Por: Manuel Baquedano M. Presidente del Instituto de Ecología Política
La temperatura del planeta nunca había sido tan alta. Según el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, los últimos diez años han sido los más calurosos de la historia humana y el año 2024 fue, directamente, el más caluroso de los últimos cien mil. Esta cifra fue respaldada por el director del Observatorio Meteorológico de la Unión Europea, Copernicus, el italiano Carlo Buontempo.
Mientras la temperatura del planeta sigue aumentando, a nivel mundial predomina el paradigma de la producción, que sostiene que la ciencia y la tecnología resolverán la crisis climática. Este enfoque cuenta con el apoyo tanto del neoliberalismo como del marxismo y otras ideologías intermedias.
Sin embargo, en el futuro, es probable que este paradigma pierda injerencia frente al de la habitabilidad, que se cuestiona en dónde viviremos e impulsa un cambio social y en los modos de vida.
¿Qué relación tiene el nuevo orden mundial con la crisis climática?
El paradigma de la producción, aceptado por la gran mayoría de las personas, sólo considera el riesgo económico. Por ejemplo, si falta energía en una sociedad, el paradigma indica que esto se debe a una mala estimación, ya sea por un bajo crecimiento económico o porque hubo problemas de interrupción logística. Los economistas tradicionales sólo miden el riesgo en variable económica, es decir, el riesgo es esencialmente económico.
Por otra parte, desde el punto de vista de la geopolítica, es necesario hacer un análisis sistémico de la civilización humana pues la crisis climática como tal no afecta a un solo país, sino que abarca a todo el planeta.
En estos días se inaugura con la nueva presidencia de Donald Trump en Estados Unidos un nuevo orden mundial. Al considerar las primeras medidas que ha tomado el Presidente, podemos reconocer tres potencias que se transformarán en los pilares de este nuevo orden: Estados Unidos (una potencia en declive), China (potencia en ascenso) y Rusia (primera potencia nuclear).
¿Qué pasará con Europa? No lo sabemos aún, pero podría ser sacrificada en este nuevo orden mundial, aunque Occidente se niegue a aceptarlo.
En este contexto, una de las primeras medidas de Trump estuvo signada por el negacionismo climático: Estados Unidos se retiró del Acuerdo de París sobre el clima. Este retiro, a partir del cual el Acuerdo directamente se muere, deja a Estados Unidos sin hacer nada en relación a la crisis climática a pesar de ser el segundo país, después de China, que más contamina el planeta.
De acuerdo al semáforo del clima, podríamos concluir que, con esta decisión de Estados Unidos, finaliza la situación de alerta climática que presentamos en otras ocasiones como “alerta amarilla”. Hoy, si deseamos tener mayores posibilidades de sobrevivencia, debemos ser capaces de adaptarnos profundamente en un escenario de “luz naranja”. Esto implica también darle lugar al paradigma de la habitabilidad.
Recordemos que las nuevas civilizaciones siempre nacen en el seno de otras que están muriendo.
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