[Editorial] A un año del Acuerdo por la Paz… una nueva oportunidad para la clase política nacional

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Por: Richard Andrade C. Director de Poderyliderazgo.cl


La madrugada del 15 de noviembre del año pasado los líderes de los principales partidos políticos de Chile daban cuenta de haber logrado un acuerdo… no cualquier acuerdo, se trataba del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución. En medio de flashes y micrófonos los representantes de los diversos conglomerados políticos del país se ufanaban de haber logrado establecer un diálogo, entre la oposición y el oficialismo, para alcanzar un ”hito histórico”, un ”triunfo de la democracia” para redactar una nueva Constitución.

Quienes fuimos testigo de ese hecho lo vimos con desconfianza, pues precisamente quienes habían generado gran parte de las condiciones que gatillaron el Estallido Social del 18 de octubre del mismo año, esa noche se alzaban como verdaderos iluminados entregando una solución que el Pueblo Chile venia exigiendo por varías décadas ya.  Chile entero sabía que lo hacían por miedo… simple miedo de perder el poder y nada más.

Nos resultó incomprensible ver la poca empatía y autocritica de estos líderes políticos, que en medio de sus privilegios y corruptelas, se hacían dueños del clamor de millones de chilenos de terminar con el actual modelo económico y social, y avanzar hacia un nuevo pacto social, uno más justo y con oportunidades para todos.

La pandemia del coronavirus no hizo más que ratificar lo que los chilenos de a pie sabíamos y sufríamos por años…  una salud pública debilitada para favorecer a los privados, un sistema educacional más pendiente de los recursos que de sus alumnos, un sistema económico que no tiene piedad alguna para poner por delante las utilidades en desmedro de la vida. En fin, el Chile real apareció en toda su magnitud y la clase política en general siguió sin entender ni conectar con ese país.

A un año de ese ”Acuerdo”, hoy los chilenos miramos con la misma desconfianza a los Partidos Políticos… y cómo no, si de todas las cosas dichas en honor a la democracia y al nuevo trato social, poco y nada se debe a ellos. Por el contrario, han seguido en sus cálculos pequeños sin pensar en el bienestar de Chile y sus habitantes.

El rotundo triunfo del Apruebo no es merito de los Partido Políticos ni de sus representantes, como tampoco lo fue la indiscutida decisión de los chilenos para que sea una Convención Constitucional la encargada de redactar la Nueva Constitución.  El mensaje entre líneas es claro: no queremos senadores ni diputados, pues los chilenos no queremos políticos, a estos políticos en particular, escribiendo el futuro de Chile y con ello determinando la vida, el desarrollo y progreso de las futuras generaciones.

No señores, por decencia den un paso al costado, permitan que sean los ciudadanos, los realmente independientes, los encargados de sentar las bases de este nuevo Chile.  Hoy, no tienen sustento moral ni ético para seguir imponiendo sus visiones e intereses… por decencia permitan que sean los chilenos quienes redacten la Nueva Constitución, legislen para que los independientes y los pueblos originarios tengan igualdad de condiciones para competir como constituyentes y alcanzar un escaño en la Convención Constitucional.

Aprovechen este tiempo para hacer un verdadero proceso de refichaje de militantes y confirmarán lo que han sabido siempre: no logran superar el 5% de los electores de este país.

Gestionen y legislen en favor de los chilenos en medio de una crisis sanitaria y económica que está lejos de llegar a su fin…  presionen a este Gobierno, que ya no gobierna por lo demás, para entregar apoyos directos y concretos y de esta forma hacer frente a la dramática situación que estamos viviendo quienes no habitamos en alguna de las tres comunas del sector oriente de la región Metropolitana.

Por Chile, por los chilenos, es hora que enfoquen todas sus energías en el ”bien común” y dejen el ”bien privado” como máxima premisa a la hora de tomar sus decisiones. Vuelquen sus fuerzas a reencantar a los ciudadanos, vuelvan a poner en valor la ”cuestión pública” y con ello la Democracia.

Recuperen la ética, los valores y principios que deben tener y defender todos aquellos que abrazan el servicio público, pues los partidos políticos son necesarios para avanzar hacia el país que todos queremos, pero no como están, es de urgencia imperativa retomen su verdadero rol en la sociedad, que no es otro que pensar y proponer ideas para el Chile de hoy y de mañana.


 

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