El Reloj del Juicio Final

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Por: Manuel Baquedano M. Presidente del Instituto de Ecología Política


El Reloj del Juicio Final es una metáfora que indica lo cerca que estamos como humanidad de nuestra autodestrucción.

Este reloj fue creado en 1947 por la Junta Directiva del Boletín de Científicos Atómicos, integrada por Albert Einstein, Robert Oppenheimer y otros científicos que participaron en el desarrollo de la primera bomba atómica, conocida como Little Boy. Tras analizar las consecuencias del uso de la bomba en Hiroshima y Nagasaki, estos científicos concluyeron que no debía volver a emplearse.

Durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962, la Junta Directiva que fija el grado de autodestrucción de la humanidad no alcanzó a reunirse a tiempo y el Reloj del Juicio Final quedó a siete minutos.

Sin embargo, cuando la Junta logró reunirse, decidió ajustar las manecillas del reloj a 90 segundos de medianoche. Sin lugar a dudas, la crisis de los misiles fue uno de los momentos más peligrosos que ha vivido la humanidad.

Actualmente, en enero de 2025, las manecillas del reloj están a 89 segundos de medianoche. Nunca antes la humanidad había estado tan cerca de su autodestrucción.

La hiperamenaza que nos toca vivir se ha ido agravando. Tanto es así que, en 2024, el Reloj del Juicio Final incorporó la crisis climática como un motivo más de autodestrucción. En este contexto, es probable que el Reloj del Juicio Final nos acompañe un tiempo más, mientras exista y aumente el peligro de una guerra nuclear.

Los ciudadanos y ciudadanas, personas comunes y corrientes, no podemos hacer nada para evitar una guerra nuclear. Está fuera de nuestro alcance. Más aún cuando la inteligencia artificial ha automatizado las respuestas que tienen estos sistemas de guerra.

Una vez, en los albores de la era nuclear, le preguntaron a Albert Einstein su opinión sobre una guerra de estas características. Según menciona la periodista estadounidense, Annie Jacobsen, en su libro “Guerra nuclear: un escenario” (Penguin Random House, 2025), Einstein respondió: “No sé con qué armas se librará la tercera guerra mundial, pero sí sé que la cuarta se luchará con palos y piedras”.

Tampoco debemos olvidar lo que dijeron Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov, los dos principales líderes de las potencias nucleares, en la cumbre de Ginebra realizada en 1985: “una guerra nuclear no se puede ganar y jamás debe ser librada”. En otras palabras, una vez desatada la guerra, tampoco resulta importante saber quién la ha comenzado…

En su libro, Annie Jacobsen concluye: “El enemigo de la humanidad son las armas nucleares. Y siempre lo han sido”.   Tiene toda la razón.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo


 

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