Por: Carlos Montes M. Presidente del Senado
Enfrentar la probidad y promover la transparencia y participación ciudadana son desafíos permanentes e ineludibles para el sistema democrático.
Para el Congreso Nacional el mejoramiento en estas materias ha sido una preocupación constante, desde hace ya varias décadas. Son numerosos los cuerpos legales que se han tramitado, muchas veces sin existir algún hito particular que lo detone.
Como consecuencia de los hechos irregulares vinculados al financiamiento de las campañas, el Gobierno de Michelle Bachelet decidió actuar enérgicamente. Se discutió y aprobó una completa agenda de reformas, de una amplitud y severidad que significaron un incremento notable en los estándares.
El Parlamento cumplió un rol relevante en estos cambios. Todos y cada uno de ellos fueron discutidos y, en general, perfeccionados en su tramitación, la que fue oportuna y expedita.
Sin embargo, este es un desafío permanente. No se agota con algún proyecto puntual ni con un conjunto de ellos. La desconfianza ciudadana en la política y las instituciones obliga a seguir perfeccionando las normas y corrigiendo prácticas.
El Senado está comprometido con seguir avanzando. Sabemos que tenemos un desafío relevante en materia de transparencia, tanto en la forma como en el fondo. Esperamos, en el primer sentido, seguir facilitando el acceso para que los datos públicos con que ya se cuenta sean obtenidos más fácilmente por los ciudadanos y podamos disponer de un mayor nivel de detalle y desagregación.
Asimismo, queremos recoger las inquietudes existentes en torno a áreas que aún pueden tener avances, como las asesorías externas. En ese punto, nos proponemos fijar un marco general respecto de las características y estándares de ellas.
Esperamos avanzar, también, en la instalación de una Unidad de Asesoría Presupuestaria que contribuiría a un análisis más profundo y riguroso de las políticas públicas.
Es imprescindible que el Senado, en particular, y el Congreso Nacional, asumamos de esta forma el desafío de comenzar a reconstruir la confianza. No será una tarea sencilla ni breve. Pero debemos iniciar un camino. Lo peor es hacer como que nada pasara.
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