Por: Carlos Cantero O. Geógrafo, Master y Doctor en Sociología. Académico, conferencista y pensador laico chileno, estudia la Sociedad Digital y la Gestión del Conocimiento. Fue Alcalde, Diputado, Senador y Vicepresidente del Senado de Chile
Muchas veces la necedad teórica limita el alcance de las ideas que orientan el desarrollo. Es lo que viene ocurriendo en el Complejo Industrial Minero de Chile, afectando todos sus niveles: la gran industria, los contratistas, empresas de servicios y todo el encadenamiento que se da en al ámbito urbano.
Las ideas, los conceptos, las categorías de pensamiento y el propio lenguaje, limitan la percepción y la construcción de la realidad en que nos desenvolvemos. Seguimos replicando con el Cluster Minero, es decir, el racimo de la minería. Concepto que el propio Michael Porter, se encargó de señalar como trasnochado en su marco teórico, en su última visita a Antofagasta, invitado por las propias empresas, hace una década.
Se trata de un problema de replicación constante. El pensamiento de sus principales actores parece inmune a cualquier idea nueva, más aún si esta no emana de la cúpula empresarial. Las gerencias están en un permanente equilibrio entre autoritarismo, tráfico de influencias o inmovilismo. Mientras tanto se acumula la deuda en capital social y relacional con las comunidades que constituyen su entorno, lo que se maquilla con algo de Responsabilidad Social Empresarial y acciones para generar Licencia Social, cuestión preocupante en la zona donde se ubica el distrito minero más importante del mundo, con los mayores niveles de excelencia. Pero, que no se comparten con sus territorios.
Por años hemos intentado persuadir en las organizaciones gremiales, la SONAMI, en la Asociación de Industriales (de Antofagasta), en el ámbito del Ministerio de Minería. Pero, sin éxito! Sus ejecutivos y directivos están cómodos, viven un estado de confort y parecen no interesados en generar cambios. La autopoiesis organizacional, es decir el proceso de replicación constante en lo teórico, cultural y organizacional ha terminado limitando las capacidades adaptativas de la principal industria de Chile. Y, afectando el compromiso con las zonas donde se instalan sus faenas mineras.
Alternativo al concepto de Cluster ha surgido el modelo de los Ecosistemas Regionales de Producción e Innovación, según sea su énfasis. ¿En qué se diferencia del concepto de cluster? La respuesta es obvia, el Complejo Industrial Minero se constituye en un complejo integrado con perspectiva eco-sistémico-relacional, entre la industria y su comunidad de base.
Si ese fuera el modelo aplicado en nuestra zona, las industrias tendrían que asumir un compromiso más evidente con el desarrollo territorial de la zona donde obtienen sus riquezas. Se impondrían nuevas reglas del juego, en una lógica ganar-ganar, entre el complejo industrial y la región. Esto no se corresponde con el modelo que se aplica en la actualidad. Allí esta el contradictorio escenario de las zonas con mayor riqueza y el más alto aporte económico al tesoro público, que al mismo tiempo muestran altos niveles de pobreza y falta de estructuración.
Convivimos con el desprecio cotidiano de ver como las gerencias y cargos importantes se han trasladado desde las regiones mineras hacia Santiago, en otros casos, simplemente se han externalizado hacia otros países. Otra muestra es el desastre que representa para las zonas mineras los sistemas de turnos, que las despoja de los ingresos que debieran robustecer la economía local. Tampoco hay aportes a la dinámica cotidiana de los servicios que ayudaban a robustecer las PYMEs. Nada de eso. Todo está asociado a los grandes capitales nacionales e internacionales. Las ciudades de las “zonas mineras son de paso” para este flujo de dinero. Los aviones viajan llenos de trabajadores, cuyas externalidades quedan en la región y el dinero se va de la zona. Todo es reducción de costos con cargo a la gente y los actores relevantes regionales, en este perverso modelo mental configurado por el concepto de cluster.
Quizás esto explica la molestia de mi amigo Ivan Simunovic, ex Presidente de la Asociación de Industriales de Antofagasta y gran regionalista, que dio una clara señal de fastidio con los actores del Complejo Industrial Minero y actores relevantes de la región. Pero, esto no se superará mientras la región no tenga su propio ecosistema organizacional, social, de poder y sus propios liderazgos superen la nodalidad, con autonomía de pensamiento, sentido estratégico, tomando el destino de la región en nuestras propias manos, con independencia. Ya veremos que trae el futuro.
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