Descentralización y Día de las Regiones 2025

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Por: Egon Montecinos M. Decano de Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Austral


El día de las regiones, que se conmemora cada 31 de marzo, es una instancia para reflexionar sobre los problemas, avances y desafíos sobre la temática de la descentralización del Estado.

Desde hace más de 15 años, en estas fechas se han ido visibilizando demandas, que han ido desde la necesidad de contar con elecciones de gobernadores regionales, hasta la necesidad de darle mayores competencias fiscales, políticas, administrativas a municipios y gobiernos regionales.

¿Qué hay de nuevo este 31 de marzo de 2025? Pues, como siempre nos encontramos con luces y sombras.

Las luces se relacionan con que ya tenemos gobernadores y consejeros regionales electos, existe una ley de royalty minero que ha permitido que los gobiernos regionales y municipalidades tengan más recursos fiscales, y el año 2025 contamos con una histórica política de descentralización del Estado.

Respecto de “las sombras”, no cabe duda de que los casos de corrupción en municipios y gobiernos regionales empañaron el naciente proceso de descentralización, hicieron más lento, o derechamente detuvieron la discusión sobre mejores reformas para profundizarlo.

Otros de los aspectos críticos es que los delegados presidenciales regionales seguirán siendo actores relevantes en regiones, la promesa de terminar con ellos al finalizar el gobierno del presidente Boric, no se cumplirá. Muy por el contrario, el nivel central se fortalece en regiones con la presencia de un nuevo seremi de seguridad pública a partir de este año.

Respecto a los desafíos, se vislumbran tres. El primero es hacer confluir una agenda común y consensuada de cambios en favor de la descentralización entre la Asociación de Gobernadores Regionales (AGORECHI), la Asociación Nacional de Consejeros Regionales (ANCORE) y las distintas Asociaciones de Municipalidades (ACHM y AMUCH) para impulsarlas frente al gobierno y el congreso.

Sólo la confluencia y fuerza política de una agenda de cambios consensuada entre actores relevantes puede tener un efecto político importante en la agenda legislativa y en la agenda presidencial actual y la que comenzará el año 2026.

El segundo desafío es avanzar en medidas que potencien la coordinación y la gobernanza multinivel en regiones. El gobierno del presidente Boric, tiene una buena oportunidad de dejar encaminadas medidas en esta dirección. Esto significa, que se promuevan, potencien y formalicen los espacios de coordinación Nación-Región bajo el liderazgo de los gobiernos regionales, aspecto que permita ir fortaleciendo el liderazgo regional en materia de coordinación.

La coordinación es una vertiente de las reformas en descentralización que no ha orientado este tipo de leyes o reformas, muy por el contrario, la coordinación ha quedado supeditada a las voluntades o liderazgos de los gobiernos regionales, lo cual deja a expensas de las personas que ejercen cargos, la posibilidad de encontrar espacios y mecanismos de coordinación efectivos de los servicios públicos desconcentrados y descentralizados en regiones.

El tercer desafío lo constituye instalar, nuevamente, los temas relevantes de descentralización en la discusión presidencial. Esto no será una tarea fácil, dado que los casos de corrupción empañaron la posibilidad de encontrar puntos de encuentro sobre temáticas profundas, o urgentes para mejorar la posibilidad de responder con mejores políticas públicas a los ciudadanos.

La sensación sobre la descentralización este año es algo contradictoria, por una parte, al mirar hacia atrás, podemos comprobar que hemos avanzado mucho. Al mirar el presente, queda una sensación con algo de desazón, principalmente por cómo se ha empañado y detenido el proceso de descentralización. Al mirar al futuro, se vislumbra algo de incertidumbre respecto de cómo un próximo gobierno enfrentará esta temática.

No sabemos si lo hará sobre la base de la desconfianza, el entusiasmo poco realista, el pragmatismo de los acuerdos, o si derechamente la descentralización estará fuera de la discusión presidencial del año 2025. Con todo, vale la pena afirmar que se ha avanzado mucho, que se han cometido errores, y que vale la pena seguir empujando el proceso.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo


 

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