Carlos Cantero: “Chile vive una grave crisis ética, que por el número de casos, su alcance, profundidad y transversalidad, se ha transformado en un problema estructural en el país”

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El ex senador por la región de Antofagasta lidera el Centro de Estudios Estratégicos, una entidad ligada a la Gran Logia chilena que busca retomar el liderazgo de la masonería en materia de reflexión y pensamiento de los grande temas que afectan al país


En entrevista exclusiva con Poder y Liderazgo, el doctor en sociología y pensador chileno nos entrega su visión respecto de la actual crisis que enfrenta la sociedad chilena, donde el punto de partida de su trabajo es la organización, para el próximo 27 de junio, del seminario Ética, Probidad y Transparencia, que contará con las exposiciones del ministro de Justicia, Hernán Larraín; Alejandra Naser de la Cepal y Alberto Precht de ChileTransparente.


¿Qué motiva la realización del seminario Ética, Probidad y Transparencia?

“Es la presentación del Centro de Estudios Estratégicos – Chile, que inicia sus actividades para promover las principios y valores del humanismo laico.  Este Centro de Estudios tiene la misión de retomar el liderazgo de la Masonería chilena en torno a la reflexión y el pensamiento sobre los grandes temas que afectan al país.  Iniciamos con un tema de profundos alcances que impactan en todas las dimensiones del vivir y que pone en riesgo la gobernabilidad y la calidad de la democracia chilena, cual es la Ética, Probidad y Transparencia, con una mirada integral, que alcanza a lo público y lo privado, a todos los sectores políticos y a las distintas generaciones”.


¿Qué tan grave, es a su juicio, la crisis ética que afecta al país?

“Chile vive una grave crisis ética, que por el número de casos, su alcance, profundidad y transversalidad, se ha transformado en un problema estructural en el país.  Todo indica que su extensión es transversal y profunda en nuestra institucionalidad pública y privada.  Es un mal que se ha instalado, que es auto constitutiva con la crisis institucional, política, valórica, religiosa, económica y espiritual en el país.  Sus expresiones ya muestran extrema gravedad, su proceso de viralización es rápido y profundo en la sociedad.  Es como un cáncer que se extiende silente, pero con firmeza y seguridad.  Espero que no lleguemos a la metastasis.


¿Qué tan peligrosa es esta situación para nuestra Democracia?

“Ese peligro está ad portas.  En efecto, cuando se debilita la institucionalidad, se afecta la democracia, se debilita la gobernabilidad y la legitimidad de las instituciones fundamentales y de sus autoridades, estamos a un paso de lo peor.  Me refiero a la vinculación del narcotráfico y sus perversidades con las instituciones del ámbito público.  Ya hemos comenzado a ver esas manifestaciones en distintos casos de connotación pública”.


En este escenario ¿qué rol deben jugar las autoridades nacionales?

“En mi opinión hay ya instalada una élite que muestras graves debilidades éticas, lo demuestran múltiples procesos judiciales en curso.  Sin embargo, hay en el ámbito público y privado una gran fuerza que constituye la reserva ética y moral del país.  No está todo perdido.  Son esos sectores los que deben levantar nuevos liderazgos, salir a disputar el poder, buscar acceder al parlamento, romper la hegemonía de los mismos sectores de siempre.  Pero, debe hacerlo con responsabilidad y un mínimo de coherencia y racionalidad.  La ciudadanía deja mucho que desear en su rol de elector de autoridades, especialmente en las últimas elecciones parlamentarias”.


¿De qué forma la sociedad civil aporta a resolver la crisis ética que vive Chile?

“La Masonería está haciendo su aporte al asumir su liderazgo en la promoción de la reflexión y el pensamiento, el encuentro plural y transversal para promover ideas y buscar acuerdos que funden el nuevo pacto social que Chile reclama”.

