Escenarios de movilidad Social en el contexto de la educación superior chilena

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Por: Katherine López Arias. Rectora – Universidad de Aconcagua


Chile ha transitado desde un sistema de educación superior elitista, con modalidades de formación más tradicionales y financiado mayoritariamente por el Estado, a un sistema masivo y diversificado, que se financia en gran parte con recursos privados y que permite el acceso a personas de distintos niveles socioeconómicos de la población, posibilitando así el aumento de estudiantes provenientes de sectores más carenciados y de aquellos que,  en muchas ocasiones, cumplen también el rol de trabajador/a y jefe/a de hogar.

De igual manera, las instituciones de educación superior se han incrementado en las últimas décadas. Actualmente hay 18 universidades estatales, 41 privadas, 42 institutos profesionales privados, 47 centros de formación técnica privados, con diferentes modalidades de  enseñanza, entre ellas, presencial, semipresencial y on line, y jornadas diferenciadas en diurno y vespertino, lo que también ha ayudado a aumentar las posibilidades de ingreso a la educación superior, tanto para jóvenes y adultos, respondiendo así a las nuevas demandas de la sociedad.

Gracias a esta nueva realidad, los/as estudiantes trabajador/es, que en muchas ocasiones son también jefe/a de hogar y se caracterizan, en ocasiones,  por ser la primera generación en sus familias con inquietudes de iniciar procesos formativos formales, hoy cuentan con nuevas posibilidades de acceso a la educación superior que antes no disponían, lo que les abre un horizonte más promisorio para desarrollar sus vidas.

En este escenario, las instituciones de educación superior, principalmente las que reconocen tener vocación regional, tienen un rol importante que asumir, sobre todo en la implementación de políticas que permitan el acceso a estas personas. Y adicionalmente, en la generación de mecanismos de retención para quienes con doble esfuerzo ingresan a la educación superior con la finalidad de poder optar a mejores oportunidades en el mundo del trabajo, mejorar su calidad de vida y en definitiva, avanzar aún más como país en la siempre necesaria movilidad social.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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