Por: Viviana González. Gerente BPO y Plataformas en Grupo Avanza
Como en cada diciembre, vemos que abundan las fiestas, paseos y celebraciones en distintas empresas, con la idea de reunir a los colaboradores y festejar fin de año en un ambiente de distensión, distinto al de las actividades del día a día. Estas instancias son parte de la cultura organizacional del país y también son percibidas como una oportunidad para relajarse, compartir y cerrar el ciclo con alegría.
Y aunque ese sea su principal objetivo, desde el punto de vista de los líderes representan algo más profundo, e incluso estratégico, al ser eventos que permiten fortalecer vínculos, agradecer, inspirar a los equipos y reforzar el sentido de comunidad y pertenencia.
¿Cómo pueden los líderes aprovecharlos al máximo? Creo que el primer punto en la lista es la participación activa. No ir a la fiesta de fin de año o suponer que es “algo para que los trabajadores se diviertan entre ellos” es un error, porque en un contexto laboral donde suele priorizarse la productividad, las celebraciones permiten que los líderes muestren su lado humano.
Compartir con los demás, conocer otras experiencias y puntos de vista es útil para reforzar lazos que serán beneficiosos durante los próximos meses.
También es importante estar presentes desde la conexión y la empatía. Un líder que escucha y conversa con las personas en las fiestas corporativas no sólo será mejor percibido, sino que además está enviando un mensaje implícito a los equipos, haciéndoles saber que todos son importantes y dignos de valoración.
Otro aspecto importante es el respeto. Un buen líder entiende que cada colaborador es diferente y por eso, es fundamental crear un ambiente inclusivo donde uno se sienta cómodo. Esto implica organizar actividades que sean respetuosas y que incluyan diferentes formatos, por ejemplo, la opción de bailes, paseos, competencias deportivas, juegos, o simplemente, un espacio informal de conversación y relajo.
Por último, la celebración en sí es una instancia perfecta para reconocer los logros y esfuerzos obtenidos durante el periodo. Destacar lo positivo aumenta la motivación general y es la manera más efectiva de decir a los demás que esperamos seguir contando con su compromiso.
Además, el sentimiento generalizado de cierre del año abre la ventana al nuevo ciclo, y un mensaje inspirador por parte del líder, que conecte con el propósito de la empresa y los desafíos futuros, convierte la fiesta en el puente de lo que vendrá a partir de enero.
La invitación es a que veamos las fiestas de fin de año una herramienta de conexión entre personas que pertenecen a una misma empresa y que necesitan estar unidas para cumplir de mejor manera sus funciones. Participar en ellas y buscar que todos los asistentes se lleven un buen recuerdo es preocuparse del bienestar de las personas, algo que debemos promover de forma constante.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.