Por: Viviana González. Gerente BPO y Plataformas en Grupo Avanza
Hace algunas semanas se celebró en todo Chile el Día del Minero. En un país donde somos líderes en la producción mundial de cobre y la minería es una industria clave en el desarrollo e identidad local, ser minera o minero es mucho más que un simple trabajo; muchas veces esta labor es vista como un honor con un sentido de vocación y responsabilidad.
La minería ha sido históricamente el motor de la economía chilena. En 2023, representó cerca del 12% del PIB nacional y más del 50% de las exportaciones totales, según datos del Banco Central de Chile. Este sector genera empleos para más de 227.000 personas de forma directa.
Pero más allá de las cifras, la industria se ha convertido en un símbolo del esfuerzo y el compromiso de miles de trabajadores que contribuyen al progreso del país. También, en los últimos años, se ha notado un creciente interés por alcanzar la equidad de género e integrar a más mujeres en áreas donde existe una histórica predominancia masculina.
Sin embargo, ser minero no es tarea fácil. Los desafíos son muchos, desde las condiciones de trabajo en los yacimientos, con temperaturas extremas y la exposición a riesgos laborales que se enfrentan con numerosas medidas de seguridad. A esto se suma la presión de adaptarse a nuevas tecnologías y prácticas sostenibles en un contexto donde la industria minera enfrenta un juicio ambiental cada vez mayor.
Según el Consejo Minero, las empresas del rubro están invirtiendo en innovación y tecnología para reducir su huella de carbono y mejorar la seguridad de los trabajadores, pero el camino hacia una minería sostenible no ocurre instantáneamente y requiere de años para concretarse.
A diferencia de otros sectores, la minería trabaja 24/7, los 365 días del año, sin nunca detenerse. Por eso es clave ofrecer a los trabajadores el soporte necesario y también la mayor cantidad de herramientas tecnológicas disponibles para que puedan cumplir sus funciones diarias de manera óptima y sin alterar su calidad de vida.
Es vital, por ejemplo, gestionar de la mejor manera posible los beneficios, digitalizar la información de cada miembro considerando el contexto de empresas de alta dotación de personal y entregar respuestas rápidas frente a cualquier requerimiento relacionado con beneficios, transporte y alimentación, entre otros.
En pleno 2024, la profesión de minero o minera debe seguir estando ligada a conceptos como clásicos seguridad y bienestar, pero también debemos agregar y/o reforzar otros: modernización, adaptabilidad, inclusión con enfoque de género, valoración y respeto. La minería es un pilar fundamental del desarrollo económico de Chile, pero para que continúe siendo sostenible y justa, debemos poner siempre a las personas en el centro de toda estrategia.
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