“La sociedad civil tiene un rol fundamental, debe ejercer el control de la gobernabilidad, ejercer su derecho democrático, tiene la relevancia de la participación y de su criterio y opinión depende la legitimidad de las instituciones y sus autoridades.  La sociedad civil debe reflexionar sobre cuán democrática es la convivencia en Chile, verificar si efectivamente funciona aquellos de que la soberanía está depositada en el pueblo.  Si la política no presta atención a las demandas de los ciudadanos estamos ante un remedo de democracia y en ese caso debemos restituir la democracia.  Si las instituciones no funcionan o lo hacen a medias, la sociedad civil tiene un rol determinante”.


¿Y qué rol deben jugar entonces las instituciones de educación superior?

Los espacios de instancia ética y universitaria deben profundizar nuevos marcos teóricos que permitan una formación de sus futuros profesionales, que tengas mucha más solvencia en cuanto a la ética económica como asimismo con la ética ambiental. Ese es el gran desafío, el cambio del estado de conciencia, el cambio de percepción ética, el cambio de percepción ambiental para enfrentar los nuevos desafíos. Esa es la demanda y esa es la orientación que debieran tener los nuevos profesionales que surgen de los ámbitos universitarios”.


¿Cuáles cree usted qué son las causas de la crisis que vivimos?

“Las causas basales de la crisis están en la ruptura de los límites éticos, los que se han vuelto opacos, difusos. Están en el ámbito de relatividad en que se mueve la sociedad que perdió sus referentes religiosos y éticos, imponiéndose un materialismo sin contrapeso. En la deslegitimidad de la política y la falta de un pacto social.  Falta un mayor y más efectivo control ciudadano que de sentido a la democracia, a las rendiciones de cuentas que hacen las autoridades, sin que el pueblo soberano preste la suficiente atención ni se reclame la coherencia, consecuencia y el cumplimiento de las promesas.  Estamos viviendo la decadencia de la cultura de la sociedad industrial y siendo actores y protagonistas de la emergencia de una nueva sociedad digital, cuyos principales desafíos es que surge una nueva ética de tintes marcadamente materialistas, minimalista de la dignidad del ser humano”.



 

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1 comentario

  1. Agustín Martorell Correa on

    La sociedad chilena ha sobrepasado peligrosamente los límites recomendables para una sana convivencia transformando a nuestro país en una ciudadela donde reina el “Relativismo” como eje principal de la actual doctrina social, hemos desarrollado un perverso intelectualismo acompañado del énfasis deteriorante de imponer subestriciamente el poder de los derechos sobre los deberes lo que nos ha conducido a experimentar un estado libertario sin mas fronteras que las dictadas por los particulares intereses de cada miembro constitutivo de nuestra población carentes de un estadio conciencial que debería expresar una condición comprometida con valores éticos y morales que permitan construir una sociedad mas justa y solidaria.
    A esta breve reflexión adiciono una sugerencia que deberíamos aplicar en términos inmediatos si verdaderamente es nuestro norte perfeccionar y corregir con fuerza y vigor el actual desorden y degradación en que hoy se encuentra inmerso nuestro país, determinar causas o elevar diagnósticos por todos conocidos estimo que es parte del problema y no así de la solución, veo factible y de connotación necesaria el revisar nuestra operativa de selección de todos aquellos que por su nivel de responsabilidad tendrán sus decisiones un leve o importante impacto en el desarrollo y crecimiento de nuestra cultura en general, debemos pensar que nuestros límites fueron fijados hace ya mucho tiempo y que hoy enfrentamos el siglo XXI, en consecuencia, educación, profesionalismo, valores, salud, responsabilidad, respeto, arte y creación, crecimiento personal y colectivo además de una extensa lista que no invocaré por sintetizar esta opinión deben ser analizadas con el prisma lógico y racional de la evolución propia de la humanidad toda y, lamentablemente, hemos perdido nuestra aspiración de generar límites y espacios adecuados para consolidar nuestra cultura de acuerdo a los exigentes tiempos y al posicionamento que conforme a la calidad humana de nuestro pueblo le corresponde.