Crimen y Castigo: Cuando el fin no justifica los medios

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Por: Bernardita Espinoza V. Ingeniero Civil Industrial. Universidad de Chile


En estos días se ha desatado una fuerte polémica por el homenaje  (privado) rendido al Criminal convicto, Miguel Krasnoff Martshenko, ex bridgadier del Ejército de Chile, realizado el día 6 de octubre de 2018, en las instalaciones de la Escuela Militar de Chile, homenaje que le habría rendido su hijo, en el marco de una actividad deportiva, con la evidente anuencia de los presentes, nuestros oficiales y futuros oficiales, de nuestro Ejército, de nuestra Patria.

Lo primero que debo señalar es mi respeto por el Ejército de Chile y mi convicción que es una institución de vital relevancia para la Patria. La misión del Ejército de Chile es “Formar oficiales de excelencia para que se incorporen al Ejército y a la sociedad chilena, es decir, líderes virtuosos para asumir los desafíos de la profesión militar, a través de un programa curricular centrado en el liderazgo y que cumpla con el perfil de egreso definido por la Institución. Además, realizar investigación y extensión en áreas que le son propias. Complementariamente, ejecutar las funciones de una unidad militar, permitir el desarrollo de sus integrantes y gestionar los medios dispuestos a su disposición.”

En este contexto, en que nuestro ejército tiene el deber, que le ha encomendado la Nación, de formar líderes virtuosos, vale decir dotados de virtud, ejemplo de rectitud e integridad, es que resulta doblemente preocupante la realización del evento de homenaje a una persona que transgrede todas las virtudes y valores que el ejército debe procurar en sus oficiales, esto es, un criminal convicto, enjuiciado en pleno respeto de las leyes, por el Poder Judicial de Chile, Poder del Estado independiente en una Democracia, como la nuestra. El sr. Krasnoff tuvo un juicio justo, por ende y ejerció su derecho de todo ciudadano a la legítima defensa, y resultó  condenado como culpable de actos criminales ejercidos contra prisioneros y civiles desarmados (compatriotas), consistentes en secuestros, desapariciones, asesinatos y torturas.

Cabe señalar, y la relevancia de este punto es la que motiva mi columna, que el sr. Krasnoff no es enjuiciado por haber participado del Golpe de Estado, ni por haber sido parte de la Dictadura Militar, ni por haber aportado al término de la Unidad Popular, ni por haber sido partidario leal del Gobierno Militar. NO, no es así,  el sr. Krasnoff no tuvo un juicio político, no se han juzgado sus motivaciones, ni sus creencias; el sr. Krasnoff tuvo un juicio penal, relativo a crímenes cometidos contra prisioneros y civiles (compatriotas), actos que aun en época de guerra son considerados crímenes, aun cuando se ejerzan contra enemigos de la Patria, siempre son crímenes.

La defensa férrea que la extrema derecha hace del sr. Krasnoff, así como el discurso de su hijo, en que lo ensalza como héroe de la Patria, está basada en sus motivaciones, y no se hace cargo de los actos realizados, los cuales transgreden las leyes. Pues incluso en el caso, como pasó en la Alemania Nazi, en que hubiera habido una Guerra fehaciente y las víctimas hubieran sido “prisioneros de guerra”,  los actos cometidos por el sr. Krasnoff no dejan de ser delitos. La causa, la motivación, el contexto, no cambia la naturaleza delictual de sus actos.

En este contexto, el repudiar fuertemente el homenaje rendido al criminal convicto Krasnoff en la Escuela Militar, es un deber de nuestro ejército y nuestro Gobierno y no implica, de modo alguno, un juicio de las motivaciones de sus actos, que en la convicción del Ejército de Chile en 1973, pudieron ser, evitar a Chile caer en una Dictadura Totalitaria de Izquierda, cuestión que no habría sido aceptable para un país de tradición Republicana y Democrática, sino que derechamente un repudio a los actos criminales que no pueden justificarse por el  contexto, sino que, lisa y llanamente, corresponden a la ejecución de actos delictuales, de secuestros, asesinatos, torturas y desapariciones de gente (ciudadanos chilenos), que incluso pudiendo ser culpables de delitos, no tuvieron el debido proceso, que si tuvo el sr. Krasnoff, ni la legítima defensa, que si tuvo el sr. Krasnoff, ni el juicio justo, que si tuvo el sr. Krasnoff, ni la condena aplicable acorde a la naturaleza y gravedad de sus supuestos delitos.

Luego, es sumamente preocupante, a raíz de este acto, que se politice y saque provecho mediático, para exacerbar la división y polarización de la ciudadanía, polarización extrema de la cual ya fuimos víctimas en el pasado, de modo que por un lado la extrema izquierda, siempre buscando banderas de lucha que nos retrocedan al Golpe de 1973, al fatal clima de beligerancia que nos llevó a él,  utilice este desafortunado evento en su provecho, en consideración que apoya regímenes que ejercen en forma sistemática actos de violencia y violación de los Derechos Humanos similares a los del sr. Krasnoff y  por otra parte, que la extrema derecha, justifique el homenaje y considere que el sr. Krasnoff, sus actos delictuales, justificadamente condenados por una justicia independiente, hayan sido actos heroicos y patrióticos, cuestionando las sanciones de espíritu democrático y consecuentes con el deber, misión y rol que le cabe al Ejército de Chile, que ha requerido nuestro Gobierno.

NO, me trasgrede que se pretenda poner en el mismo lugar, de los héroes del Ejército de Chile, que dieron su vida por nosotros los ciudadanos de la Patria, héroes que tanto orgullo me merecen, a un criminal, convicto, pretendiendo equipararse con el Subteniente Luis Cruz Martínez o el Capitán Ignacio Carrera Pinto, por mencionar algunos, y que, peor aún, se le pretenda enseñar a nuestros futuros oficiales que un criminal impenitente y despiadado es un ejemplo de heroísmo y patriotismo a seguir.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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