Emiliano Arias: “se debe tener la convicción que uno realiza un trabajo que va a incomodar a muchísimos”

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Con tan solo 44 años, el Fiscal Regional de O´Higgins, ha estado liderando investigaciones de alta repercusión mediática como los casos SQM, Caval, Corpesca, Penta e incendios forestales. Un abogado que ha convertido el servicio público en su motor diario y que se ha ganado el derecho a estar entre los mejores del país


En mayo del 2016, el fiscal Nacional, Jorge Abbott confirmó a Emiliano Arias Madariaga como el nuevo fiscal regional de O’Higgins, reemplazando en el cargo a Luis Toledo, quien había renunciado unos meses antes para dirigir la Unidad contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Peligrosas.

Poder y Liderazgo conversó en exclusiva con el reconocido fiscal de sus proyecciones, de su ascendente carrera en el Ministerio Público, hasta de sus hobbies, en sí, de todo lo que lo ha convertido en uno de los mejores fiscales del país.

Emiliano Arias es un fiscal que reconoce que su vida “ha pasado en ritmo vertiginoso pero muy entretenido. Me gusta mi trabajo, amo lo que hago. Y eso lo valoro pues no todos trabajan en algo que les apasiona”.

A sus 44 años, es un hombre que no pasa desapercibido. Ya cuenta con un largo curriculum en temas de investigación, destacando una activa participación en las indagatorias del caso SQM; en el caso Caval, donde está la causa en la que está formalizada Natalia Compagnon, nuera de la Presidenta Bachelet; en el caso Corpesca, donde vio delitos tributarios asociados a financiamiento irregular de políticos como Jaime Orpis; en el caso Penta, y hoy en la investigación de las empresas eléctricas por los incendios forestales. Esto último le costó una sanción del 5% de su sueldo, y por lo cual ha estado en estos días en la palestra tras presentar un recurso de protección en contra del fiscal nacional, quien le hizo sumario administrativo por otorgar entrevistas sin informarle de ellas y entregar, a su juicio, información que era parte de la investigación.


¿Cómo se inicia Emiliano Arias en la carrera pública?

“Al titularme de abogado de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Concepción, me interesé en el nuevo formato legal con la reforma procesal penal. Así llegué al Ministerio Público en el 2001 como abogado asistente en la Fiscalía Local de Diego de Almagro en Atacama, pasando después a ser fiscal adjunto en Arica y, con el mismo cargo, en el 2003 fui designado a trabajar en Concepción”.

“Más tarde, en el 2005 asumí como fiscal jefe de Pudahuel, perteneciente a la Fiscalía Regional Metropolitana Occidente. En ese cargo me correspondió participar de las investigaciones de los casos Penta y SQM. Ambos con bastante repercusión pública, como la condena de ex funcionarios de la PDI por corrupción y narcotráfico, y la investigación por el robo de varios miles de millones de pesos desde un camión de seguridad en la losa del aeropuerto Arturo Merino Benítez. Todos muy mediáticos, pero eso no afecta la investigación, si la hace más pública e interesante para la comunidad, pero para quienes trabajamos en la Fiscalía, lo hacemos con el mismo profesionalismo y dedicación que le otorgamos a cualquier investigación”.


“En Pudahuel me convertí en investigador realmente”

“Trabajar en distintas fiscalías, con variadas zonas geográficas y viendo delitos también de distinta índole, te da una buena escuela. Por ejemplo, en Arica, en plena zona fronteriza con dos de los principales países productores de droga… Ahí había mucho movimiento, me tocó ver cantidad de delitos de aduana y trabajar con la policía marítima. Luego en Concepción, con una zona mucho más grande, más poblada y con delitos más complejos. De ahí llegué a Pudahuel, donde me desarrollé realmente como investigador y aprendí que un investigador de aeropuerto que se tome en serio su trabajo, lo hace con muchos países, con muchas conexiones internacionales”.


¿Cómo es esa relación con países donde la corrupción o el narcotráfico, incluso la mafia, es pan de cada día?

“Difícil e interesante en el ámbito de la investigación. Me tocó efectuar investigaciones conjuntas con varios países, entre ellos Argentina, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Perú, Colombia y ahí me tocó ver el tema de la FARC, en México y su cartel del Golfo y la droga sintética, y así, con muchos fiscales de distintos países. También grandes investigaciones en Estados Unidos, Canadá, España, Suiza, Italia, Alemania, Suecia, Australia y China, viendo especialmente temas relacionados con tráfico de drogas y de personas. Así adquirí experiencia, me metí en el sistema procesal mundial, aprendiendo técnicas de investigaciones. Realmente mi paso por Pudahuel me dio otra mirada y más experiencia”.


