Delfina Terrado: “Para mí el paradigma en la educación es poder comprender que una mirada holística es igual o más valiosa que una mirada analítica”

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La experta trasandina, Magíster en Psicología Positiva, realizó la innovadora charla “Beneficios del trabajo de la dimensión socioafectiva en el contexto escolar”


En su charla “Beneficios del trabajo de la dimensión socioafectiva en el contexto escolar”, Delfina Terrado, licenciada en psicología nos permitió reflexionar de una forma innovadora en la segunda exposición parte del Ciclo de Conferencias: “Sentir para Educar y Educar para Sentir: Las emociones protagonistas del aprendizaje”, impulsada por Fundación Minera Escondida, durante el 2021.

 

La trasandina que es especialista en programas de desarrollo de capacidades socioemocionales y bienestar contextual, expuso sobre los beneficios del trabajo en relación con la dimensión socioafectiva en el contexto escolar. Durante el webinar, Terrado invitó a todos los asistentes a abrirse a las emociones y comenzar a trabajar en nosotros mismos, apuntando a generar un beneficio personal, para los niños y niñas y para la sociedad en que vivimos.


En tu exposición, nos adentramos en este tema tan relevante como lo son las emociones. A tu juicio, ¿cómo las educadoras de párvulos y los docentes pueden iniciar está experiencia en las aulas presenciales y virtuales?

“La pregunta plantea un desafío grande, porque cuando pensamos en la educación parvularia ésta está centrada en el individuo, entonces cuando no estás presencialmente es muy difícil de sostener, principalmente porque sucede algo que tiene que ver con la co – regulación. Es como si fuéramos una caja de resonancia emocional: el niño va a desarrollar su emocionalidad a partir de la caja de resonancia del adulto y ahí la necesidad de estar juntos es muy importante”.

“En el caso de las clases virtuales y presenciales, se requiere que el adulto esté presente, se necesita de una guía y acompañamiento muy profundo. Estamos claros que habrá disparadores, pero estando el adulto, se puede de alguna forma controlar esos disparadores que traemos para ver cuáles son las dinámicas que queremos generar o de aprendizaje. En simple, lo que estará resonando en este niño tiene que ver con el adulto que tenga a su alrededor y en este momento no se puede suplantar”.

“De alguna forma tenemos que generar acuerdos en que los adultos, tutores y padres puedan estar muy presentes en ese proceso de aprendizaje, porque este resonar no se puede suplantar, el ser es absolutamente social y en esa sociabilidad necesitamos conectarnos para aprender desde el modelaje de otros”.


Según tu experiencia en la zona, ¿qué le falta al sistema educacional chileno en este tema?

“Noto algunas particularidades, pero no sé si ocurre solo en el norte del país. El sistema educativo chileno fortalece la disciplina y el esfuerzo, sobre todo los resultados. Poner foco en la disciplina y el esfuerzo es muy bueno, pero llega un punto en que el sistema educativo chileno es casi diametral a veces en relación al bienestar de la persona. Me encuentro con profesionales que trabajan muchísimo, que hacen un esfuerzo inmenso por hacer el trabajo que están haciendo, pero al mismo tiempo, tienen muy poco conocimiento de sí de su desarrollo y de que es lo que van necesitando momento a momento”.

“Entonces si yo adormezco mis necesidades y no las tengo en cuenta, de alguna forma estoy estresándome. El nivel de estrés en el sistema educativo chileno es muy fuerte en relación con el trabajo y el esfuerzo. A las personas les genera ansiedad cuando el otro es diferente y cuando las cosas no fluyen como deseo. Entonces hago todo ese esfuerzo porque el otro que es distinto, pero no me estoy deteniendo a entender lo que el otro necesita, porque yo ya estoy fuera de mi eje. Yo veo que esto es un patrón que se repite una y otra vez, y los resultados finales -por muy buenos resultados académicos que sean-, no compensan el “gasto” o “inversión” de reservas humanas que tengo. Y cuando gasto esas reservas, no se recuperan      con facilidad, entonces ese gasto erosiona la humanidad del sistema educativo”.

