Por: Manuel Baquedano M. Presidente del Instituto de Ecología Política
Este mes las tarifas eléctricas subirán un promedio de diez por ciento. Esta alza es la tercera de un incremento acumulado del 60 por ciento desde el año 2024. Mientras tanto, las distribuidoras de electricidad obtienen grandes cantidades de dinero y avanzan en la implementación de innovaciones técnicas que pueden ser muy nocivas para los clientes.
Tal es el caso del recambio de los medidores de consumo de electricidad en las casas. Según la Superintendencia de Electricidad y Combustible (SEC), este recambio ya alcanzó a tres millones de hogares, es decir, el 40 por ciento de los hogares chilenos.
Estos recambios son voluntarios ya que imponer su obligatoriedad podría recaer en la presentación de un recurso de protección o demanda judicial que, en definitiva, resulte favorable para la ciudadanía. Esto es así porque el recambio de los medidores esconde otros motivos que podrían ser muy perjudiciales para las personas.
Por un lado, las compañías señalan que la implementación de medidores digitales “inteligentes” permite eliminar la electricidad vampiro, es decir, el consumo pasivo de aparatos conectados que no están en uso, ya que estos contadores tienen la capacidad de medir toda la electricidad utilizada. Sin embargo, este problema puede solucionarse de otra manera más simple. Por ejemplo, utilizando en los hogares las popularmente denominadas “zapatillas” que cortan todo tipo de consumo.
Una de las razones detrás de la implementación de estos medidores se vincula con la venta de los datos de consumo hogareños. Además del consumo registrado por el funcionamiento de equipos eléctricos, los contadores digitales pueden recabar más información como los horarios de uso, las características del modelo de aparato según su cantidad de consumo, la ausencia o no de determinado electrodoméstico en un hogar, entre otros aspectos que fomentan el consumo y la obsolescencia programada.
Por otra parte, con la implementación de estos medidores “inteligentes”, la más perjudicada termina siendo la energía solar. Al registrar todo tipo de energías, no sólo la producida a través del sol sino la proveniente de otros generadores conectados a la red, los medidores contabilizan los consumos como procedentes de la misma compañía eléctrica.
Es decir, en vez de descontarse, se suman a la tarifa con la promesa de que la compañía después devolverá administrativamente el valor de esta electricidad. Sin embargo, esta devolución se hace al precio de nudo eléctrico que es una cifra al por mayor, por lo cual el consumidor hogareño pierde entre un 30 y un 40 por ciento del valor de la electricidad que produjo, ya sea con paneles u otros generadores. De esta forma, estos contadores digitales “inteligentes” se convierten en contadores “vivarachos”.
Desde mi punto de vista, el cambio a estos medidores digitales no es recomendable. Nuestra legislación todavía no nos brinda la libertad que necesitamos como ciudadanos para elegir de qué forma queremos generar y consumir la electricidad hogareña. Por otra parte, hay que tener en cuenta que se esperan nuevos aumentos de las tarifas de electricidad en 2025.
Entonces, cuando nos ofrezcan el cambio a estos medidores digitales, pensemos en todos estos factores. Y sobre todo en la energía solar libre. La que necesitamos de manera urgente, sin medidores “vivarachos”.
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