Desafíos de la nueva mesa de la Convención: Capacidad de acuerdos y contrareloj

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La construcción de acuerdos políticos al interior de la convención y el corto plazo que resta para terminar el texto constitucional serán dos de los desafíos que deba enfrentar la nueva mesa encabezada por María Elisa Quinteros y Gaspar Domínguez, según explica el analista de la Universidad Estatal de O’Higgins, Juan Pablo Araya


Un segundo tiempo político es el que vive la convención constitucional, encargada de la construcción del nuevo texto que dirija los destinos de Chile en las siguientes décadas, producto de la elección de una nueva mesa directiva encabezada por María Elisa Quinteros y Gaspar Domínguez, en la presidencia y vicepresidencia.

Sin duda que los desafíos son distintos. La primera mesa, que dirigía Elisa Loncón, tuvo por objetivo construir las bases para un trabajo coordinado y avanzar en un terreno que pocos conocían y que sin duda había que forjar huella. Pero la nueva mesa deberá concentrarse en otros tópicos.

“Sus principales desafíos, en los próximos 6 meses, pasan en primer lugar por la capacidad de construir acuerdos políticos para la definición final del articulado de la nueva constitución. Y esto no es menor debido a lo que vivimos en la reciente elección, de esta misma nueva mesa, luego de bastantes repeticiones y deliberaciones se logró consensuar la nueva directiva. No fue un trabajo fácil, siendo que la conformación de la mesa solo requería de mayoría simple, versus lo que vendrá: cada una de las normas que van a ser incluidas en la nueva constitución, requerirán el umbral de los dos tercios. Eso va a llevar a la necesidad de una mesa que tenga capacidades de articulación, de convocatoria y capacidades de convencer a los grupos políticos dentro de la convención”, explica el doctorante en Administración Pública y Política y jefe de la carrera de Administración Pública de la Universidad Estatal de O’Higgins, Juan Pablo Araya.

Según el también profesor adjunto de Políticas Públicas de la misma casa de estudios será una labor ardua “debido a que hay una atomización de las posturas políticas”. Para Araya hay “distintos bloques políticos dentro de la convención que no ha sido fácil aunarlos y eso se suma a la también menor injerencia de los partidos políticos tradicionales en lograr estos acuerdos en la mesa constitucional actual, particularmente en la presidencia y vicepresidencia, ya que no hay representantes de ninguna de las fuerzas políticas más importantes del país, por lo tanto, la nueva mesa va a tener un trabajo complicado para convocar estos grandes acuerdos”, destaca.

Para el experto, en segundo lugar, está la variable del tiempo que le queda a la convención. “Será una dificultad para la nueva mesa, debido a que va a quedar muy poco tiempo para discutir las materias de fondo. En estricto rigor nos queda construir gran parte de lo que va ser el articulado final del texto constitucional y quedan menos de 6 meses para lograrlo”, explica.

“Probablemente, habrá nuevos ajustes en el cronograma y se deberá sacrificar las instancias de participación ciudadana y el debate. Esto puede abrir un flanco a la nueva mesa, en el sentido de que no convoque a la ciudadanía, a las voces populares de los movimientos emergentes. De allí que tendrá que hacer un equilibrio entre eficiencia del tiempo, pero también en la democratización de cada una de sus decisiones”, puntualiza el analista.

Para Juan Pablo Araya una de las críticas más recurrentes a la antigua mesa podría repetirse. “Esto tiene que ver con la comunicación efectiva de las propuestas de nueva constitución. A diferencia de la anterior, esta nueva mesa directiva se va a enfrentar con el plebiscito de salida y el texto definitivo, previo a la consulta ciudadana. Y en este sentido la mesa deberá mostrar capacidades de comunicación política muy importantes, porque de esto va a depender probablemente el éxito o el fracaso del resultado en el plebiscito”, señala.

Para el experto se tratará de la “prueba de fuego” para esta directiva. “Particularmente para la presidenta y el vicepresidente, producto que son personas que, si bien dentro de los movimientos sociales son conocidos, no tienen mayor posicionamiento dentro de la agenda política. Veremos si estos dos outsiders de la política tradicional tienen las capacidades de comunicar efectivamente los resultados de la convención”, finaliza.


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