¿Cómo logra un fiscal trabajar a ese nivel y no morir en el intento?

“Creo que alguna característica especial debo tener para poder mantenerme por tantos años en investigaciones de este tipo, ya que desde que ingresé al Ministerio Público no he parado, cada año ha habido grandes investigaciones”.


¿Alguna más importante que otra?

“Quizá mediáticamente sí, pero profesionalmente le damos el mismo trato y dedicación, aunque siento que desde el 2012 han sido las más expuestas, con mucha cobertura de la prensa. Y destaco ese año, pues ahí tuve una de las investigaciones más largas, cerca de ocho meses, que terminaron con la condena de varios funcionarios de la PDI por corrupción policial. Fue un año arduo, y de ahí me llamó el fiscal nacional que estaba creando su primer equipo de investigadores y así partí con el caso Penta y de ahí no he parado”.


¿Ser un halcón contra la corrupción como algunos lo definen, le ha acarreado problemas y soledad?

“Con los fiscales que he conocido en el mundo, me quedo con una charla con unos italianos y mexicanos que investigaban delitos relacionados con la mafia y la corrupción. Ellos me dijeron que si estaba seguro de dedicarme a la anticorrupción y a la investigación de los intereses de poderes económicos relevantes. Yo decía que sí. Tenía como 30 años, y ellos me comentaban que en 10 años más, cuando tuviera la edad de ellos… estaría muy solo. Y así fue, pero no me arrepiento. No es una situación incómoda o que me quite el sueño”.

“En el ejercicio de mi trabajo como yo lo hago, se está dando -y no solo en Chile, sino en gran parte del mundo- que los fiscales seamos objetos de presiones, porque lo que realizo te acarrea reclamos, gente que se siente incómoda, que no ve con buenos ojos que se investigue a fondo. Basta con recordar lo que ha pasado en Rancagua desde que llegué. Ya he sido objeto de constantes reclamos, de ejercicios para que me hagan investigaciones y sumarios, así como movimientos para sacarme del paso. Siento que ello va asociado al ejercicio de mi trabajo, porque cuando uno es fiscal, se debe tener la convicción que uno realiza un trabajo que va a incomodar a muchísimos, y cuando esos muchísimos tienen poder, van a hacer todo lo posible para que uno no siga investigando, y ser investigados por una persona que lo haga de una manera distinta. Eso se asume como parte del trabajo. Y por ello mi primera medida al llegar a Rancagua fue crear una unidad de alta complejidad que acá no existía, y trabajar con fiscales que también están conscientes de ello”.


Proveniente de familia con arraigo en el campo, ¿cómo conjuga eso con su profesión?

“Es cierto, vengo del campo, de hermanos y primos corraleros, del mundo de los pajaritos como yo mismo digo, y por ello soy muy apegado a la naturaleza y a los animales, en especial a mi perro Darwin, al cual en varias ocasiones he traído a la fiscalía”.

 

“Quise ser ingeniero agrónomo en un principio, pero desde lo que hago puedo proteger de una forma más amplia el medioambiente y ver, en definitiva, que se aplique la normativa legal que lo resguarda”.

“Realmente me creo el cuento de que el bien jurídico más importante es el medioambiente, y he tratado de vivir en consecuencia con ello. Conjugar el respeto que tengo por la naturaleza lo he efectuado a través de la protección del ejercicio penal, y un ejemplo concreto es que en esta región nos tomamos muy enserio la investigación por la generación de los incendios forestales, lo que vendrá asociado a indemnizaciones y reparaciones del medioambiente”.


Practica cetrería, que es una forma diferenciada de caza, en la cual se utiliza aves rapaces adiestradas para capturar animales. ¿Ayuda ello a un fiscal?

“Puede decirse que sí, en especial por la paciencia y constancia, y debo reconocer que lograr la conexión con los animales es algo que ocupa una buena parte de mi tiempo libre”.

“Un estudioso de las aves decía que con la cetrería es la única vez que el hombre domestica a un animal que no sea en base al yugo o la fuerza, y eso es lo que yo hago. Trato de lograr esa conexión con el halcón que vuela libre y vuelve a mí, porque hay un vínculo. Es un desafío impresionante…pues el ave no está amarrada, y tú la ves irse, volar y alejarse, y retornar. Esa conexión es en base a la confianza, y ello me hace creer en que se puede lograr el equilibrio, respetando la naturaleza. Es cierto, me vuelo con el tema, pero es porque me apasiona. No somos dueños de la tierra, nosotros somos de la tierra. No es una frase mía, pero la aplico día a día”.

