Por: Maricel Rojas Velásquez. Gerente comercial de Grupo Novandi
La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser vista como una simple tendencia tecnológica, para convertirse en una herramienta estratégica clave en la transformación de los procedimientos operativos. En Chile, las cifras lo confirman: el 73% de las compañías han comenzado a adoptar la IA, aunque en distintas etapas.
Con base en el Informe sobre Inteligencia Artificial Responsable en Empresas, elaborado por el Centro de Ética y Sostenibilidad Empresarial del ESE Business School & PwC Chile, solamente un 5% de los negocios la ha implementado de manera integral, mientras que el 27% se encuentra en una fase experimental y el 41% en un nivel de exploración.
Este análisis refleja cómo las organizaciones chilenas están conscientes del impacto de la IA y su potencial para maximizar los recursos administrativos. Aunque muchas aún están en las etapas iniciales, la adopción de la IA ya está en marcha y avanzando: desde la automatización de trámites contables hasta el uso de chatbots para facilitar relaciones con clientes, la IA está demostrando ser una aliada poderosa para elevar el rendimiento y ofrecer mejores resultados en menos tiempo. Sin embargo, para sacar el mayor provecho a sus beneficios y mitigar posibles riesgos, es crucial evolucionar hacia el diseño de normativas que garanticen un uso eficiente y ético del instrumento.
La principal ventaja de la IA es su capacidad para agilizar la determinación de acciones e incrementar la productividad. En sectores como manufactura, logística y asesoría financiera, la IA está reestructurando la forma en que las corporaciones gestionan sus activos al momento de tomar resoluciones decisivas. Por ejemplo, mecanismos de IA como los esquemas predictivos ayudan a anticipar la demanda de productos, ajustando inventarios y perfeccionando la cadena de suministro, lo que reduce costos y mejora la calidad del servicio.
Chile cuenta con una red tecnológica de primer nivel que facilita la incorporación de tecnologías inteligentes. Conforme a reportes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), más del 66% de las conexiones a Internet en Chile son de fibra óptica, posicionando al país como líder en América Latina en términos de acceso a Internet de alta gama.
Este sólido marco referencial, combinado con el creciente número de startups dedicadas a la IA (que pasaron de 28 en 2018 a 160 en 2024, según el estudio La era de la IA en México. Panorama, tendencias y datos 2024, de Endeavor), proporciona un entorno propicio para el uso de estos desarrollos digitales.
Para adoptar la IA de manera efectiva, las industrias deben prepararse en cuatro áreas críticas: infraestructura tecnológica, capacitación del talento, seguridad cibernética y evaluación de registros.
En cuanto a infraestructura tecnológica, la IA requiere sistemas robustos para procesar grandes volúmenes de información. Los establecimientos comerciales deben asegurarse de contar con plataformas de software adecuadas que permitan la integración de elementos de IA de manera fluida.
Sobre la capacitación del talento, el personal debe estar preparado para interactuar con la inteligencia artificial. Esto implica invertir en formación continua para que los colaboradores comprendan cómo aplicar y ejecutar la IA en sus funciones diarias. Capacitar al equipo para comprender el valor de la IA es imprescindible para su éxito.
La implementación de la IA debe ir acompañada de un protocolo confiable de seguridad para proteger indicadores sensibles y evitar factores adversos.
En evaluación de registros, una integración exitosa requiere consolidar y limpiar las variables disponibles, estableciendo políticas claras de clasificación que aseguren una base informativa homogénea. Los parámetros bien gestionados son el cimiento que permite a la IA generar resultados estratégicos, consistentes y de alta repercusión, optimizando procesos críticos, mejorando la eficiencia operativa y favoreciendo la toma de decisiones más rápidas y precisas.
La receptividad hacia la inteligencia artificial representa una posibilidad realista y estratégica para los actores económicos chilenos. Integrar la IA en las tareas operacionales no sólo repercute en notables niveles de rentabilidad, sino que también aumenta el desempeño competitivo en mercados locales e internacionales. Quienes logren asimilar este conocimiento eficazmente, estarán mejor posicionados para aprovechar las ventajas que ofrece la transformación digital.
Más que una solución tecnológica, la IA actúa como una palanca de inflexión que promueve la innovación empresarial. A medida que los comercios chilenos comiencen a adoptarla, el equilibrio entre la reinvención y la responsabilidad será esencial para garantizar un uso íntegro y genuino. Con su alcance para transformar tanto las rutinas internas de los corporativos como el efecto que generan en la sociedad, la IA emerge como un componente prioritario para las firmas que buscan mantenerse competitivas.
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