es necesario fortalecer la gestión de estas áreas mediante políticas públicas que aseguren su preservación y promuevan el desarrollo de actividades sostenibles.
A nivel internacional, Chile puede desempeñar un rol activo en la cooperación regional y global, compartiendo experiencias y estrategias de conservación que han sido exitosas en contextos de alta biodiversidad y en condiciones ambientales extremas.
Sin embargo, los desafíos en Chile son significativos. La presión de actividades como la minería, la agricultura intensiva y el desarrollo inmobiliario, entre otros, representan amenazas constantes para estos ecosistemas. Enfrentarse a estos desafíos requiere una visión integrada que incluya a actores del sector público, privado y a las comunidades locales.
En este sentido, el rol de las empresas chilenas es clave. Cada vez más, las empresas deben entender que su participación en la protección de la biosfera no es solo una responsabilidad ambiental, sino también una oportunidad para fortalecer su reputación y generar valor a largo plazo.
Las empresas pueden contribuir de diversas maneras, implementando prácticas sostenibles en sus operaciones y adoptando principios de economía circular que minimicen la generación de residuos y promuevan el reciclaje y la reutilización. Asimismo, pueden desarrollar programas de compensación de emisiones y conservación de la biodiversidad que incluyan la restauración de ecosistemas y la protección de hábitats críticos dentro y fuera de las reservas de la biosfera.
El apoyo a proyectos de educación ambiental y el fomento de alianzas con comunidades y organizaciones locales también representan una vía efectiva para involucrarse de manera activa en la conservación de estas áreas.
El Día Internacional de las Reservas de la Biosfera nos recuerda la importancia de estos espacios para el bienestar de nuestro planeta y de las futuras generaciones. Protegerlos no solo es esencial para la supervivencia de innumerables especies, sino que también garantiza los servicios que la naturaleza proporciona a la humanidad, desde el agua y el aire limpios hasta la regulación del clima.
La protección y la gestión adecuada de las reservas de la biosfera son una responsabilidad compartida que requiere del compromiso de todos los sectores de la sociedad, y en este esfuerzo, Chile tiene la oportunidad de liderar con un enfoque que combine el desarrollo económico con el respeto y la preservación de su invaluable patrimonio natural.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.