Por: Richard Andrade C. Director de Poderyliderazgo.cl
Este 11 de marzo de 2022 no sólo será recordado como aquella fecha en que los chilenos y el mundo entero presenciaron un nuevo traspaso de mando presidencial. Se trata de uno de los más importantes hitos históricos de nuestro país, pues se entiende que con este acto republicano se cierra un ciclo político y social que viene a terminar con años de abusos, desigualdades, impunidad y menoscabo de las regiones y sus habitantes.
Atrás quedan los 1460 días del gobierno de Sebastián Piñera, un periodo colmado de errores, corrupción, indiferencia y desconexión absoluta con la ciudadanía y sus demandas, que lo instalan con toda seguridad como uno de los peores gobiernos de la historia republicana del país. Tras la tormenta, siempre sale el sol, versa un antiguo refrán popular.
Hoy los chilenos, ya sean de izquierda, de arriba, de derecha y/o de abajo, están ansiosos, otros también temerosos… pero que duda cabe que la gran mayoría de quienes viven en este país albergan la esperanza de un Nuevo Chile para Vivir Mejor.
Los ciudadanos de regiones esperan que se les valore y trate con dignidad y respeto; las mujeres ven con esperanza avanzar decidamente hacia un estado que las reconozca e incorpore realmente en los diversos ámbitos de la sociedad; los adultos mayores esperan una mayor protección previsional y social; los jovenes albergan posibilidades reales de desarrollo y crecimiento sin importar de donde vienen o que apellido tienen.
Los desafíos de corto y mediano plazo son enormes, ya que los cambios que requiere la sociedad chilena necesitan de nuevos diálogos políticos y sociales, donde todas y todos deben aportar con real voluntad para alcanzar los acuerdos necesarios para transformar Chile.
Son millones las esperanzan y anhelos que descansan en el gobierno de Gabriel Boric, en ese joven magallánico que con tan solo 36 años ha logrado convocar a la centro izquierda chilena en torno a un proyecto país que promete avanzar en la construcción de una sociedad con mayor justicia y equidad social.
Este 11 de marzo se convierte también en una nueva oportunidad para la clase política criolla, para los diputados y senadores, para los partidos políticos y sus dirigencias, ya que deben responder diligentemente a las transformaciones que exigen los habitantes de todo el territorio nacional. El Congreso debe imperativamente conectarse con la realidad social y económica del país, no pueden, ni deben seguir legislando para unos pocos en desmedro de todos.
Se inicia un nuevo ciclo en el país más austral del mundo, asume un nuevo gobierno que quiere dejar atrás la clásica política para garantizar el rol estelar que tiene y tendrá la Convención Constitucional en su gran tarea de redactar una nueva Constitución y con ello responder al clamor popular manifestado con fuerza y decisión, el pasado 18 de octubre de 2019, para decir ya no más”.