“Respondiendo tu pregunta, la paciencia y constancia son parte de las características de un investigador, y ello está presente en mi pasión por las aves también. Sigo un objetivo y no me desvío de ello. No soy sesgado, y creo que las cosas y situaciones pueden ir cambiando, pero hay objetivos e ideales que nunca voy a tranzar”.

“Sé que no soy una persona completa ni perfecta, pero si tengo una gracia, se armar equipos de trabajo, y en la región eso es lo que he hecho. Con ellos hemos logrado buenas sentencias, que hablan del trabajo minucioso que hacemos. Podemos demorarnos, pero llegamos a buen puerto”.


A fines del 2010, junto a otros fiscales de Santiago, fue amenazado de muerte, por lo que le otorgaron vigilancia policial permanente por parte de Carabineros durante varios años. Asimismo, fue amenazado por redes sociales cuando logró la condena en un juicio oral contra unos “lautaristas” que habían actuado durante una conmemoración del Día del Joven Combatiente. ¿Cómo logra sobrellevar esa presión sin tirar la toalla?

“La verdad es que cuando logramos la detención de esas personas, que propagaban una clase de lucha violenta contra el sistema y que incurrían en delitos, debo reconocer que los llegué a respetar en cierta forma”.


Pero ellos son justamente quienes lo amenazaron…

“Paradojal, pero pasa que uno, que ha visto tanto delincuente que delinque por plata, por beneficios, por cohechos, por odio o por rencor, y de repente te encuentras con ellos, que tienen un ideal, una convicción, que por cierto no comparto, pero eso hace que llegues a respetarlos de cierta forma”.


En la Fiscalía Regional valoran su mano dura, y lo comentan incluso con admiración, reconociendo un liderazgo innato. Incluso actores del ámbito político nacional y regional respaldan su autonomía a la hora de investigar. Pero estas características le han valido también críticas en otros sectores. ¿cómo sobrelleva esto?

“No sé si soy un ejemplo, y lo digo con bastante honestidad, pero si valoro y agradezco el apoyo que he sentido de los funcionarios de la fiscalía, y de mis colegas a lo largo del país, y en especial destaco el apoyo de la Asociación de Funcionarios de la Fiscalía. A ello sumo mucho apoyo de fiscales jóvenes que están recién comenzando, y no es que te digan que quieren ser como uno, pero te manifiestan su respeto por esta forma de investigar, esta autonomía. Ello me motiva. Nunca pensé que iba a recibir este apoyo. Eso me hace pensar que estoy haciendo las cosas bien”.

“Y por ello, a los nuevos liderazgos les diría que tengan convicción en lo que hacen. Cuando uno está convencido de lo que ejecuta, no les debe quedar duda que aquello va a salir bien. Pero que la convicción se base en principios y criterios universales, que ejerzan la acción penal pública en nombre de la sociedad, respetando principios como la probidad, la libertad de expresión, el sentido de la igualdad ante la ley, el debido proceso, las garantías de las personas, imputados incluidos, porque el trabajo del fiscal es representar a la sociedad en el ejercicio de la acción penal pública. Nuestro trabajo no es lograr miles de condenas, sino representarlos de la mejor forma. Actuar con convicción y tener claro que hay cosas que no se tranzan”.


¿Qué ve en su futuro?

“Últimamente vivo un día a la vez, pero sin perjuicio de ello, en el futuro lo que veo es seguir dirigiendo a esta región durante el período que me queda haciendo un cambio en la realidad delictual que se note, así como se vio en el tema de los incendios, aunque ello me costó un sumario. Quiero comprometer a toda la región con sus fiscales en la investigación, con total independencia y autonomía. Así debe trabajar un fiscal. Esa es mi ambición. No es política ni lanzarme en una campaña. Es hacer las cosas bien”.


Así es Emiliano Arias Madariaga, un joven fiscal que demuestra el liderazgo y compromiso que poseen los profesionales de regiones. Un abogado que ha encontrado en el servicio público la forma para preservar y cuidar el medio ambiente, para luchar contra la corrupción y la delincuencia… que desde la acción penal pública en nombre de la sociedad ha podido defender sus principios, valores y pasiones, que por lo demás lo convierten por estos días en un real aporte a la convivencia y justicia nacional, aún cuando esta decisión de vida sea a costa de la soledad y el repudio de quienes creen que están por sobre la ley.

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