“Hay otro aspecto particular que se relaciona con el diseño del sistema educativo tradicional. Empieza por no confiar en el otro que está haciendo su trabajo, empezando así a generar acciones para comprobar que el otro hace su trabajo. Le llamó las acciones de micro gestión, porque te esfuerzas por hacer tu trabajo y gastas toda tu energía y además haces acciones para determinar si el otro hace su trabajo, pero necesitamos esa acta por si una vez algo falla. Hay algo de ese sistema que se basa en la desconfianza en el otro, conozco tantos profesionales que aman lo que hacen, a tal nivel que menoscaban su bienestar, que me cuesta entender como adicionan de manera voluntaria acciones de control de lo que tienen que hacer. Esas dos acciones son de narrativas muy antiguas y necesitamos poder transformar y cambiarlas, para que se geste un nuevo paradigma de gestión donde haya una narrativa de confianza, fortalezas, inclusión y diversidad, basado en que todos trabajamos en lo mejor que hacemos, con la confianza de que el otro va a trabajar en lo que tiene que hacer porque le gusta hacerlo y tiene su propósito, porque sí”.


¿Cómo podemos revertir haber vivido tanto tiempo ignorando el papel protagónico de las emociones en el aprendizaje?

“Equiparo las emociones con la naturaleza. Generalmente cuando tenemos incendios y son intencionados, después del incendio siempre se dan brotes naturales de las especies que estaban allí. Por ende, lo que hacemos es cuidar esos brotes, nutrirlos, darle fertilizante orgánico y lo que sea necesario para que continúen creciendo. Durante mucho tiempo le dimos valor a nuestro desarrollo cognitivo, y      arrasamos con nuestras emociones, hicimos desastres emocionales, entonces ahora tenemos jóvenes y adultos con situaciones muy difíciles porque no tiene comprensión de que es lo que les pasa o están totalmente desconectados y apáticos de su mundo emocional, por ende, son personas que tienen menor capacidad de leer la realidad actual y que van a decidir de acuerdo a esa lectura y ahí está el peligro. Si yo tomo decisiones desconectado de mi fuente emocional no voy a tomar las mejores decisiones, porque es como si viera mi realidad en blanco y negro. Para verla a color necesito conectar con mi mundo emocional, por ende, necesitamos identificar y sanar nuestro mundo emocional, pero en algún momento esa balanza va a comenzar a dar resultados en esos dos aspectos”.

“Para mi ese es el paradigma: poder comprender que una mirada holística es igual de valiosa que una mirada analítica y esa integración nos hace trascender, es lo que llamaríamos la integración de la mente y el corazón. Es ahí cuando comenzaremos a pensar de una forma más integrada, eso es lo que tenemos que integrar en la educación, el ser humano es incompleto sin las emociones y sin la mente”.


¿Qué podríamos hacer como sociedad para reconectar con las emociones, dándole el valor que tiene esta mirada holística de la que hablas?

“Creo que tengo muy buenos amigos en Chile, porque tengo el espacio para escucharlos. Cuando una persona se siente segura en la escucha, lo que sucede es que se empieza a abrir y es ahí donde se comienza a ver su particularidad que es tan hermosa. Una de las propuestas que estamos trabajando en el colegio donde trabajo, se llama Círculo de Diálogos Significativos que tiene que ver con generar espacios de escucha y generación de conversaciones significativas. Cuando empiezas a generar este espacio, es una danza entre el compartir y generar espacios de escucha profunda”.

“Así como Maturana y otros profesionales, Chile ya dispone de toda esta sabiduría para llevarlo a la práctica. Si esa sabiduría ya está, es simplemente generar esos espacios de encuentro humano y profundo. Ya sabemos que el chileno trabaja mucho y que todo lo que quiera lo podrá concretar -me refiero a lo material-, por eso tiene que darle espacio a su humanidad. Ustedes tienen una tierra riquísima y cuando nos empezamos desconectar de nuestras emociones, nos desconectamos de la tierra y hacemos estragos. De lo que hablo tiene que ver con esta danza de ser cada vez más humanos, conectando nuevamente con sus corazones”.


¿Qué consejo le darías a todos los educadores y docentes que te vieron hoy?

“Mi consejo sería que exploren: ¿qué me pasa cuando siento esto? ¿qué me pasa cuando me irrito con un estudiante? Esas son algunas de las preguntas que más nos avergüenzan. Cuando nos encontramos en una falla es dolorosísimo porque el que estudió y se desplegó en el rol de educador lo hace con amor. Cuando cometemos un error nos cuesta mucho vernos a nosotros mismos. Mi consejo sería que generen un espacio de reflexión, porque desde ese espacio lo podrán llevar al aula y si tenemos jóvenes y adultos reflexivos vamos a poder transformarnos, en los momentos que sea necesario”.

“Puede ser de la manera que quieran, yo lo que hago medito en la mañana, luego escribo en mi diario si tuve algún conflicto. Los invito a hacer ese espacio donde podemos tener la oportunidad de vernos y de ver al otro”.


 

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