Por: Komal Dadlani. Bioquímica y cofundadora de Lab4U
El viernes 6 de septiembre fue un día triste para quienes trabajamos en educación tras el deceso de Melina Furman, bióloga y educadora argentina que se convirtió en la máxima referente dentro de su área. El impacto es tan grande como su legado, gracias al trabajo que realizó toda su vida por transformar y mejorar profundamente la educación y el aprendizaje como herramientas fundamentales para cambiar realidades y revolucionar el mundo.
Melina Furman fue una de las autoras y pensadoras en educación científica más influyentes de toda Latinoamérica; pero lo más importante en esta vida, una muy querida esposa, madre, hermana, colega, profesora y amiga.
Tuve la suerte, el honor y el agrado de conocerla y compartir con ella en varias instancias en donde me inspiró con su esencia, amistad y sabiduría, y también debo reconocer que sus bellas e inspiradoras obras en el ámbito de la educación científica han sido fuente de inspiración para mí, para todo el equipo de Lab4U y para muchas otras personas que forman parte de la comunidad de educadores y educadoras, no sólo en ciencias, también en el mundo del aprendizaje y enseñanza de Latinoamérica.
En un mundo que necesita de preguntas y respuestas para entender todo lo que está pasando, con avances tecnológicos nos sorprenden día a día, su fuerte énfasis en el desarrollo de habilidades cognitivas en los estudiantes, el fomento de la curiosidad, el aprendizaje basado en la indagación, el aprendizaje perdurable y profundo, y los círculos de comprensión, son fundamentales para impulsar el pensamiento crítico desde muy temprana edad y tener claro que ante todo, somos personas y nuestro valor humano es lo que nos hace únicos.
Melina siempre situó a los profesores como motores claves dentro de la sociedad. Gran parte de su trabajo está dirigido a la formación docente, la mejora de prácticas pedagógicas y el desarrollo de recursos que ayuden a los educadores a aplicar nuevas estrategias en el aula. “Los maestros tienen el poder de cambiar vidas, y eso pasa cuando logran que sus alumnos se apropien del conocimiento y puedan hacer preguntas nuevas”, era uno de sus planteamientos.
La muerte de Melina Furman causa una gran tristeza entre quienes la conocimos, pero es también una invitación a continuar trabajando en torno a su legado, difundir sus ideas ante nuevas audiencias y sobre todo, contribuir para que más niños, jóvenes, estudiantes y profesores disfruten del aprendizaje y la enseñanza con curiosidad, pasión y dedicación.
Sus charlas TED son inspiradoras y están disponibles para cualquiera, sumando más de dos millones de visualizaciones. Estudiar sus podcasts y sus libros es un “must” como un regalo para la humanidad. Entre los títulos más reconocidos están: “Guía para criar hijos curiosos”, “La ciencia en el aula” y “Enseñar distinto” .
Todos tenemos el potencial de reflexionar y aprender algo nuevo en cada minuto de nuestras vidas mientras indagamos, experimentamos y simplemente, vivimos. Tal como decía Melina, el pensamiento crítico no se enseña diciendo a los demás que piensen de manera crítica, se enseña creando condiciones para que cada persona pueda preguntar, buscar y encontrar respuestas por sí mismos en este hermoso mundo que nos rodea.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.